Leonardo Padura: “No puedo irme de Cuba. La realidad de aquí es mi alimento para escribir”

Entrevista

El escritor cubano aterriza en España para hablar de su nueva novela, 'Morir en la arena', uno de los platos fuertes de la rentrée, donde alterna la historia de un parricidio con el día a día de la isla a lo largo de 50 años

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En su nueva novela, Leonardo Padura, que visita hoy Madrid, retrata a toda una generación, la suya, que sigue viviendo a día de hoy en Cuba 

Dani Duch / Propias

Leonardo Padura (La Habana, 1955) nunca sabe si el libro que acaba de terminar será el último. “Una de las cosas más raras que te puede pasar en literatura es que se te ocurra una idea”, confiesa por teléfono a La Vanguardia tras acomodarse en su hotel de Madrid, ciudad en la que presentará su nueva novela, Morir en la arena (Tusquets). Días más tarde, el 4 de septiembre, lo hará en Barcelona, en la biblioteca Jaume Fuster.

Lo que sí sabe es cuando su cerebro se activa para empezar el proceso de nuevo: “Me da por releer Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa. Es para mí como un talismán y una de las grandes novelas de la lengua española, con perdón de las otras. Su estructura, la ambientación, el trabajo de sus personajes... ¡todo me inspira! y, cada vez, veo cosas nuevas y llegan nuevas ideas. Y, aunque no llegaran, tendría que buscarlas. No me dejan jubilarme y, con lo pobres que son las pensiones en Cuba, más vale que no lo haga. No dan más de 2.000 pesos, y eso es terrible, si se tiene en cuenta de que un paquete de treinta huevos ya cuesta 3.000 pesos. ¡Una miseria!”.

Su nueva novela está basada en una historia real.

En una familia cercana a la mía se produjo un parricidio y eso quedó en mi memoria. He cambiado los personajes y algunas de las circunstancias. Pero, si hay algo que es real en esta historia es el día a día cubano que narro, así como el triste desenlace de mi generación. Todos los que ya tenemos una edad y hemos estudiado, trabajado y tenido múltiples privaciones y que, llegada la jubilación, se encuentra que es más pobre y vulnerable que nunca. El suceso de esta historia lo utilizo como motor dramático para mover todas las otras historias.

Utilizo un parricidio como motor dramático para contar otras historias”

Los protagonistas de su novela que viven en La Habana explican desde el primer capítulo que dependen de sus hijas, Aurora y Violeta, que viven fuera del país, para sobrevivir económicamente.

En Cuba a eso se le llama tener FE. Familiar Extranjero. Hay que tener fe para poder sobrevivir y tener acceso a más posibilidades. Menos mal de ellos y, a la vez, qué triste todo. Mi generación ve como muchos de sus hijos se marchan del país para básicamente poder optar a un futuro. En los últimos se ha marchado alrededor del doce por ciento de la población. Eso en cualquier otro lugar es catastrófico. Aquí, en cambio, es lo habitual, aunque en el último año se ha ralentizado el proceso.

¿Y eso?

Por la política de Trump, pues el destino de muchos migrantes era Estados Unidos y ahora se ha cortado ese grifo. Aún así, las colas en las embajadas, sobre todo en la española, para poder salir son infinitas. La gente, desesperada, hace lo posible por desenterrar los huesos de su abuelito español con tal de que eso le permita tener un pasaporte que le permita salir de aquí por la vía legal.

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Entrevista al escritor cubano Leonardo Padura por su nuevo libro Morir en la arena.

Dani Duch / Propias

Usted, en cambio, prefiere quedarse en La Habana.

Aquí vive mi familia y está mi madre, que va a cumplir 98 años dentro de poco. La familia es un ancla importante, pero también lo es mi pertenencia cultural. No podría irme aunque quisiera. La realidad cubana es mi alimento para escribir. Mis personajes hablan cubano y se mueven en unos códigos que no podrían si yo escribiera fuera de este lugar.

El personaje de Raymundo Fumero se inscribe en esa generación de escritores de los 70 golpeada de lleno por el llamado Decenio negro, en la que escritores y artistas fueron apartados y marginados. ¿Cómo es ser escritor hoy en Cuba?

Mi trabajo está fundamentalmente fuera. Mis tres últimas novelas no se han publicado aquí y las más antiguas no se reeditan. Dicen que es porque no hay papel, y en parte es cierto, pero no se publican porque no hay voluntad, así que dependo de cómo van las ventas fuera de Cuba y, por suerte, marchan bien, ya que me han traducido a 32 idiomas y se me han concedido premios, como el Princesa de Asturias de las Letras. Aquí, la censura que tengo es en forma de invisibilidad. Para ellos, es un castigo, pues ni siquiera aparezco en los medios. Para mí, supone una libertad, porque puedo hablar de lo que quiero y creo importante.

La censura que tengo es en forma de invisibilidad. Para ellos, es un castigo. Para mí, supone una libertad”

Pero sus compatriotas no pueden leer sus novelas más críticas.

No es fácil, pero sí pueden. Este libro se publicó el 27 de agosto y el 29 ya estaban circulando copias pirata en la isla. Quien tiene un libro electrónico o un ordenador, que no son muchos, podría acceder a ella. No estoy a favor de la piratería pero, en este caso, mis lectores naturales no podrían acceder de otro modo y tienen todo el derecho, pues hablo de ellos.

Estrategias de supervivencia.

Constantemente te las tienes que inventar aquí. Uno se vuelve muy creativo. No solo para acceder a la cultura; también para necesidades más básicas. Tal vez necesitas gasolina y no hay, pero el vecino te presta y otro día lo harás tú. O se va la electricidad en tu casa, algo cada vez más habitual, pero en el bloque de al lado hay luz y te pasan un cable por el patio para que puedas conectar tu ventilador y no te mueras de calor. Luego está el tema de los medicamentos, saber cuáles puedes conseguir y cuáles no. La cosa más sencilla en otro país, se convierte aquí en una odisea.

Morir en la arena también habla en un segundo término de Barcelona y del independentismo.

No sé por qué pero siempre sale el catalanismo en mis novelas, de una forma u otra. Creo que hay una relación cultural muy fuerte entre Cuba y Catalunya y hay mucho de nostalgia en ambos lugares. Nosotros anhelamos una Habana con lujos y ustedes una Barcelona en la que se pueda caminar y que huela a churros en vez de a ketchup. En esta novela, la hija de Aurora es independentista de derechas, de Aliança Catalana. Quisiera reflexionar en un futuro cómo algunos hijos de migrantes tienen una actitud crítica respecto a otros migrantes. Mira, ya tengo una idea para un próximo libro. Surgen así, sin pensar.

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