Calificaciones
★★★★★ obra maestra
★★★★ muy buena
★★★ buena
★★ regular
★ mala
Una batalla tras otra
★★★★✩
Dirección: Paul Thomas Anderson
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Benicio del Toro, Regina Hall
Producción: EE.UU., 2025 (161 minutos). Thriller
La montaña rusa de PTA
Por Jordi Batlle Caminal
Paul Thomas Anderson, a quien ya se le reconoce popularmente por sus iniciales PTA, da otro golpe de timón en su filmografía y, después de la gustosamente ligera Licorice Pizza, vuelve al universo del escritor Thomas Pynchon, a quien ya adaptó en Puro vicio, una de sus películas más duras e impenetrables. No se puede decir que Una batalla tras otra no sea también dura, pero es más alada, respira más oxígeno y revela en PTA a un febril fabricante de action movies. El cineasta actualiza la novela de Pynchon, publicada en 1990 con el título de Vineland, para trazar un mapa reconocible de la América caótica de nuestro tiempo, como Ari Aster en Eddington, pero sin tantas pretensiones artísticas y con un sano acento satírico.
El menú degustación es variado: el anarquismo activo y armado, una delación de consecuencias terribles, el ejército estadounidense con un oficial que es el diablo en persona (un Sean Penn memorablemente patético), sectas fascistas en la sombra del poder, órdenes de asesinato y, entre otras delicatessen, una adolescente de padre dudoso que será la desencadenante de la ultraviolenta segunda parte. Con una contundente elipsis de dieciséis años en el primer tramo, Una batalla tras otra va de un lado a otro todo el rato y no para de sorprender durante casi tres horas que pasan volando.
En las escenas tensas que comparten Benicio del Toro y Leonardo DiCaprio, no deja de ser divertido el contraste entre la histeria brutal del segundo y la serenidad imperturbable del primero. El perpetuo nerviosismo de DiCaprio (punto álgido: los tronchantes momentos en los que no logra recordar una contraseña que años atrás se sabía de memoria) es como un metrónomo que registra gran parte de los compases del filme.
Como cineasta de acción, PTA es más que eficaz. Probablemente el atraco al banco lo hubieran rodado mejor Joseph H. Lewis y Don Siegel, pero la secuencia de la carretera desértica es deslumbrante: tres coches se persiguen frenéticamente, uno tras otro, y los continuados desniveles del asfalto están filmados como si fueran imágenes de una montaña rusa exhibidas en Cinerama y crean en el espectador sensaciones vertiginosas. De hecho, toda la película es, a su manera, una montaña rusa en la que apetece montarse.
Maspalomas
★★★★✩
Dirección: José Mari Goenaga y Aitor Arregi
Intérpretes: José Ramón Soroiz, Nagore Aranburu, Kandido Uranga
Producción: España, 2025 (115 m.) Drama
La estación de los amores
Por Salvador Llopart
Primero fue el armario, salir de él. Hace tiempo. Cuando conocemos a Vicente (José Ramón Soroiz), el protagonista de Maspalomas, ya mayor, con más de setenta años, está instalado en el desenfreno homosexual del núcleo turístico del extremo sur de la isla de Gran Canaria: un gueto feliz –según nos muestra con lujo de detalles el filme– donde vive alegre su homosexualidad. Si Maspalomas se quedara ahí, poca cosa sería. Una curiosidad lúbrica y poco más. Pero muy pronto un accidente devuelve a Vicente a San Sebastián, y entonces la película de José Mari Goenaga y Aitor Arregi afronta con grandeza ese otro armario que se cierne después del armario.
Envejecer no es para cobardes, que dijo Bette Davis, y Vicente es viejo, lo sabe bien. Maspalomas se muestra entonces como una historia de decadencia con el valor de mirar ahí donde no se suele mirar. Sería muy fácil decir que habla de orgullo gay, pero lo cierto es que su apuesta es más fuerte, más arriesgada y valiente, y mucho más interesante también. Porque más que de orgullo, Maspalomas habla de dignidad.
La vejez y la enfermedad devuelven al protagonista al norte brumoso, donde todo empezó, y ahí se va a encontrar con el desafío de vivir sin guetos ni disfraces. También sin la condescendencia de los demás. Afrontar sus errores; descartar el orgullo, y aceptar que la estación de los amores, como dice Battiato, viene y va y que los deseos no envejecen, a pesar de la edad.
Arriesgada película que encuentra su mejor valedor en los primeros planos de su protagonista, José Ramón Soroiz, en su mirada a veces airada y otras triste. En todo el reparto, en realidad; la mayoría, miembros de esa sobresaliente escuela vasca de interpretación que merece un cerrado aplauso. Gracias a ellos, Maspalomas es un filme de sutilezas y aceptaciones, que encuentra la poesía en el euskera de su versión original. ¡Qué hermoso lenguaje! ¡Qué maravilla descubrir un nuevo entusiasmo, todavía por latir, en el corazón de esta historia!
Relay ★★★★✩
Dirección: David Mackenzie
Intérpretes: Riz Ahmed, Lily James, Sam Worthington
Producción: Estados Unidos, 2024 (112 min). Thriller
Solo contra las farmacéuticas
Por Philipp Engel
Ni el giro previsible, ni un clímax algo torpe, ni un guion demasiado simplón, empañan el entusiasmo que nos genera este elegante y minimalista homenaje al thriller conspiranoico perpetrado por el virtuoso realizador de la magistral Comanchería. Un juego al gato y al ratón con dos excelentes antagonistas –Riz Ahmed y Sam Worthington–, que consigue mantenerte al borde de la butaca durante dos horas cargadas de tensión, y eso se aplaude a manos llenas en un momento de constantes decepciones con el género.
Sigue volando / Segueix volant
★★★★✩
Dirección: Takuya Katô
Intérpretes: Mugi Kadowaki, Shôta Sometani, Haru Kuroki
Producción: Japón, 2023. 83 m. Drama
Japonesidad
Por Salvador Llopart
Fascinante en su extrañeza. Japonesa como un jardín de piedras o un haiku, esa forma poética a la que tanto se parece el filme de Takuya Katô. Después de la repentina muerte de su amante, Watako (Mugi Kadowaki) quiere olvidar, pero la realidad es testaruda. No es una historia de culpa; la culpa no tiene demasiado sentido en la cultura japonesa. Es una bella historia de responsabilidad. Sutil, de sentimientos complejos y ruidosos silencios. Como un lago de aguas tranquilas y profundas tormentas.
Los lazos que nos unen ★★★★✩
Dirección: Carine Tardieu
Intérpretes: Valeria Bruni-Tedeschi, Pio Marmaï, Vimala Pons, Raphaël Quenard
Producción: Francia, 2024 (106 min). Drama
Apología del apego
Por Philipp Engel
Se pueden hacer dramas para todos los públicos que no caigan en el sentimentalismo cursi, la manipulación emocional o el bochorno intelectual, y las películas de Carine Tardieu son la prueba del algodón, gracias a una sobria puesta en escena, un guion sensible e inteligente y un entregado elenco encabezado por una contenida Valeria Bruni-Tedeschi y con excelentes secundarios (Raphaël Quenard, Vimala Pons), tan humanos que te entran ganas de formar parte de esta familia formada a partir de una tragedia.
El vengador tóxico
★★★✩✩
Dirección: Macon Blair
Intérpretes: Peter Dinklage, Kevin Bacon, Elijah Wood
Producción: EE.UU. 2023. 102 m. Comedia
Héroe de estercolero
Por Salvador Llopart
Homenaje sin descafeinar a un hito gore de los ochenta, emblema de la factoría Troma. Allí donde la comedia se mezcla con la sátira social y se adoba en cultura trash. La historia de un héroe de estercolero, gamberra por excelencia. Donde el chiste, la ocurrencia y la referencia son la clave. Winston Gooze, un conserje gris y apocado, sufre un accidente tóxico que lo transforma en héroe a su pesar. Cine amablemente transgresor con muchas vísceras desparramadas. Puro Sitges.
El tesoro de Barracuda / El tresor de barracuda
★★★✩✩
Dirección: Adrià García
Producción: España-Bélgica, 2025
(87 minutos). Animación
Cine de piratas honesto
Por Jordi Batlle Caminal
A falta de una reposición en toda regla de El capitán Blood o El temible burlón, esta película supone una buena ocasión para hacer navegar al público infantil por los apasionantes océanos del cine de piratas. Es honesta, ágil, contiene todos los ingredientes del género y el diseño de personajes es bastante más creativo que en la mayoría de productos de animación. Además, hay un obvio apunte aleccionador para los peques: que los verdaderos tesoros no son las joyas y el oro, sino los libros.
