Xuan Bello, un escritor entre la ‘señaldá’y la ‘joie de vivre’

Obituario

Narrador y  poeta, fue la figura más reconocida en el movimiento de recuperación de la lengua y cultura asturiana

foto XAVIER CERVERA 20/06/2019 Xuan Bello es uno de los escritores más destacados de la literatura española contemporánea en asturiano. Xuan Bello Fernández, nació en Paniceiros (Tineo) en 1965, aunque se trasladó a vivir a Tudela Veguín y, más tarde, a Oviedo. En esta ciudad, en la Facultad de Filología y en la tertulia Oliver coincide con escritores como Antón García, José Luis García Martín, Víctor Botas, Berta Piñán, Fonsu Velázquez, Ignaciu Llope o José Luis Piquero. En 1982, con apenas 16 años publicó su primer libro de poemas, escrito en asturiano occidental, Nel cuartu mariellu. Su trabajo poético, aparte de los poemas y versiones publicadas en revistas universitarias y en Lletres asturianes, siguió con El llibru de les cenices (1988), Los nomes de la tierra (1991), El llibru vieyu, con el que obtuvo el premio Teodoro Cuesta de poesía en 1993, y Los Caminos Secretos (1996). En 1999 se publicó una antología bilingüe (asturiano-castellano) de su poesía, con el título de La Vida Perdida. Xuan Bello es uno de los principales animadores de la literatura asturiana, gracias a sus traducciones, especialmente de autores portugueses, o a las colaboraciones en revistas como Clarín, Adréi y Zimbru, siendo cofundador de las dos últimas con Berta Piñán y Esther Prieto respectivamente. También ha publicado en los diarios La Nueva España y El Comercio y en el semanario Les Noticies, del que fue director ocho años. En 2005 fue responsable de la organización de la Xunta d’Escritores Asturianos. Sin embargo, la fama literaria le llegó gracias a la traducción al castellano de su propio Hestoria Universal de Paniceiros, que recibió el premio Ramón Gómez de la Serna y se convirtió en uno de los libros más destacados por los críticos españoles del año 2003. Otros libros suyos, a caballo entre el ensayo y el relato, son Pantasmes, mundos, laberintos (1996), La memoria del mundu (1998), Meditaciones nel desiertu (2003), Los Cuarteles

El escritor asturiano Xuan Bello 

Xavier Cervera

Xuan Bello (1965-2025)había celebrado el ingreso en la sesentena no hacía ni veinte días, el 10 de julio. El martes 29 un cruel aneurisma nos lo arrebató.

Poeta, por encima de todo, fue reconocido internacionalmente como narrador: Historia universal de Paniceiros (2002) ha sido su éxito mayor. Utilizó el asturiano para su obra de creación literaria, y el castellano para buena parte de la periodística. Es la figura más reconocida de la segunda generación del Surdimientu, el movimiento de recuperación de la lengua y la cultura asturianas, que se inició a mediados de los setenta del siglo pasado.

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Poeta precoz, publicó su primer libro, Nel cuartu mariellu , en 1982, cuando no contaba ni diecisiete años. Recogió toda su obra lírica hasta 1999 en La vida perdida .

Xuan era uno de los mejores conversadores que he conocido. Por el color de su piel, parecía un labrador. Por su enorme bagaje cultural (lo había leído casi todo), se hubiera dicho que era un sabio de los de piel blancuzca de vivir siempre encerrados en una biblioteca. Tenía el don de la palabra, y sabía muy bien que la literatura es, ante todo, oralidad. Convirtió su pequeño pueblo de Paniceiros y comarca (el conceyu de Tinéu) en una entidad literaria comparable a la del Macondo de García Márquez, la Comala de Rulfo o el condado de Yoknapatawpha de Faulkner. Como cuenta en uno de sus poemas más conocidos, Bello viene de viejo (no de bello), pero él convertía en bella literatura cuanto tocaba (esto lo digo yo).

Utilizó el asturiano para su obra literaria, y el castellano para buena parte de la periodística

 Prefería el vino a la sidra. Era más bien frugal en el comer, y se lamentaba de que ya no se cantara tras las comidas. Su arrolladora personalidad conciliaba la señaldá –la modalidad asturiana de la saudade portuguesa—–y la joie de vivre . Yo siempre me lo figuré como un digno representante de un verso de Leopoldo Panero que reza: “El alma sueña su propia lejanía”. Creía en la hermandad de todos los pueblos ibéricos y en una forma de hacer política que acogiera a los desfavorecidos.

Durante casi seis años, a principios del milenio, presenté un programa de libros en la extinta Catalunya Cultura. Entrevisté a centenares de autores de todo el mundo. Con muy pocos trabé amistad. Con Xuan, sí. La coherencia que se daba entre el libro que vino a presentar, Los cuarteles de la memoria (2003), y su talante afable y entregado era plena. Me fascinó el escritor, pero, tanto como él, el hombre, que a partir de aquel día se convirtió en mi amigo asturiano. Poseía la ilusión de los niños, y conservaba algo de su inocencia. En la dedicatoria que me escribió, se refería al libro como un “ovillo donde se enreda el laberinto del mundo”. Xuan me hizo enamorar de su lengua (el asturianu: no bable, que es un término originariamente peyorativo), de su tierra, de su familia. Me hizo conocer a otros grandes autores asturianos: Pablo Antón Marín Estrada, Berta Piñán, Antón García, Martín López-Vega, Ana Vanessa Gutiérrez. Y al médico Federico Muñiz, tan querido. Siempre me dedicó sus libros como “embajador de Asturias en Catalunya”. En castellano, está traducido por Debate y Xordica. Adesiara y Rata lo han vertido al catalán.

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Sin Xuan, este mundo se vuelve más pobre y más absurdo. Por suerte, él, tan previsor, se esmeró en hacerlo mucho mejor con sus obras, que perdurarán. (¡Un fuerte abrazo, queridas Sonia y Lena!).

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