Una mezcla de colores y luces electrizantes, combinadas con imágenes a veces difíciles de procesar. Fue la experiencia que un público, absorto en una secuencia de planos imposibles de generar sin la Inteligencia Artificial, pudo ver en el teatro del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), lugar en el que se expusieron los ocho filmes finalistas de la tercera edición +RAIN Film Festival. Aunque con un estilo propio, todos los cortometrajes seleccionados tiene un componente en común: confrontan la materialidad de la imagen e incorporan texturas casi “fantasmagóricas”, es decir, fuera de lo natural.
The Electric Kiss de Rainer Kohlberger, concursante de Austria, fue el cortometraje que rompió el hielo. En 18 minutos, el austriaco construye una realidad distópica con fragmentos de películas de ciencia ficción unidos mediante la IA. Imágenes que -probablemente- Auguste Marie y Louis Jean Lumière, inventores del cine, siquiera lograron imaginar cuando en 1845 proyectaron por primera vez La salida de los obreros de la fábrica Lumière. Un filme de tan solo 46 segundos que gatillaría una verdadera revolución cinematográfica, pese a que los mismos hermanos sentenciaron que “el cine es una invención sin futuro”.

Fragmento de la cinta 'The Eggregore´s Theory' creada con Inteligencia Artificial.
Desde el mundo experimental, los cortometrajes expuestos este martes en el CCCB exploran técnicas que crean imágenes inexistentes en la realidad, pero que nos parecen familiares. Además de Austria, exponentes de países como Italia, China, Bélgica, Francia, Reino Unido y Grecia invitan a cuestionar los límites artísticos de la IA en el cine. The Eggregores Theory, del italiano Andrea Gatopoulos, nos transporta a un mundo distópico donde palabras “envenenadas” -prohibidas de escribir, leer o pronunciar- asfixian la literatura, y por consecuencia, la creatividad y relación entre las personas. El filme se construye mediante una secuencia de imágenes artificiales que emulan figuras humanas en un tono oscuro y atrapante. “Puedes pintar un glitch (fallo), puedes dibujarlo, pero perderá la aleatoriedad que caracteriza a este tipo de imágenes. Esta es la principal diferencia entre hacer esta película con IA y hacerla con tecnología tradicional”, señaló en el coloquio posterior a la proyección de los filmes.
Un cine experimental que juega con las herramientas que proporciona la inteligencia artificial y que la cinematografía tradicional también ha comenzado a incorporar de una manera algo más tímida, pero que ha revolucionado las reglas de la industria. El polémico uso de la IA en The Brutalist -ganadora de tres Oscar- para “hacer más real” el diálogo en húngaro de los actores, o su empleo en la voz de Karla Sofía Gascón en Emilia Pérez -un Oscar para Zoe Saldaña como mejor actriz de reparto- para mejorar su rango vocal, llevó a cambiar las normas de los premios de Hollywood. Desde este año, cada película deberá aportar un informe detallado del nivel de uso de esta tecnología.
Mucho antes de esto, los estudios de cine ya utilizaban la computación inteligente para analizar guiones, como fue el caso de 20th Century Fox en Logan, o la mejora de los efectos visuales del CGI en largometrajes como Avengers: Infinity War. La pregunta que se plantea este año el +RAIN Film Festival aborda precisamente qué tan autores de estas piezas somos los seres humanos, cuando la IA toma un papel tan protagónico.
“Solo trato de jugar con esta herramienta y averiguar si hay algo más que pueda expresar con ella. Estamos tratando de averiguar cómo esta industria impacta en la sociedad”, reflexionó también el coloquio Zirui Chen, participante de China y director de Format Error Occurred at Offset. Una semana después de terminado el festival, el público tendrá en internet tanto las ocho cintas finalistas como los contenidos de las distintas secciones de esta edición. Piezas que invitan a explorar el arte creado fuera de los límites humanamente posibles.