De guateque en la reserva apache

FAHRENHEIT 451

De guateque en la reserva apache
Periodista

Atravieso la ciudad en taxi, como El Fary, casi de punta a punta, desde la librería Nollegiu, en el Poblenou, hacia el upper Diagonal, sorteando un tapón morrocotudo en la calle Aragó. Jueves. Vengo de la presentación de Pilar Quintana ( Noche negra , Alfaguara) y me dirijo hacia el cóctel con que Tusquets celebra la concesión de su premio de novela, el fiestorro culmen de una semana loca, anfetamínica e hipertrofiada de eventos culturales, con todas las editoriales poniendo la carne en el asador de los lanzamientos.

Sablazo del taxímetro. Encima, llego a deshoras y acelerada, como el Conejo Blanco de Alicia, concluidos ya los parlamentos del editor, Juan Cerezo , y del ganador, el extremeño Francisco Serrano ( El corazón revolucionario del mundo ). Entro de puntillas en el jardín del casoplón donde se celebra el party : la mansión de Julio Muñoz Ramonet, en Muntaner 282. Ya saben, el empresario estraperlista de la Barcelona del franquismo, con cuyas herederas el Ayuntamiento mantuvo un laaaaaargo litigio a cuenta de la pinacoteca que había atesorado. Magnífica velada bajo los magnolios, para que nos creamos ricos y casi felices por un rato.

Inauguración de La Central en Consell de Cent, con el alcalde Jaume Collboni y el escritor Enrique Vila-Matas

Inauguración de La Central en Consell de Cent, con el alcalde Jaume Collboni y el escritor Enrique Vila-Matas

Àlex Garcia

La fiesta de Tusquets, en los jardines de Muñoz Ramonet, pone la guinda a una semana muy literaria

La escudería de Tusquets, casi al completo: Cristina Fernández Cubas , Fernando Aramburu , Antonio Orejudo , Miguel Ángel Oeste , Rafael Reig y Camila Sosa , con un vestidazo blanco muy escotado. Sentados a una de las mesas, departen dos cubanos elegantes, Iván de la Nuez y Leonardo Padura , acompañado este por sus traductores al japonés, muy circunspectos. La escritora Llucia Ramis me conduce hacia la barra más escondida del jardín, donde alguien ha tenido la delicadeza de colocar, entre las copas del guateque, botes de repelente y pomada para las picaduras de insectos, si bien los mosquitos no asoman en la noche tropical.

Pasa una bandeja con bocaditos de jabugo. Han venido los libreros Lola Larumbe (Alberti, Madrid) y Rafael Arias (Letras Corsarias, Salamanca). En un corrillo boomer , presidido por Ignacio Martínez de Pisón , se conversa sobre las noches preolímpicas de la S ala Bikini, con su minigolf y sus bocadillos croque monsieur , y alguien muestra en el móvil una foto del susodicho con Enrique Vila-Matas , ambos jóvenes y guapos.

foto NACHO VERA GALBARRO. 18/09/2025. Festa-còctel per la concessió del Premi Tusquets de Novel.la als jardins de la fundació Julio Muñoz Ramonet.

Fiesta deTusquets, con su ganador, Francisco Serrano, en los jardines de Muñoz Ramonet 

Nacho Vera

Precisamente, los escritores Vila-Matasy Marta Carnicero ( Matrioskas , Acantilado) fueron las estrellas invitadas del otro gran sarao: la inauguración oficial de La Central de Consell de Cent, tercera librería en Barcelona de la cadena que Antonio Ramírez y Marta Ramoneda fundaron en 1996, hoy propiedad del grupo italiano Feltrinelli. Había más cola para entrar en el local que frente a la tienda de Louis Vuitton.

Cuando el alcalde, Jaume Collboni , abandona el acto, enseguida, Vila-Matas se siente con más tranquilidad para afirmar que los barceloneses, ay, somos ya “como indios en una reserva”. La frase, reconoce, la acuñó Eduardo Mendoza. Se la dijo al jefe, Xavi Ayén , durante una entrevista, en el sentido de que en la ciudad ya todo es colonización o turismo. Justo enfrente de la flamante librería se ubican un Vivari y uno de esos supermercados 24 horas. Pero resistiremos, ya lo creo; con la furia desmelenada de los apaches.

Del copeo y el glamour, a la trastienda libresca, de la mano de Enrique Murillo en el bautizo de sus memorias Personaje secundario (Trama), con Miguel Dalmau en el papel de padrino, quien estuvo sembrado al comparar el mundillo de la edición con las intrigas del convento de El nombre de la rosa . No cabía una nanopartícula de alfiler, el martes, en la Laie de Pau Claris para escuchar a Murillo, verdadero hombre orquesta de este complejo negociado; soltó alguna verdad más contundente que un puño. Por ejemplo, la precariedad salarial con que sobreviven traductores, correctores y redactores de solapas. Como diría Joan Tardà en Polònia, “ perdoneu, però algú ho havia de dir ”.

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