La heladería Miś estaba en funcionamiento desde 1962 en el centro histórico de Gdansk, un popular destino turístico en la costa báltica, al norte de Polonia. Pero recientemente tuvo que mudarse a otro espacio.
Unos promotores inmobiliarios compraron la parcela rectangular de 1.000 metros cuadrados, delimitada por las calles Grodzka, Sukiennicza y Czopowa con la idea de construir nuevas viviendas en el sitio.
Un cementerio medieval con 300 tumbas
Antes de empezar a levantar los cimientos, los arqueólogos de la empresa ArcheoScan se acercaron al lugar para realizar la prospección previa a cualquier obra. Cerca de allí, los arqueólogos encontraron el año pasado una gran iglesia de madera de 14x14 metros con forma de cruz griega que sospechan que se construyó en 1140, lo que la convertiría en la más antigua de la ciudad.
También han descubierto pequeñas casas de campo que datan de los siglos XII y XIII, así como un cementerio medieval con casi 300 tumbas. Ocho de estas sepulturas estaban cubiertas con lápidas de piedra, lo que sugiere que los individuos enterrados allí pertenecían a la élite de la sociedad de Gdansk
La gran lápida de piedra caliza tenía tallada la imagen de un caballero con cota de malla, casco, escudo y espada
De ahí que no les pillara desprevenidos cuando se toparon con una gran losa de piedra caliza blanda con una talla que presentaba a un caballero con casco, cota de malla, escudo y espada que había permanecido oculta justo debajo de la heladería. Era casi la una de la tarde del pasado 8 de julio cuando, bajo las espátulas y los cepillos, emergió un cráneo. Luego, una mandíbula y unas vértebras cervicales.
“Puedo afirmar que se trataba de un hombre corpulento, de más de 40 años. Medía unos 175 centímetros, quizá más”, asegura la doctora Aleksandra Pudło en un comunicado hecho público por el Ayuntamiento polaco. El cuerpo estaba situado dentro de un rectángulo formado con 23 piedras de campo.
Tanto la calavera como los huesos estaban muy bien conservados. Según estudios anteriores, en la Edad Media esta era la estatura promedio de los hombres en Gdansk. Las mujeres eran, de media, 10 centímetros más bajas. La tumba es de finales del siglo XIII y principios del XIV.
La lápida bajo la que estuvo enterrado durante más de 700 años es una valiosa piedra caliza de Gotland. Este detalle indica que el hombre pudo haber sido un miembro importante de la ciudad durante la Edad Media. Las tareas para desenterrarlo se aceleraron ante la amenaza de lluvia. El agua podría haber dañado los restos de forma irreversible.
Vista aérea del espacio excavado en el centro histórico de Gdansk
Fueron horas de incansable trabajo contrarreloj. ”¡Sylwia, tu móvil está sonando otra vez! ¡Debe ser tu marido!”, gritó uno de los investigadores a Sylwia Kurzyńska, del Museo Arqueológico de Gdansk. ”¡Dile que no puedo ahora mismo! ¡Estoy en la tumba!”, fue la escueta respuesta. No se podía perder ni un segundo.
La singular lápida estaba agrietada, por lo que fue transportada hasta el museo, donde actualmente se encuentra en proceso de conservación, en cuatro grandes fragmentos. El siguiente paso será su inventario mediante software 3D, análisis científico y, probablemente, un intento de reconstrucción detallada.
Tanto el cráneo como el esqueleto del caballero medieval estaban en un muy buen estado de conservación
La imagen tallada presenta a un caballero vestido con cota de malla de pies a cabeza, con casco y portando escudo y espada. Los especialistas polacos consideran que la pieza es bastante exclusiva para la época, por lo que alguien importante y adinerado debía estar enterrado bajo ella.
“La lápida, muy raras en Polonia en aquella época, está sorprendentemente bien conservada, considerando el material con el que fue hecha y que estuvo enterrada durante siglos”, ha asegurado un portavoz de ArcheoScan. Los arqueólogos bromearon. Quizás le podían llamar el Lancelot de Gdansk.
El cráneo fue la primera de las piezas del esqueleto que descubrieron los arqueólogos debajo de la losa
La ciudad fue conquistada por los Caballeros Teutónicos en el otoño de 1308. Saber la fecha exacta de la tumba ayudaría a saber si se trataba de alguien que servía con su espada a los duques de Pomerania de la dinastía Sobiesław o de alguien relacionado con la Orden del Hospital de la Santísima Virgen María de la Casa Alemana en Jerusalén.
“Puede que este rompecabezas nunca se resuelva, pero vale la pena intentarlo”, admiten los arqueólogos. “Aunque no se encontraron ajuares funerarios, toda la evidencia disponible sugiere que el difunto era una persona de alta posición social, probablemente un caballero o comandante muy estimado y respetado”, concluyen.


