Pinta la furgoneta, y carretera y manta

Unos decenios atrás, cuando se acercaban las Navidades, las cajas de ahorros regalaban discos a sus clientes. Uno de los que no faltaban nunca era el de las bandas sonoras. Era una época en que las películas también se publicitaban con una de las canciones que aparecían. Éxitos como Doctor Zhivago o Lo que el viento se llevó tenían un plus de popularidad gracias a la música que las identificaba. Siguiendo la terminología inglesa, eran conocidas por el Tema de Lara, en referencia al personaje que interpretaba Julie Christie, y por el Tema de Tara, el nombre de la hacienda.

En el caso de la película La leyenda de la ciudad sin nombre, la canción que se hizo famosa fue Wandrin’ star, traducida como Estrella errante, y que musitaba Lee Marvin más que cantaba. Basada en un musical, el título original no tenía nada que ver con el que se usó en la traducción, Paint your wagon (Pinta la caravana). Con la conquista del Oeste y la fiebre del oro, Norteamérica vivió su edad media en el siglo XIX.

De aquellas carretas, hemos llegado hoy a las furgonetas camperizadas, las campers

De aquellas carretas o caravanas, vehículos para viajar y dormir a cubierto, hemos llegado hoy a las furgonetas camperizadas, las campers. En medio, con el estallido del turismo que coincidió con aquellas bandas sonoras, las carreteras también se llenaron de las populares roulottes (derivado del francés rouler, rodar), que era un sistema como el de los caracoles, pero en familia, cargando la casa. Aquellas roulottes fueron creciendo y creciendo, y muchas veces perdían la movilidad porque los propietarios las plantaban en un camping, rodeadas de macetas para marcar los límites de la parcela, al estilo de las casas trasladables de Estados Unidos, mobile home.

Después de las caravanas llegaron las autocaravanas, que tienen más seguridad que las roulottes enganchadas al coche, pero con el inconveniente de la poca movilidad cuando se llega a los sitios. Por ello los usuarios también cargan bicicletas o motos, para hacer las visitas o ir a comprar.

Ahora la cosa se empequeñece y lo que se lleva son las furgonetas acondicionadas para dormir. Conocidas como camper, son la versión moderna de las populares Volkswagen, Westfalia o California, de los años hippies. Incluso han derivado un verbo: camperizar. Lo que parece más moderno, resulta que hace decenios que ya existía. En la película La leyenda de la ciudad sin nombre, Lee Marvin canta la canción saliendo de casa de noche, para dejar que Clint Eastwood y Jean Seberg hagan tranquilamente el amor, dado que la noche anterior le había tocado a él. ¿Les suena lo del poliamor?

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