Ha muerto Michael Madsen, el actor fetiche de Tarantino

Obituario

Hallado en su casa de Malibú, a los 67 años, víctima de un posible infarto

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Michael Madsen, en una imagen de julio del 2015

Chris Pizzello / Ap-LaPresse

“Esa mujer se merece una venganza. Y nosotros la muerte”, sentenció Michael Madsen en la segunda parte del díptico Kill Bill (2004), de Quentin Tarantino, cuando supo que Uma Thurman, en la película conocida como La Novia o La Mamba Negra, se acercaba a la caravana en la que malvivía. Eso no le impidió pegarle un tiro y enterrarla viva. En el papel de Budd, era ya un Michael Madsen fondón, decadente, resignado. Más de una década atrás había deslumbrado al mundo improvisando unos pases de baile al son de al son de Stuck in the Middle with You, de Stealers Wheel, antes de rebanarle una oreja al policía con una navaja de afeitar en Reservoir Dogs (1992), el debut de Tarantino, convertido en película de culto. Era Mr. Blonde, el Sr. Rubio, el psicópata de la banda, un tipo atractivo que daba miedo. Tarantino volvió a llamarle para que interpretara a Vincent Vega en Pulp Fiction (1994), que fue Palma de Oro en Cannes. Había escrito el papel pensando en él, pero Madsen se había comprometido con Lawrence Kasdan para hacer Wyatt Earp (1994), un western protagonizado por Kevin Costner que también contaba con Gene Hackman y Dennis Quaid. La película no fue mal, pero no era exactamente memorable.

John Travolta aceptó, en lugar de Madsen, el papel de su vida, o por lo menos de la última parte de su vida –cuando parecía condenado a secuelas de Mira quien habla–, pero Tarantino continuó un tiempo obsesionado con la idea de que Vincent Vega, Travolta en Pulp Fiction, y Vic Vega, Madsen en Reservoir Dogs, eran hermanos. Quería juntarlos en una película llamada Double Vega, que nunca llegó a hacerse. Principalmente, porque no podía ser una secuela, ya que ambos fallecían en sus respectivas películas, y tampoco una precuela, porque no podían parar de envejecer. La contrariedad le duró a Tarantino hasta Kill Bill, pero volvió a llamar a Madsen para Los odiosos ocho (2015), donde Madsen formaba parte del Cluedo que Samuel L. Jackson tenía que resolver en una cabaña llena de forajidos en medio de una tormenta de nieve. Madsen reapareció finalmente en Érase una vez... en Hollywood (2019), la última obra maestra de Tarantino. Era el sheriff de uno de los episodios de Bounty Law, la serie del Oeste en blanco y negro, que Rick Dalton, el personaje de Leonardo Di Caprio, protagoniza en los decorados del rancho Spahn.

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Fallecido a los 67 años, Madsen fue el epitome de lo cool, las Ray-Ban le quedaban como a nadie y el pitillo colgando también: era como un Paul Newman de serie B

Fallecido a los 67 años, de un presunto infarto, en su casa de Malibú, Michael Madsen fue el epitome de lo cool, las Ray-Ban le quedaban como a nadie y el pitillo colgando también. Era como un Paul Newman de serie B. Pero si su hermana pequeña, la pulposa Virginia Madsen, llegó a ser nominada al Oscar por Entre copas (Alexander Payne, 2004), Michael Madsen no tuvo la carrera que podría haber tenido si no fuera por un cúmulo de malas decisiones. Antes de Reservoir Dogs, se le recuerda como Tom Baker, el actor amigo de Jim Morrison en The Doors (Oliver Stone, 1991) o como Jimmy, el sensible novio de Susan Sarandon en Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991). 

Después de Reservoir Dogs, vinieron más de 220 películas, sin contar series, cortos y videojuegos, donde lo exactamente memorable se puede contar con los dedos de las manos: estuvo en Mulholland Falls (1996), Donnie Brasco (1997), Morir otro día (2002), Blueberry, la experiencia secreta (2004), Sin City (2005) o Boarding Gate (2007), de Olivier Assayas, quizás su película más reivindicable. El resto, bastante material de derribo. Tenía muchos gastos, estuvo casado tres veces y era padre de cinco hijos. Uno de ellos, Hudson, se suicidó a los 22 años cuando era sargento del ejército de Estados Unidos en 2022. Madsen también tenía muchos vicios. Los coches, las motos, el alcohol, las drogas, los tranquilizantes. Era un tipo atormentado, y por eso también publicó varios libros de poesía bukowskiana: en el prólogo de uno de ellos, Dennis Hopper dijo que lo prefería a Jack Kerouac. En 2007, protagonizó el falso documental Being Michael Madsen, de Michael Mongillo, con la complicidad de su hermana, Daryl Hannah o Harry Dean Stanton, donde ironizaba sobre su imagen de tipo violento y problemático. Un actor echado a perder.

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