El argentino Mateo Palacios, para el arte Trueno, llegó al Festival Terramar de Sitges en la que era la última actuación de una apretada gira europea de presentación de su tercer álbum El último baile, que le llevó desde Suecia al Festival de Montreux pasando por Tomelloso. Su capacidad de convocatoria hizo que Sitges se llenara de jóvenes seguidores, muchos de ellos acompañados por sus padres, que se sabían de pe a pa las letras del rapero. Aunque, como buen improvisador que es, ya que la fama y el prestigio los empezó ganando, desde muy joven, en las competiciones de freestyle , también creó para la ocasión varias “barras” (versos) que hicieron las delicias de sus incondicionales.
Originario del emblemático barrio bonaerense de La Boca, el rapero de 23 años levantó la polémica con su primer álbum Atrevido al afirmar en la letra de una de sus canciones, Sangría , que “te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll”, y eso en el país de Luis Alberto Spinetta sonó a provocación. Y aunque sea cierto que el hip hop, trap y reguetón hacen sombra al rock entre la juventud, la verdad es que Trueno se presenta acompañado de un quinteto en el que destaca un guitarrista que no solo rockea, sino que además lo hace con un acento bastante heavy. O sea que no es nada exagerado etiquetar su propuesta de rap & roll. Y el hecho de contar con una banda tan solvente, en la que, además de un contundente batería, figura un sabroso percusionista que se luce a las congas, el acento latino es otra vertiente de un sonido compacto y versátil.
El show se llenó de jóvenes seguidores, muchos de ellos acompañados por sus padres
Para dejar claro que el show no iba a tener nada que ver solo con el amontonamiento de rimas, que el protagonista y dos MCs de apoyo lanzaron tan en plan metralleta que costaba seguirlas, el concierto empezó ya de manera contundente y apoteósica con una tacada que enlazó Grandmaster , su sesión con Bizarrap BZRP Freestyle Sessions, Vol 6. y una atronadora Fuck the police, que por momentos pareció sacada del catálogo de Rage Against The Machine, entre flashes de luz e impactantes proyecciones de dibujos en blanco y negro a la manera de grabados.
La velocidad del ‘flow’ en Rain III y Fresh hizo que más que canciones pareciesen trabalenguas. Tras dejar claro que es un MC de tomo y lomo llegó el momento de ponerse groove en una lograda Real gansta love con AutoTune y coros y voces pregrabados. La misma tónica utiliza en Cruz , acercándose al trap melódico. Llegados a este punto nada mejor que una buena dosis de funk gomoso, e incluso fraseos de piano jazzy, en Bien o mal , antes de la positivista Tierra zanta en la que proclama la unión entre seres iguales en un himno aderezado con tumbao salsero y gran lucimiento a las congas de Carlos Sala, un veterano percusionista en cuyo currículo figura haber tocado con Illya Kuryaki & The Valderramas o Molotov.
Los solos y el lirismo heavy camparon a sus anchas en Panamá y el guitarrista tampoco se contuvo en el medio tiempo Night , otra dosis de trap ‘autotuneado’ antes de la lenta 344 , con profusión de rimas y unos arreglos de índole acid-jazz nocturno, con ‘scratch’ pregrabado y en la que dice “no soy un nene cabezón, soy la cara de los jóvenes de mi generación”. La romántica Lauryn sirvió para que se luciera el respetable en una letra en la que habla de fumarse un “blunt” (cigarro de marihuana) y escuchar jazz. En la trapera En la city , que grabó con la portorriqueña Young Miko, el groove y lo sedoso convive con las rimas y en Tranky funky , conecta su fraseo con los inicios del género con Grandmaster Flash, algo ideal para enlazar con The roof is on fire , lleno de voces deformadas y scratch. Y no podía faltar algo de dembow y reguetón con la versión de Los aparatos de El Alfa.
Luego se hizo instalar en el escenario un sampler para deconstruir el Volando voy de Camarón y demostrar lo que antaño hacia en las batallas de gallos del rap: “La gente sabe que soy el más atrevido”. El orgullo del gueto lo muestra en Background, en cuya letra habla de la admiración e influencia de figuras icónicas del hip hop como The Notorious B.I.G. y 50 Cent, además de mencionar a AC/DC, para resaltar la energía de sus actuaciones, y decir con chulería que “soy un hermano perdido de los Jackson 5”.
El show acabó por todo lo alto enlazando Mamichula, con la voz pregrabada de Nicki Nicole, la sintética Cuando el bajo suena, la atronadora Sangría, el himno Atrevido, un Violento que ya desde la pantalla incitaba al pogo y el remate final con Dance crip que es un claro tributo a la vieja escuela, con guiños al Rapper’s delight (El gozo del rollista) de Sugarhill Gang y al crip walk, el baile que surgió en el seno del gangsta rap y los pandilleros de Los Ángeles.