Happy Mondays, mantener el tipo (★★★✩✩)

Crítica de rock

Los adalides del sonido Madchester dejaron constancia de que mantienen parte del aura que los hizo míticos

La actuación de Happy Mondays en Razzmatazz

Un momento de la actuación de Happy Mondays en Razzmatazz 

Elvira Chertó/Houston party

Siendo Manchester la ciudad invitada de la Mercè, nadie mejor que Happy Mondays para representar el espíritu lúdico y canalla de la ciudad. Ellos fueron, a finales de los ochenta, adalides de lo que se denominó sonido Madchester, ese que combinaba rock con frenesí bailable. Fueron los días del sello Factory y el no menos legendario club The Haçienda. Sus tres primeros álbumes hicieron historia y aún son la columna vertebral de sus conciertos.

El grupo, que se presenta en formación de septeto, incluida su mascota , el bailarín y sacudidor de maracas Mark Bez Berry, sigue contando con el cantante y agitador original, un ahora orondo Shaun Ryder ya sexagenario. Tienen, además, el indispensable apoyo de la actual corista, una Firouzeh Berry encargada de poner pirotecnia vocal soul a lo que solo son gruñidos y fraseos recitados de un Ryder que, a pesar de tanta mili a sus espaldas, aún sigue manteniendo el tipo, al igual que el determinante guitarrista Mark Day, responsable de trufar todas las canciones de riffs, solos y dedales deslizantes muy en consonancia con las maneras del rock clásico.

En todos los bolos tocan igual repertorio y la cosa suena bastante engrasada, desde la inicial Kinky afro , arreglada en clave disco, sobre todo gracias a los gorgoritos de Firouzeh, con el característico “yippee-ippee-ey-ey-ay-yey-yey” en su estribillo. Con solo Ryder al mando vocal, God’s cop mezcla groove y rock ácido y en Donovan se pone de manifiesto su sentido del humor en una letra narrativa antihippies.

En los temas que participa Firouzeh, Dennis and Lois , Loose fit, Rave on o Hallelujah , le roba el protagonismo a Ryder, poniendo con sus agudos estratosféricos un toque R&B, en contraste con el quehacer de un Day que parece chapotear en la marmita de Jimi Hendrix en Mad Cyril . Su determinante protagonismo en el celebrado 24 hour party people , para teñir de distorsión un himno de la pista de baile, no bajó la intensidad de los pedales de efectos en una traca final con Step on, en el que parecía haberse reencarnado el espíritu de Tina Turner, y un Wrote for luck que sirvió para recordar las raves de los ochenta y dejar constancia, aunque su capacidad de convocatoria haya menguado, de que Happy Mondays mantienen parte del aura que los hizo míticos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...