Kenizé Mourad (París, 1939) quiere huir de todas las atenciones, pero no lo logra. Cualquiera diría que es hija de una princesa otomana y de un rajá indio. Solo entrar a su hotel de Barcelona, un botones le recuerda que el ascensor de la izquierda es más ancho, por lo que podrá entrar más cómodamente con su silla de ruedas. La escritora le da las gracias y luego se levanta sin más ayuda que la de su muleta. Se rompió los ligamentos hace unas semanas pero, como advierte su amigo y traductor Ilya U. Topper, “le dijeron que reposara seis semanas y, a las dos, ya estaba recorriéndose todo Estambul. ¡A sus 86 años!”. Ella sonríe, y añade: “No quería perderme por nada del mundo mi gira por España”.
Viene a presentar su nuevo libro, En el país de los puros (M’Sur), en el que una periodista investiga la amenaza de un grupo terrorista que podría acceder a la bomba atómica en Pakistán; y la reedición de El perfume de nuestra tierra , el libro en el que recogió los testimonios de un amplio abanico de palestinos e israelíes que conviven día a día con el conflicto.
Juventud compleja
“Soy bisnieta de sultanes pero sé lo que es no tener dinero y ansiar respuestas”
Hace veinte años que publicó su ensayo sobre Palestina y nada parece haber cambiado.
En realidad sí. Están peor. Hasta el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, todo siguió igual. Veinte años de ceguera por parte de todos los gobiernos. A partir de entonces, esa pesadilla se ha convertido en un horror todavía más insufrible. No entiendo como puede haber tanto silencio.
¿Por parte de los dirigentes?
Y de los medios de comunicación, y de algunos ciudadanos... Estoy anonadada, no entiendo nada. Bueno, sí. Debe ser por las consecuencias que supone hablar.
¿A qué se refiere?
Yo misma las sufro. Antes de publicar El perfume de nuestra tierra y hablar abiertamente del conflicto, yo aparecía en todas las televisiones de Francia. Pero, a partir de entonces, se me boicoteó.

La escritora Kenizé Mourad conversa con el periodista Joan Roura en el IEMed, en Barcelona
Y aún así ha seguido escribiendo.
Si hubiera estado veinte años sin escribir, no sé si estaría aquí hoy. Significa mucho para mí.
Acaba de publicar nueva novela, En el país de los puros , en la que muestra otro Pakistán al que Occidente no está acostumbrado.
La mayoría piensa en terroristas, barbudos y mujeres con velo. Y no digo que no los haya, pero es mucho más diverso y tiene una vida cultural muy rica, con muchos conciertos, obras de teatro, librerías y desfiles de moda. Viajo a menudo allí, pues reside parte de mi familia. Es un país desconocido en el mundo. Bueno, tal vez estas semanas un poco menos.
Cuando se habla de Pakistán, la mayoría piensa en terroristas, barbudos y mujeres con velo”
¿Lo dice por la crisis diplomática que tiene con la India y la espiral de violencia en la frontera?
Exactamente. India nunca ha aceptado Pakistán, porque Pakistán viene de India. Pero yo espero que se frene todo un poco. Son dos potencias nucleares, es todo una locura. India quiere tomar Pakistán igual que Israel quiere tomar Gaza y Palestina. Y en cuanto a Narendra Modi, el primer ministro indio... no me haga hablar...
Hable, hable...
Es un fanático hinduista y ha dicho públicamente que quiere expulsar a los musulmanes y a los cristianos si no se convierten al hinduismo. Hace treinta años, el país era distinto y mucho más abierto intelectualmente. También tengo familia en la India y me cuentan que les cuesta mucho encontrar trabajo por tener un nombre musulmán.
A usted le ofreció uno la CIA, como espía.
Pero no lo acepté, por más que los diarios turcos se empeñen a decir que sí. Pensé en aprovechar el ofrecimiento para publicar un articulo sobre cómo la CIA intentaba reclutar a periodistas de izquierdas como yo, pero me entró miedo de que me pasara algo.

La escritora Kenizé Mourad, en su visita a Barcelona
Puede que el interés de la CIA viniera por su amplia visión del mundo. Nació en París, vivió en el Líbano, tiene familia en la India y Pakistán, reside en Estambul... ¿De dónde se siente?
Me he pasado la vida tratando de hallar mi identidad pero, al final, he comprendido que simplemente soy Kenizé Mourad, y eso está bien. Soy bisnieta de sultanes y mi familia era aristócrata, pero yo he vivido en un orfanato y sé lo que significa no tener dinero y ansiar la búsqueda de respuestas.
¿Por eso se hizo periodista?
Me gustaba muchísimo. Cuando paraba para escribir mis libros, me ponía muy triste. Veía en televisión todo lo que sucedía en el mundo y pensaba: ‘¿Qué estás haciendo en casa?’
No acepté convertirme en espía, por más que los diarios turcos se empeñen a decir que sí”
¿Por qué se hizo novelista entonces?
Tomé la decisión después de la revolución de Irán. Quería contar muchas cosas y con artículos no me daba.
Entonces llegó el éxito con la novela De parte de la princesa muerta , en la que contó la historia de su familia.
Mi editor aventuró que podía ir bien. Calculaba vender 50.000 ejemplares. Yo le dije que menos de 100.000 lo consideraría un fracaso y se puso a reír. Vendí millones y conseguí 34 traducciones.
Y hoy está aquí, presentando sus libros por toda España, con una primera parada en Barcelona.
España, para mí, es sinónimo de libertad. Cuando tenía quince años, pude salir por primera vez del orfanato católico en el que vivía. Me mandaron a Madrid para aprender español. Las monjas creían que venía a una pensión y que a las ocho de la noche alguien me obligaría a estar de vuelta en casa. Pero aquí todo es muy abierto y los horarios muy tardíos y casi nunca me iba a la cama antes de las doce de la noche. Podía salir, tuve muchos novios… estaba encantada. Respiré por primera vez.