La fotografía hipnótica y poética de la mexicana Graciela Iturbide gana el Princesa de Asturias de las Artes 2025

Galardón

De las comunidades indígenas a los pájaros, Iturbide ha construido una obra profundamente personal que la ha convertido en una de las fotógrafas más destacadas de la escena contemporánea

Autorretrato de Graciela Iturbide en 1989

Autorretrato de Graciela Iturbide en 1989 

Graciela Iturbide/Colecciones Fundación Mapfre

La fotografía hipnótica y poética, siempre capaz de hacer aflorar metáforas inusuales, de Graciela Iturbide (Ciudad de México, 1942) ha logrado el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025 concedido hoy. A lo largo de las décadas Iturbide ha construido una obra intensa y profundamente personal que ha ido del retrato al paisaje, de las fotografías de las comunidades indígenas de México, como los indios seris, al baño de Frida Kahlo -fue la encargada de fotografiarlo por vez primera tras años de permanecer sellado por Diego Rivera- o a su fascinante ensayo sobre los pájaros, a los  que ha pasado años fotografiando. Unos trabajos que la han convertido en una de las fotógrafas más destacadas de la escena contemporánea internacional.

'Chalma', México, 2008, fotografía de Graciela Iturbide

'Chalma', México, 2008, fotografía de Graciela Iturbide 

Graciela Iturbide/Colecciones Fundación Mapfre

De hecho, Iturbide es uno de los grandes nombres de la fotografía artística de inspiración social y cultural, con un talento para enmarcar lo que llama su atención capaz de convertir en místico lo cotidiano o de apuntar al centro de cuestiones cruciales de nuestra sociedad. Un talento que ha sido reconocido con la concesión de galardones clave en la fotografía como el Premio Hasselblad en 2008 y ahora con el Princesa de Asturias de las Artes por un jurado presidido por Miguel Zugaza en el que figuraban Claude Bussac, Josep Maria Flotats, Joan Matabosch, Maria Pagés, Christina Rosenvinge, Carlos Urroz o la directora de Arco, Maribel López.

La trayectoria a caballo entre lo documental y lo poético de Iturbide se inició a finales de los años sesenta. Fue entonces cuando al ingresar en el Centro de Estudios Cinematográficos de México para convertirse en directora de cine descubriría en la cámara fotográfica su vía principal de expresión de la mano de Manuel Álvarez Bravo, el gran maestro de la fotografía mexicana, que le transmitiría el legado tanto de los valores artísticos vinculados al arte moderno como de la rica y compleja cultura mexicana.

Horizontal

Graciela Iturbide fotografiada en 2011 

Sáshenka Gutiérrez / EFE

Su mirada transformaría pronto lo cotidiano en imágenes de inquietante belleza, con una dualidad siempre presente: de lo real a lo onírico y de la vida a la muerte. Entre 1970 y 71 trabajaría como asistente de Álvarez Bravo, acompañándolo en viajes a través de México. Y en los años siguientes viajaría por América Latina, particularmente por Cuba y Panamá. En 1978 fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país. Ahí decidió fotografiar el pueblo seri, un grupo de pescadores nómadas en el desierto de Sonora al noroeste de México y cercano a la frontera con Arizona.

Una de las fotografías de Gabriela Iturbide

'Nuestra Señora de las Iguanas', Juchitán, México, 1979, de Graciela Iturbide 

Graciela Iturbide

Un año después fue invitada por el artista Francisco Toledo a fotografiar el pueblo de Juchitán, que forma parte de la cultura zapoteca en Oaxaca, en el sureste mexicano. La serie iniciada en 1979 y continuada hasta 1988 tuvo como resultado la publicación del libro Juchitán de las Mujeres en 1989, que explora el rol esencial de las mujeres en este municipio y también el rol de los muxes, un colectivo del sexo masculino que asume roles femeninos y constituye una identidad de género propia de la cultura zapoteca. 

'Magnolia', una fotografía de Graciela Iturbide

'Magnolia', Juchitán, México, 1986, una fotografía de Graciela Iturbide

Graciela Iturbide/PhotoEspaña

Unos trabajos con las comunidades indígenas que ponen de manifiesto bajo su mirada la fragilidad y la difícil subsistencia de los sistemas socioculturales que conviven bajo otras culturas hegemónicas, la presencia del rito en la gestualidad cotidiana y la dimensión simbólica de paisajes y objetos.

'Árbol con pájaros' de Graciela Iturbide

'Árbol con pájaros' de Graciela Iturbide 

Graciela Iturbide/PhotoEspaña

Durante las dos últimas décadas del siglo XX sería invitada a trabajar en Cuba, Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría, París y los Estados Unidos, produciendo un importante número de trabajos.

Sus exposiciones individuales se han podido ver en los grandes templos del arte, desde el Centre Pompidou al San Francisco Museum of Modern Art, el Philadelphia Museum of Art, el Paul Getty Museum o el Barbican. En España la Fundación Mapfre de Madrid le dedicó una gran exposición en 2009 junto al Centro José Guerrero de Granada y justamente en el festival PhotoEspaña de Madrid de este año Iturbide será objeto de una gran exposición en la Casa de México de Madrid a partir del 19 de junio bajo el título Cuando habla la luz

Una muestra que incluirá algunas de sus imágenes más representativas, en las que se mira a sí misma y al exterior: se retrata con serpientes que emergen de la boca o con pájaros muertos en los ojos, a la vez que sus paisajes con pájaros son irreales. La muestra incluirá fotografías de la serie El baño de Frida, con las que documentó la reapertura del baño de la Casa Azul, en Coyoacán, donde se resguardaban objetos y documentos de Frida Kahlo.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...