Como buen diario europeo y de alcance internacional, el consejo de redacción del Europa Tribune quiere ilustrar su portada con un tema territorial, que afecte al ciudadano del viejo continente. Hoy, el consejo lo tiene facilísimo para ahorrarse de una vez por todas de abrir con Trump y dejar de manchar la primera página del diario con aquel rostro con el tono naranja que encontramos incrustado en los tápers cuando ya no queda ni un solo macarrón a la boloñesa. Lo tiene fácil porque la invasión del espacio aéreo polaco por parte de drones rusos puede suponer un cambio con respecto al conflicto ucraniano.
Pero el periodismo se debe a la verdad. Y la verdad es que el Europa Tribune no existe. Es una invención. Formó parte este miércoles de un ejercicio de periodismo ficción a vista de todo el mundo con que se imaginó un aquelarre en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid en el marco del Hay Festival.
Los cuatro periodistas encuentran dificultados para dejar fuera Trump de la portada
En argot periodístico, un aquelarre es la reunión que los ninguno de la redacción de un diario celebran por la tarde para decidir qué temas hay que destacar. En la escenificación participaron periodistas, de carne y hueso, eso sí: Martin Dahms, corresponsal del Frankfurter Rundschau y del Stuttgarter Zeitung; Helena de Bertodano, reportera de The Sunday Times; Miquel Molina, director adjunto de La Vanguardia. El diseño corrió a cargo de la jefa de diseño de La Vanguardia, Núria García.
El aquelarre se complicó. Y mucho. Primero, porque los periodistas reunidos tienen que esforzarse para dejar de lado su nacionalidad. Son más que nada europeos, hoy. Y además, tienen que tener en cuenta, que, subvencionado como está el diario por la UE, hay que ser sensible con todas las ideas.

El Espacio Fundación Telefónica, con el consejo de redacción imaginario
Luego surge otro problema: ¿se tiene que priorizar la estética en la foto grande de portada, o el interés general y apostar por una imagen “como las de siempre”? “Yo tengo una foto muy bonita que no tiene nada que ver con Polonia: el paso de los ciclistas de la Vuelta por los terrenos quemados en Ponferrada”, dice Núria García. Costará, pero finalmente será la ilustración escogida.
Se superan las dificultades. Pero Bertodano se lo repiensa. “Trump, al ver el ataque a Polonia, ha soltado un ‘Here we go’”, hace notar. Dahms se opone a incluir Trump: “Somos un diario europeo, no americano... A veces parece que nos autocolonizamos. Tendríamos que evitar hablar de Trump”.
Molina es el director. Da por concluido este debate. Pero sale otro. “Quizás deberíamos poner algo cultural...”, expresa Bertodano, como si fuera la voz de la conciencia de los reunidos en el aquelarre.
Y rápidamente se ponen sobre la mesa temas: que si David Rieff ha sacado un libro donde critica el wokismo, que si se ha hecho toda una peli con IA, que si han encontrado un cuadro de Rubens...
-Briney Spears tiene una historia propia–, dice Dahms.
-Pero te vas a los EUA!–, le recuerda Molina
–Es verdad–, rectifica el periodista mientras sonré, dando a entender que bromeaba.
“¿Y una noticia buena, no?”, se dicen todos. La colaboración entre el Hospital Clínic y el Instituto del Cáncer de Londres, que han encontrado la caja negra de los tumores cerebrales, se gana el espacio.
La sesión se alarga una hora y media. Mucho más que lo que duran los aquelarres en realidad. Pero lo vivido en el Espacio Fundación Telefónica sí que da fe de la cantidad de cuestiones a tener en consideración. Y que si existiera un diario europeo como el planteado ayer, sobre todo no sería amarillo, pero tampoco naranja.