La ONCE convierte en 'invidentes' a los escritores Rafel Nadal, Martí Gironell, Tània Juste y Coia Valls

Experiencia  sensorial

Los autores se ponen en la piel de personas ciegas en un taller de braille que les venda los ojos y les invita a sentir y a aprender como lo hacen las personas sin visión

Martí Gironell, Coia Valls, Tània Juste y Rafel Nadal con Jordi Cardús

Los escritores Rafel Nadal, Martí Gironell, Coia Valls y Tània Juste, prestos para la prueba, atienden las indicaciones de Jordi Cardús

Mané Espinosa

“Cerrad los ojos”. Estas son las palabras que Rafael Nadal, Martí Gironell, Tània Juste y Coia Valls han escuchado justo antes de empezar el primer taller inmersivo de braille que organizaba el Grupo Social de la Once durante la Semana de la ONCE. Con motivo del 200 aniversario de la lectoescritura en braille, el invento que revolucionó el mundo de los ciegos, la corporación ha puesto a prueba a los escritores. Durante toda la mañana, han aprendido y han experimentado lo que es leer totalmente a ciegas.

David Vázquez, técnico de braille, les ha explicado el proceso de impresión. Trabajan, principalmente, para estudiantes. Hacen libros a demanda con temáticas que van desde la música, la química y la física hasta los idiomas. Si se requiere de una traducción a otra lengua, consultan la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. La ONCE cuenta con una sala de producción informativa con más de 90.000 libros digitalizados: “La imprenta braille es un servicio a la vista, al tacto y a las texturas”, les ha dicho Vázquez a los cuatro escritores que se mostraban perplejos ante el escenario. 

Jordi Cardús, promotor de braille de la ONCE, ha sido el encargado de dirigir el taller de aprendizaje: “Alumnos míos, a los seis puntos del braille les llamaremos signo generador porque son los que pueden generar hasta 64 combinaciones que harán las letras, números, signos de puntuación y notas musicales”. 

Louis Braille, quien perdió la vista en su infancia, creó el alfabeto braille cuando tenía quince años. Consta de tres hileras que van de la A a la J, de la K a la T y de la U a la Z. La presencia o ausencia de puntos determina la letra, el número o la simbología prevista para ser leída. Si se quiere convertir una letra en mayúscula, cursiva, número o nota musical, es necesario utilizar signos complementarios antepuestos a una determinada combinación de puntos. El sistema, arduo y complejo, ha dejado boquiabiertos a Nadal, Gironell, Juste y Valls.

David Vázquez explicando a los escritores el proceso de impresión

David Vázquez, explicando a los escritores el proceso de impresión

Mané Espinosa

Cardús les ha repartido unos cartoncillos con un texto en braille y un alfabeto con el que los participantes han tratado de descifrar de qué letra se trata cada grupo de puntos que había en los cartoncillos. Las mujeres son las que han tomado la delantera. “¿Es una F?”, les decía Tània Juste. “Creo que es una M”, le respondía Coia Valls. Ante la pregunta del promotor sobre cómo lo llevaban, Martí Gironell no tardaba en responderle que “navegando”. La força del destí, la novela de Martí Gironell, era el mensaje que había escrito en braille en el cartoncillo. Al descubrimiento de este texto, le seguían Amor prohibit, de Coia Valls; Amor a l’art, de Tània Juste, y Quan en dèiem xampany, de Rafel Nadal. 

En la zona de encuadernación, Claudio Muñoz, responsable del servicio bibliográfico de la ONCE, les ha detallado cómo se fabrican los ejemplares de libros. Se trata de un trabajo manual. “El papel fuser con el calor hace que la tinta negra se inflame y vaya creciendo. Se puede tocar mucho mejor”, les explicaba.  Coia Valls tocaba uno de los ejemplares de ¿A qué sabe la luna?, de Michael Grejniec, un libro infantil sobre animales curiosos, que se estaba construyendo in situ. “Este león que tiene poco pelo podría ser el abuelo de la manada”, decía Valls al  compararlo con los otros libros donde los leones tenían más pelo. Se trata de una actividad artesanal, por lo que no hay ningún ejemplar que sea igual. Los libros tienen un precio simbólico de 10 euros para los afiliados a la ONCE.

Imagen del proceso de creación de “¿A qué sabe la luna? de Michael Grejniec

Imagen del proceso de creación de “¿A qué sabe la luna? de Michael Grejniec

Juan Manuel Espinosa Doblado

Cierra los ojos es el título del cuento interactivo que los escritores han vivido de primera mano. Dos miembros de la entidad ponían voz al cuento, mientras a los cuatro escritores se les ha tapado la vista con un antifaz y han vivido la historia a ciegas. “Me he sentido un privilegiado de poder vivir la experiencia y de ver todo el trabajo que realizan desde la ONCE. La literatura abre las puertas a otros mundos, pero es que para las personas ciegas es literal”, ha relatado Martí Gironell a los medios. 

Un último taller dedicado a la comida ha puesto la guinda en el  pastel. Se trataba de un tapeo a oscuras donde los cuatro participantes han aprendido que  los platos se colocan como si fueran un reloj. Las 12 representa la parte de arriba y las 18 la parte de abajo. Para comer la tortilla que les han servido han tenido que aprender a notar el peso de la comida. El pan les hacía de guía para no equivocarse, aunque, no por ello, se han evitado las anécdotas . “Coia me ha intentado robar el vaso”, les contaba Martí al resto de compañeros.

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