Más allá de las pinturas murales de la sala capitular, las obras que integraban el retablo mayor del panteón real del rico monasterio de Sijena –fundado en 1188 por Sancha de Castilla, esposa de Alfonso II de Aragón– han acabado desperdigadas por numerosos museos.
A algunos han llegado en fechas tan recientes como en 2003, cuando el Estado adquirió para el Museo del Prado la Natividad . O incluso en 2018, ya en medio del conflicto entre Aragón y el MNAC, cuando el Meadows Museum de Dallas compró a una galería madrileña –que un año antes lo adquirió en una subasta en Suiza en la que ganó al Museu de Lleida– la Adoración de los Reyes Magos . Una compra que rondó el medio millón de euros.
El retablo mayor del monasterio estaba compuesto por más de treinta tablas que incluían un ciclo sobre la infancia y la vida de la Virgen, creadas a inicios del siglo XVI por el maestro renacentista Rodrigo de Sajonia. Y la azarosa vida de las obras, antes de que el monasterio fuera declarado Monumento Nacional en 1923 y su patrimonio quedara protegido, comenzaría con la sustitución del retablo mayor por otro barroco, lo que haría que a partir del siglo XVIII las monjas comenzaran a vender las tablas del antiguo.

La adoración de los reyes magos de Sijena está en el Meadows Museum de Dallas
En el siglo XIX venderían a coleccionistas como Valentín Carderera, que adquirió cuatro tablas, hoy en el Museo de Huesca. En el siglo XX el coleccionista Matías Muntadas compró una, que acabaría en el MNAC y está depositada hoy en el Museu de Lleida, donde también está el trono prioral gótico del monasterio. Otras dos tablas del retablo se encuentran hoy en el Museo de la Santa Cruz de Toledo.
Esas obras no son reclamadas por Aragón, mientras el conflicto de los murales de Sijena que conserva el MNAC ha iniciado su cuenta atrás. Estamos en el tiempo de descuento para un conflicto que ha durado más de una década. Pero aún no está claro que el reloj no pueda pararse. O que no se pueda llegar a la tanda de penaltis.
Este miércoles la sentencia del Tribunal Supremo validaba la decisión que tomó en 2016 el juzgado de primera instancia provincial de Huesca número 2 y ordenaba restituir a Aragón las pinturas murales de la sala capitular del monasterio de Sijena que el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) albergaba desde hacía ocho décadas, tras el incendio del monasterio en 1936 y el rescate de las pinturas por el Comité de Salvamento de Patrimonio Artístico de la Generalitat.

Primeros trabajos para arrancar los murales de la sala capitular del monasterio de Sijena tras el incendio de 1936
La sentencia del Supremo es firme, y por la ley de Enjuiciamiento Civil debería ejecutarse dentro de veinte días hábiles una vez la resolución del Supremo llegue al juzgado oscense. Pero ahora la cuestión principal es si esa sentencia es ejecutable sin que las pinturas murales, que tendrán que ser arrancadas de nuevo, sufran un daño irreparable. Y si es posible presentar por ello un recurso final, un incidente de ejecución del fallo ante el Supremo, una decisión que tendría que tomar el MNAC en la reunión extraordinaria de su patronato –en el que están Generalitat, Ayuntamiento de Barcelona y Ministerio de Cultura– la próxima semana.
Por lo pronto ayer el presidente de Aragón, Jorge Azcón, se mostró “convencido” de que la Generalitat cumplirá con la sentencia. “No quiero ni pensar en que exista otra posibilidad”, aseguró. El político popular afirmó que las instituciones implicadas van a actuar “con lealtad” y poner “todos los medios” para cumplir el fallo “lo antes posible”. Y relató que su gabinete había contactado por la mañana con el del president Salvador Illa para que las pinturas puedan venir “cuanto antes y con todas las medidas de seguridad necesarias para que no sufran ningún tipo de daño”.
A juicio de Azcón, la Generalitat y el MNAC son quienes deben encargarse del proceso de devolución en el plazo de 20 días hábiles. Pasado ese plazo, escaso para lo delicado de la tarea, el Ejecutivo aragonés se plantea dos opciones dependiendo del grado de colaboración de la contraparte: pedir una prórroga al juez para completar el traslado o solicitar la ejecución forzosa de la sentencia.
Salvador Illa: “Nos preocupa que cumplir la sentencia pueda provocar un daño irreparable a las obras”
En cambio desde Japón, donde está de visita oficial, Salvador Illa manifestó una posición mucho más matizada que deja las puertas abiertas: “El marco de la sentencia es el que es y lo tenemos que respetar, estemos o no de acuerdo, pero nos preocupa que técnicamente se pueda garantizar que el cumplimiento de la sentencia no provoque un daño irreparable a estas pinturas”. Por eso aseguró que deberá producirse “un debate técnico” en el que “la voz la deberán tener, sobre todo, los expertos en este tipo de pinturas, algunos de los cuales muestran preocupación alta y apuntan a la dificultad de moverlas sin riesgo, lo cual se deberá exponer”.
En ese sentido, la jefa del servicio de restauración y conservación preventiva del MNAC, Carme Ramells, advirtió ayer que el traslado de los frescos sería como activar una bomba de relojería. “Se habla de pinturas murales, pero en realidad se trata de una especie de artefacto formado por materiales de diversa naturaleza (las pinturas originales arrancadas con la técnica del strappo a las que se les tuvo que aplicar productos químicos para poder trasladarlas a un soporte en tela) que actúan entre sí y son extremadamente sensibles a las vibraciones de un traslado o a un cambio en las condiciones ambientales”. Utilizando un símil, Ramells explica que “tenemos un pastel con capas muy diferentes de materiales y cada uno de ellos va por su cuenta”. “Eso es lo que las hace extremadamente frágiles”, afirma.
Aunque en este caso, además, se suma el daño sufrido en el incendio que devastó el monasterio de Sijena en 1936, que provocó alteraciones cromáticas pero también físicas y químicas. Ramells precisó que, además de controlar la calidad del aire, el museo les brinda humedad y temperatura estabilizadas, e insistió en que “todos los expertos recomiendan no someterlas a una situación de estrés como el movimiento y el cambio de emplazamiento porque podría tener consecuencias fatales”.
Azcón: “Si se pudo hacer en 1936 y 1960 con tecnología mucho menos avanzada, es de sentido común que ahora se pueda hacer”
Una visión muy distinta a la que expuso ayer el presidente aragonés, que aseguró que su comunidad cuenta con un grupo de trabajo desde 2020 con un plan técnico para el “desmontaje, traslado, conservación, restauración y exposición” de las pinturas. “Vamos a revisar el plan para incrementar las medidas de seguridad”, apuntó, y añadió que en las últimas semanas los técnicos han mantenido “intensas” reuniones y visitas técnicas al monasterio para acabar de perfilar el plan.
Y afirmó que el traslado de las pinturas es “perfectamente viable” de acuerdo con los técnicos de su Gobierno “y otros independientes” y recordó que estos frescos ya han sido objeto de traslados previos, incluidos “dos desmontajes completos, siete traslados dentro del museo y cuatro préstamos temporales al extranjero”. “Si se pudo hacer en 1936 y 1960 con tecnología mucho menos avanzada, es de sentido común que ahora se pueda hacer cumpliendo todas las medidas”, apostilló.
Visiones políticas opuestas sobre el traslado de las pinturas que auguran momentos de tensión en el tiempo de descuento de este largo partido.