Los correos de ON y OFF son muy diferentes, porque utilizando el mismo medio –mensajes de WhatsApp– se generan estados de ánimo distintos y resultados completamente opuestos.
ON/OFF participan y aprovechan la posibilidad de acceder al Otro sin intermediarios y sin todos los impedimentos del contacto visual inmediato, el titubeo, la timidez o la confusión de encontrarte frente al Otro, cuya reacción o intervención dificulta o imposibilita el mensaje –en este caso de amor– que quieres hacer llegar.
Amor especulativo, aventurero, indagatorio, confirmatorio, pleno, insano, resentido o postrero. Eres tú diciendo lo que quieres decir, expresándote sin cortapisas ni censuras. Eres tú de una manera espontánea y, de desearlo, de forma impulsiva. Esa es la buena y la mala noticia.
Utilizando el mismo medio –mensajes de WhatsApp– se generan estados de ánimo distintos
ON conocía de la existencia de la persona que le escribía de vez en cuando. Se habían conocido por motivos profesionales y visto en tres o cuatro ocasiones. Ambos vivían en países distintos. Los mensajes que ella le enviaba trataban de bromas corporativas desde el momento en que ambos empezaron a colaborar en la misma publicación científica. Ninguno de los mensajes que esa persona escribía a ON le daba ninguna señal más allá de lo que ya conocía o intuía de ella: que era una persona inteligente y divertida. Sus bromas, sus comentarios, sus irónicos mensajes sobre supuestos hallazgos de la ciencia o lo tarde que les pagaba la administración de la revista, no podían inducir a ON a nada más.
Hasta que un fin de año recibió una canción. Una muy particular. ON no recuerda ni qué pensó al recibirla. Es probable que pensara que era un mensaje para toda su agenda. No supo nada más de ella. Unos meses después, por sorpresa, escuchó aquella misma canción. Entonces, fue él quien la escribió. Le preguntó ¿Qué tal? A continuación, le dijo que estaba escuchando a Morrissey decir aquello de que le habían pasado cosas en la vida que pueden convertir a un hombre bueno en uno malo.
Preguntaron cosas triviales el uno del otro hasta que ON, a requerimiento de ella, confesó que no tenía planes para verano. La mujer le planteó ir los dos a Sicilia. Se vieron a los quince días en la ciudad de ON. Él se compró una chaqueta nueva, de tela azul para la primera cita.
Cuando la esperaba en el hall del hotel pensó que no recordaba cómo era aquella mujer. Igual no le gustaba o sería aburrida. Era guapa. Fue divertida. Aún tienen pendiente lo de Sicilia.
La relación, lo vivido por ON, tiene todos los parabienes de la época de hallarnos cerca de quien está lejos, al mismo tiempo que nos puede aislar de lo próximo.
La experiencia de OFF es toda la contraria. Él habla de cómo una relación que funcionaba en su curso presencial, se desesperaba y desbarataba, se convertía en triste, angustiosa y monstruosa cuando se dejaban de ver. Como aquel santo y apóstol, OFF necesitaba ver para creer. No solo era un problema de confianza sino de manera de medir los sentimientos.
OFF acabó vigilando sus entradas y salidas de WhatsApp, su tiempo en línea, la última vez que estuvo conectada, por qué tardaba tanto en contestar, por qué se despertaba tan tarde, por qué no le enviaba cualquier cosa nada más tenía la primera consciencia, por qué no le echaba más en falta, por qué no le daba lo que recibía.
La posibilidad de monitorizar su amor, la inmediatez, la creación de un relato ya fuere negativo, loco o veraz, contar con un escáner al minuto del otro y de sus mutuos sentimientos, según OFF destruyó un amor que sin redes, hubiera crecido de otra manera y sobrevivido.
No estamos de acuerdo. Es seguro que antes de la mutación tecnológica de internet, uno fuera más dueño de sus secretos, sus dudas y sentires, pero en este caso, el afán de control, posesión, inseguridades y toxicidad manifiesta se hubiera expresado de cualquier otra manera en esa relación.
Hacemos mención de WhatsApp pero OFF también habla de un stalkerismo perpetuo en Instagram y en cualquier aplicación: quién te mira, quién te escribe, por qué me escondes, por qué haces o no haces algo.
A OFF le recomendamos que tire el móvil al mar y que solicite ayuda profesional. A la persona que recibe su atención obsesiva, que ponga una denuncia, que le bloquee y que siga con su vida. Sicilia no paga a los malvados.