Se hace llamar Young King, y si se trata de reguetón es difícil discutirle el título a Michael Anthony Torres Monge, conocido como Myke Towers tanto por su público como por Spotify, que le señaló como el artista más escuchado en España durante el 2024. Con estos títulos y una enorme pantera hinchable en medio del escenario se presentó anoche el portorriqueño ante 16.800 fieles que agotaron (llevaban meses así) las entradas en la primera de las dos noches de sold out en el Palau Sant Jordi.
Sin banda ni cuerpo de danza, tirando solo de bases grabadas, Towers presentó sus dos últimos trabajos, La pantera negra y Like Mike, ambos del 2024. Reguetón, rap y trap de letras fanfarronas con las que Towers, rapero en sus orígenes, se ha convertido en monarca de un público que asistió a la coronación aferrado en todo momento al móvil, artefacto responsable de engrandecer los temas del boricua gracias a los bailes virales de TikTok.
Jóvenes que ni siquiera podrán pagar el alquiler de un piso cantaron anoche “¿Gucci o Prada? Quiere una cartera Christian Dior”, versos de Van Cleef donde Towers, que dejó la carrera de empresariales para dedicarse a la música, cuenta que “ella no quiere boda, trajo un vibrador de anillo”. Es uno de los cortes de Like Mike, al igual que Reverendo, cuya intro de coro gospel sirvió para comenzar una velada entre llamaradas pirotécnicas en la que sonaron casi medio centenar de temas. Semejante registro maratoniano permitió repasar la carrera entera de Towers, que se presentó vestido enteramente de blanco, con chaqueta, pantalón corto y sombrero de pesca Prada del mismo color.
Más de 16.000 personas llenaron el Sant Jordi, como lo harán este jueves otras tantas
El sonido rapero pronto dio paso a la faceta más comercial del repertorio con Lala, el reguetón más exitoso de Towers, que puso a cantar y bailar todo el Palau, seguida por Girl y Si se da, otro de sus primeros éxitos. La música sonaba a todo trapo aunque sin llegar a forzar la interrupción del concierto tal y como sucedió en Madrid el pasado miércoles, al exceder el límite de decibelios permitidos.
Lo que no se podía controlar era el ruido provocado por los fans, entre ellos numerosos adolescentes acompañados por padres que preferían no conocer en profundidad las letras que cantaban sus retoños, muchos de los cuales recordarán para siempre este concierto por ser su primer Sant Jordi. De lo que no cabe duda es de que conocían de memoria Almas gemelas o Pareja del año, popularizada junto a Sebastián Yatra, en un bloque de reguetón acaramelado que contó también con Relación rota o la colaboración con Wisin Mi niña, que como las demás sonó con la voz enlatada del invitado.
El trap dominó el siguiente tramo del concierto, que arrancó con la mencionada Van Cleef, Qué quieres de mí, Billy Van o Sport+ sucedieron coreadas por el público, dispuesto a tomar el relevo de Towers cada vez que lo pedía, y fueron muchas en un formato de concierto que por momentos se tornó en un karaoke multitudinario para alegría del joven público.
La pantera que dominó el escenario de Myke Towers
“¿Dónde están las mujeres solteras? Preguntó una y otra vez Towers, que se bastaba él solo con el micro para dominar el Palau, caminando de un lado a otro por la primera línea del escenario. Detrás suyo, la pantera hinchable rellenaba dócil e impasible el mucho espacio que el cantante no utilizaba. “¿Dónde están los locos que vienen a cazar?” Preguntaba para mantener el equilibrio de géneros en una actuación milimetrada donde buscó una y otra vez la complicidad del público. Así lo hizo al invitarles a cantar la caribeña La Capi a medio concierto, cuando ya se había quitado la chaqueta, o utilizando las pantallas a modo de mòvil, grabado de espaldas a la gente por un miembro de su equipo para cantar directamente a las pantallas gigantes.
El Cielo, Diosa o Adivino, finalizada entre serpentinas, añadieron más azúcar para alegría del mayoritario público femenino, que se hacía notar especialmente al corear los estribillos de éxitos como La playa, que acumulan cientos de millones de reproducciones.
Como contrapunto regresaba el rap de Hora cero o Los Bo, para la que invitó a subir a varias personas del público, entregándoles el micro para que añadieran su voz a MIB o Burberry mientras el rey de la noche les firmaba autógrafos o se hacía selfies con ellos sobre el mismo escenario. Todo en una fase dominada por temas raperos como Si la calle me llama o Jóvenes millonarios que las llamaradas se encargaron de caldear.
El final de fiesta llegó tras 90 minutos de concierto ininterrumpido con La curiosidad, Degenere y La playa del inglés, la colaboración con Quevedo que fue especialmente aclamada. Un último arreón antes de que La falda cerrara el desfile triunfal de Towers por la tierra que más le escucha.
