Hace treinta años, un equipo de arqueólogos franceses descubrió los restos del mítico Faro de Alejandría (Egipto). La torre de más de 100 metros de altura construida en el siglo III antes de Cristo, poco después de la muerte de Alejandro Magno, sobre una base de 30x30 metros sobrevivió hasta 1480, cuando fue desmantelado para utilizar sus piedras como material para levantar el fuerte de Qaitbey.
Algunos partes del faro, sin embargo, descansaban por aquel entonces en el fondo del mar después de que tres potentes terremotos ocurridos entre los años 956 y 1323 destruyeran parte de la estructura. Los investigadores galos encontraron los numerosos restos buceando a poca profundidad en el puerto oriental de Alejandría.
Estilo egipcio y tecnología griega
Ahora, una nueva misión arqueológica dirigida por Isabelle Hairy, del Centre National de la Recherche scientifique (CNRS), ha extraído del agua 22 de los bloques más grandes del edificio para su estudio y escaneo como parte del programa “Pharos”, que tiene como objetivo la reconstrucción digital del faro.
Entre los elementos recuperados destacan los dinteles y las jambas de su monumental puerta (con un peso de entre 70 y 80 toneladas), su umbral y grandes losas de la base, así como piezas de un monumento hasta entonces desconocido: un pilón con una puerta de estilo egipcio hecha con tecnología griega.

Reconstrucción del faro de Alejandría realizado en 2013
El Faro de Alejandría es considerado la Séptima Maravilla del mundo antiguo junto a la Gran Pirámide de Giza, los Jardines Colgantes de Babilonia, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Templo de Artemisa en Éfeso, el Mausoleo de Halicarnaso y el Coloso de Rodas.
Financiado por Ptolomeo I, el primer monarca de la dinastía ptolemaica, el edificio terminó de construirse en la isla de Pharos durante el mandato de su hijo Ptolomeo II tras 12 años de obras. El punto más alto albergaba una hoguera durante la noche que servía de referencia para los navegantes en la llana costa del delta del Nilo.
Los arquitectos utilizaron robustos bloques de piedra caliza y granito. Había estatuas de Tritón en cada una de las esquinas de la construcción, además de otra de Zeus o Poseidón en la cima. Una rampa interior daba acceso a cuatro plantas con varias habitaciones.
Según detallan los arqueólogos franceses en un comunicado, el objetivo de su “excepcional y espectacular operación es estudiar y escanear estos elementos arquitectónicos para añadirlos al centenar de bloques ya digitalizados bajo el agua en los últimos 10 años”.
El Faro de Alejandría se agrietó y colapsó durante un potente terremoto en el año 956, provocado por el choque de las placas tectónicas africana-arábiga y del mar Rojo. Pero el más destructivo fue el seísmo de 1303, con origen en la isla de Creta. Los escombros que quedaban del edificio se usaron en el siglo XV para erigir la ciudadela del sultán mameluco Qaitbey, una de las fortalezas defensivas más importantes de todo el Mediterráneo.