En 1946, finalizada la Segunda Guerra Mundial y tras una década marcada por el horror y la angustia, Pablo Picasso abandona París y se instala en la Costa Azul, concretamente en un pequeño apartamento con vistas al puerto de Golfe-Juan, donde cada día acude a bañarse con su joven compañera, Françoise Gilot, cuarenta años menor que él. Le ha convencido de que deje de peinarse el pelo sobre la calva y se muestra a pecho descubierto. El artista está pletórico. A sus 65 años no sólo acaba de reencontrarse con la luz del Mediterráneo, sino que, a punto de ser padre de nuevo (su hijo Claude nacerá unos meses después), disfruta de una renovada alegría de vivir. Dos años después, la familia, a la que no tardaría en incorporarse su hija Paloma, se instala en una pequeña casa de pueblo llamada La Galloise, en las colinas que rodean Vallauris. Picasso se tira por el suelo para dibujar con sus hijos, les construye juguetes que luego les roba consciente de que un Picasso es siempre un Picasso aunque tenga forma de muñeca y disfruta disfrazándose mientras Françoise toca las castañuelas y baila a su alrededor, seguida de dos niños y un bóxer, Ian. La vida es una fiesta.

Paloma Picasso junto al director del Museo Picasso, Emmanuel Guigon) en la presentación de la exposición 'Crecer entre dos artistas'
Ese tiempo extraordinariamente familiar y creativo, al que hemos tenido acceso en cierta medida gracias a los retratos de Robert Capa o Edward Quinn, es objeto de una exposición en el Museu Picasso, Crecer entre dos artistas, que es al mismo tiempo un homenaje a Claude Ruiz-Picasso y la presentación en Barcelona de la Gilot pintora, ambos fallecidos en 2023 con apenas unos meses de diferencia. “Me emociona poder mostrar la vida que tuvimos con mi padre, mi madre y Claude en Vallauris, enseñar cositas de l día a día junto a obra muy fuertes y muy importantes. En realidad, Picasso no hacía diferencias entre las grandes obras y los juguetes que nos hacía con un papel, por ejemplo, Tenía la virtud de tomarse todo en serio pero con una sonrisa. Y eso es algo que me ha formado a mi y que debería ser obligatorio en la escuela de la vida”, explica Paloma Picasso, que ha acompañado a Emmanuel Guigon en el comisariado de la muestra y la nutre con obras singulares, algunas de las cuales salen por primera vez de la casa de la diseñadora de joyas.

Dos visitantes contemplan 'Claude y Paloma jugando a la pelota', de Françoise Gilot, 1953 a
“Nos lo encontrábamos en su bañera, donde se enjabonaba el rostro para dibujarse cosas graciosas con los dedos”, recuerda su hija Paloma
“En el estudio solo pueden entrar niños y animales, a los adultos hay que dejarlos fuera porque lo rompen todo”, recordaba Claude que decía su padre, que no obstante le provocó una monumental rabieta cuando le robó un coche de juguete para convertirlo en la cabeza de un chimpancé que titularía La guenon et son petit (1951), escultura que hoy forma parte de la colección permanente del MoMA y una de cuyas versiones se muestra en Barcelona.

Pablo Picasso y Françoise Gilot junto a Claude Picasso y Paloma Picasso. La Galloise, Vallauris 16.4.1953.
También a Paloma le birló las muñecas que había hecho con su cara, “pero gracias a eso hoy las conservo”, se consuela, y evoca el momento de ir a darle el beso de buenas noches: “Nos lo encontrábamos en su bañera, donde se enjabonaba el rostro para dibujarse cosas graciosas con los dedos”.

La guenon et son petit (1951), ecsultura para cuya cabeza utilizó un coche de juguete de su hijo Claude
En Crecer entre dos artistas vemos a la familia en sombras chinas, a Claude con paperas o con el traje regional polaco en un óleo que nunca salió del taller del artista, a Paloma con su muñeca gemela en brazos o un maravilloso retrato de Gilot que su hija no recuerda haber sacado nunca antes de casa. Ella, una gran pintora con obra en el Metropolitan, el MoMA o el Pompidou que hizo lo que nunca antes se había atrevido a hacer otra mujer: abandonarlo, toma el protagonismo al final de la exposición, con una sala monográfica que es como un canto de amor a sus hijos. El idilio familiar acaba con la separación de los padres. “Ninguna mujer deja a un hombre como yo”, contó que le dijo el pintor en Vida con Picasso, un libro que les costó la omertà del círculo de Picasso , que le cerró las puertas en Europa y solo pudo volver a exponer cuando se mudó a los Estados Unidos.

'Mujer joven sentada', 1946, de Picasso
Relevo en el museo
Convocatoria en busca de nuevo director
La Fundación Museu Picasso ha puesto en marcha el proceso de búsqueda del nuevo director o directora que sustituirá a Emmanuel Guigon (Besançon, 1959), cuyo contrato vence el 31 de diciembre del 2025, si bien el historiador del arte ha solicitado poder prorrogarlo hasta el verano del 2026 para poder materializar proyectos en los que viene trabajando, como una exposición en torno a Picasso y la arquitectura, y completar un ciclo de diez años (asumió las riendas del centro en el 2016). La convocatoria se hizo pública el pasado 9 de julio y el plazo de presentación de candidaturas se prolongará hasta el 30 de octubre. La persona escogida, que deberá acreditar el conocimiento de la obra y la biografía de Picasso y del arte de su tiempo, así como tener experiencia profesional en gestión cultural, en concreto en el ámbito museístico, tendrá una retribución bruta anual de 92.705,20 euros.