Hay veces en que sobreviven objetos auténticamente extraños. Y este es uno de esos casos. Un raro condón de 1830 se exhibe desde este martes 3 de junio en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Un anticonceptivo de casi 200 años de antigüedad probablemente elaborado a partir del apéndice de una oveja.
Por si no fuera suficiente que un artículo de esta índole llegado hasta nuestros días (apenas se conocen otros dos objetos similares), lo más sorprendente del caso es que el preservativo presenta un explícito grabado erótico que representa a una monja y tres clérigos.
Un “souvenir de lujo”
Los investigadores del Museo Nacional de los Países Bajos creen que fue un “souvenir de lujo” que se comercializaba en un burdel de Francia, probablemente en París. Además de ofrecer una perspectiva sobre la sexualidad y la prostitución en el siglo XIX, revela que la impresión se utilizaba en una amplia gama de contextos.
La imagen muestra a una monja sentada con las piernas abiertas frente a tres clérigos, señalando con el dedo a uno de ellos. Los hombres, de pie, tienen sus hábitos levantados para mostrar sus genitales erectos. La inscripción Voilà mon choix, que significa “Esta es mi elección”, convierte el grabado en una parodia tanto del celibato como del Juicio de Paris.

El grabado muestra a una monja acompañada de tres clérigos
Este episodio de la mitología griega se refiere a la disputa entre las diosas Afrodita, Hera y Atenea por una manzana dorada con la frase “para la más bella”. Zeus, para evitar solventar el problema, elige al príncipe Paris para dirimir la disputa. Las tres divinidades intentan sobornarle y Paris elige a Afrodita, que le había prometido el amor de la mujer más bella del mundo.
El relato se sitúa en el origen de la famosa Guerra de Troya, ya que esa preciosa fémina es Helena, esposa de Menéalo. Ella se enamora de Paris y el príncipe la rapta y se la lleva a Troya, desencadenando la ira de su esposo, legendario rey de la Esparta micénica.
“La adquisición del condón nos ha permitido centrarnos en la sexualidad y la prostitución del siglo XIX, un tema poco representado en nuestra colección”, apuntan en un comunicado los expertos del Rijksmuseum. “Representa tanto los aspectos más positivos como los más negativos de la salud sexual, en una época en la que la búsqueda del placer sensual estaba plagada de temores a embarazos no deseados y enfermedades, especialmente la sífilis”, añaden.
Antes de que la invención del caucho vulcanizado en 1839 los hiciera más seguros y accesibles, los condones se fabricaban con lino, membranas animales o incluso caparazones de tortuga. Su eficacia era escasa tanto para prevenir embarazos como ante dolencias de transmisión sexual.

El preservativo mide 20 centímetros y está hecho de apéndice de oveja
“En la década de 1830, cuando se fabricó este preservativo, su uso aún estaba mal visto, especialmente por la Iglesia. Se vendían principalmente en secreto en burdeles o barberías, aunque hay algunos informes de tiendas de lujo que ofrecían sastrería a medida”, declara Joyce Zelen, curadora del Rijksmuseum.
Los análisis con luz ultravioleta han llevado a los especialistas del museo de Ámsterdam a creer que el anticonceptivo de 20 centímetros de largo nunca llegó a usarse. Además, tampoco se ha podido aclarar a cuál de los tres clérigos señala la monja, lo que, según los expertos, permite “que cualquier hombre podría sentirse interpelado”.
Costó 1.000€ en una subasta
El preservativo, adquirido por 1.000 euros en una subasta hace seis meses en Harlem, se está exponiendo en la Sala de Grabados del museo y forma parte de una muestra que incluye varias impresiones, dibujos y fotografías. La exposición permanecerá abierta hasta finales de noviembre.