Reencuentros de África a California en el tercer día del Cruïlla en Barcelona

Música

Love of Lesbian y Ben Harper reaparecen en el Cruïlla, que contó con Africa Express de Damon Albarn

Jared Leto, durante el concierto de 30 seconds to Mars

Jared Leto, durante el concierto de 30 seconds to Mars

Mané Espinosa

No todo el mundo recuerda que, en sus orígenes mataronenses, el Cruïlla llevaba el apellido “de cultures”, apéndice perdido con los años en lo nominal aunque nunca en el apartado musical. De ahí la equis elegida como logo, símbolo del encuentro, y de ahí que en todo este tiempo no haya perdido la conexión con otras músicas como la africana. Youssou’n’Dour fue el primer cabeza de cartel en aquel seminal 2005, forjando un espíritu que anoche, en el 15.º aniversario del Cruïlla en el Fòrum, recuperó el combo Africa Express en una jornada que contó con los 30 Seconds to mars capitaneados por Jared Leto y veteranos como Texas o Kaiser Chiefa además de Mikel Izal, Ben Harper y el primero de los conciertos de Love of Lesbian.

Estos tres últimos artistas permiten tejer otra trama, una segunda cruïlla con los músicos ligados al festival, como Izal, presente en las ediciones del 2018 y el 2021, y que ayer ofreció por primera vez su propuesta en solitario envolviendo el escenario Occident en un halo intimista. Lo mismo puede decirse de Ben Harper y Love of Lesbian, cabezas de cartel en la edición del 2010, donde tejieron sin saberlo un lazo con el evento que fortalecieron con sendos conciertos. De actuación en actuación es como se ha construido este Cruïlla que ayer reunió a 23.000 personas en la primera noche de comedia en el escenario Vallformosa, que completa una propuesta donde destaca el escenario dedicado a la danza, ubicado en primera línea de mar.

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La actuación de los lesbianos –cuarta presencia en el Cruïlla- estuvo protagonizado por el set habitual de la gira Ejército de salvación, actuación bien rodada ante una multitud unida por el espíritu de orgullo generacional protagonizada por temas como ¿Qué vas a saber?, La Champions y el mundial o Contradicción con Rigoberta Bandini en voz grabada, preámbulo para la fiesta que celebrarán este sábado acompañados de numerosos amigos para recuperar lo mejor de la veterana formación barcelonesa.

Más sosegado fue el concierto de Ben Harper, un viaje por el folk y el blues capitaneado por el calmo Harper, en sí mismo un cruce de culturas con sangre Cherokee, africana, rusa y judía en sus venas. El cantautor californiano se presentó en el anfiteatro lleno a rebosar junto a The Innocent Criminals (guitarra, bajo, batería, percusión y hammond), con la sensible ausencia de Michael Ward, fallecido el año pasado de apendicitis, pero dispuesto a repasar los hits de su carrera, como corresponde en estos formatos. Sonaron así el soul de Ground on down, el rock clásico de Burn one down o reggae With my own two hands, todas tamizadas por la delicada voz del californiano -acompañado de guitarra eléctrica y una guitarra hawaiana que exprimió a conciencia- y los excelentes criminales que le acompañaban en una actuación donde también sonó Forever, que Harper compuso con poco más de 20 años, edad parecida a la de los jóvenes artistas que pasaron por la carpa del festival donde ayer se vio a Bikoko, Maria Jaume, el trío Çantamarta y los locales Ciutat.

Damon Albarn, durante el multitudinario concierto de Africa Express

Damon Albarn, durante el multitudinario concierto de Africa Express

Mané Espinosa

Con gorra y americana, Damon Albarn controlaba desde un lateral la actuación de Africa Express, proyecto multitudinario gestado por el ex de Blur que, con 25 extraños minutos de retraso, presentó su primera incursión americana: Bahidorá. Una veintena de músicos de África, América y Europa se alternaron sobre el escenario para ejecutar el un variado repetorio con corridos, rap, funk, electrónica, reggae o dub. Artistas como Baba Sissoko, Joan As Police Woman (ayer con voz pero sobre todo violín), La Bruja de Texcoco, el tuareg Bombino a la guitarra, Seckou Keita con la kora, Baba Siddoko o el propio Albarn a los teclados -también cantó testimonialmente- protagonizaron una actuación sin más centro que la propia imaginación de los músicos, lo que descolocó a una parte del público, recién llegado a aquella hora (18.30) al Parc del Fòrum, para sorprender gratamente a cada vez más gente.

Pasadas las 23 horas el foco del festival se centró en 30 seconds to Mars, artefacto que Jared Leto utiliza para transformarse en estrella del rock. Parecía un papel abandonado hasta que en el 2023 publicó disco de largo nombre, It’s the end of the World but It’s a beautiful day, retomando el pop rock de fórmula -aliñado con sintetizadores a la manera de Coldplay o Imagine dragons- cuya efectividad se multiplica en escenarios como el del Cruïlla, que en viernes por la noche se llenó de gente con ganas de disfrutar y descargar la mochila de toda la semana.

Ben Harper en el concierto junto a su banda de siempre, The Innocent Criminals

Ben Harper en el concierto junto a su banda de siempre, The Innocent Criminals

Mané Espinosa

La aparición de Leto sobre el escenario disparando un lanzallamas era una advertencia de lo que estaba por venir. Visuales celestiales combinados con fuegos de artificio adornaron Kings and Queens con el actor jaleando al público sobre un escenario vacío, con Shanon Leto a la batería en un costado y Matt Wachter a la guitarra y sintetizadores en el otro.

El vigésimo aniversario del disco A beautiful lie era el motivo que traía de vuelta al oscarizado actor, aunque a la hora de la verdad hubo de todo, con Up in the air llenando el cielo de confeti y Leto, gafas de sol y melena al aire como un dios pagano, pidiendo al público que saltara con él mientras los coros grabados convertían las canciones en himnos. No es casualidad que ayer sonara Walk on water.

Leto buscó la complicidad del público invitando a un puñado de afortunados (le costó encontrar alguien de Barcelona, cosa extraña en el Cruïlla) para que bailaran durante Rescue me como previa de A beautiful lie, donde volaron balones hinchables. Un muestrario de recursos para llamar la atención mientras se sucedían los ritmos grandilocuentes de batería agresiva y producción generosa a juego con temas como Hurricane, donde pregunta si matarías por salvar una vida.

Con Stay se detuvo el torbellino y aparecieron los móviles a modo de mechero mientras sonaba la pieza más reconocible de 30 seconds. Breve pausa antes de reanudar con Attack la batería atronadora encarando una recta final de brazos en alto con los beats de Stuck, del último álbum, y The Kill (Bury me) junto a Closer de traca final en un escenario lleno de público (por lo menos un centenar de fans con petición de mano incluida) para despedir la fiesta rockera del showman hollywoodiense. Sin tanta pirotecnia pero con más poso, Texas arrancó su concierto con I don't wanna lover y Summer son para mantener la noche en alto a la espera de Crystal fighters.

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