Nada más entrar en el recinto ferial, un desconocido nos invita a sentarnos en el único banco de un extraño parque en el que las plantas brotan del asfalto, como si hubieran decidido seguir creciendo por su cuenta sin importarles la falta de cuidados, resistiendo pese a la adversidad. Es uno de los artistas de la joven galería Outhouse de Londres, para la que Swab Barcelona es su puerta de entrada en el circuito comercial de las ferias, y lo hace recreando ese parque-metáfora de resistencia, un lugar de descanso y reunión donde es posible que las conversaciones sucedan incluso en el peor de los mundos.
Un poco más allá, el colectivo de Indonesia Jatiwangi art Factory (JaF) ha levantado una estructura de madera y suelo de ladrillos de adobe, a medio camino entre la práctica del nongkrong (pasar tiempo juntos sin ningún objetivo concreto, por el mero placer de compartir compañía) y las saunas nórdicas. Swab, la Feria de Arte Independiente de Barcelona, cumple 18 años y todo en esta edición de aniversario (abierta al público desde este viernes y hasta el domingo, en el Pabellón Textil de la Fira de Montjuïc) parece pensado para la introspección. Es la primera que dirige Carolina Diez-Cascón, en sustitución del fundador Joaquín Diez-Cascón, y su apuesta tiene tanto de paso hacia adelante como de regreso a sus orígenes:, con la voluntad de mostrar las nuevas tendencias y prácticas del arte emergente.
La feria explora las nuevas prácticas artísticas en un mundo cambiante
“Pero el mundo ha cambiado y no podemos seguir hablando de arte emergente como lo hacíamos hace 18 años”, señala la nueva directora. “Por un tema de mera supervivencia, los artistas han visto mermada su capacidad de creación y la sociedad se ha ido alejando porque ve el arte como algo elitista y no como un bien social. Eso está cambiando. En los últimos años lo jóvenes están buscando fórmulas colaborativas y prácticas comunitarias que les permitan vivir de esto, nuevos modelos que. vuelvan a hacer posible el encuentro entre mercado y creación”.
Una visitante descansa en la instalación inflable de la artista NakedSpace, de la galería VASTO
A los habituales de Swab seguramente les sorprenderá el nivel de experimentación y la radicalidad de muchas de las propuestas de los 150 artistas y las 62 galerías participantes, por primera vez conviviendo en un mismo espacio las ya consolidadas con las que hace poco empezaron su andadura y los espacios independientes. Uno de los principios fundacionales de Swab fue también iniciar a los jóvenes en el coleccionismo. ¿Qué ha sido de ellos? “El mercado ha creado algo tan excluyente que los jóvenes se han desconectado, pero es que, además, ¿cómo vas a pedir a un joven que inicie una colección si no tiene casa o lleva una vida nómada?”, se pregunta Diez-Cascón. Y aún: ¿Cómo acabar con la idea de que el arte es para ricos? . Para la directora de Swab, que el próximo año tendrá que buscar un nuevo emplazamiento a causa de las obras de transformación de la Fira, el coleccionista del futuro ya no será alguien que acumula piezas sino que se implica y apoya a los artistas en el proceso.
Últimos retoques en Swab antes de la apertura de puertas
Uno de los proyectos que exploran nuevas maneras de convivencia, destaca el del Studio GOR, también de Indonesia, que esta mañana, antes de la apertura de puertas, iban levantando a escala, ladrillo a ladrillo, una vivienda social según los estándares de su país, donde una vivienda digna está establecida por ley. Imposible preservar la autonomía y el bienestar de una vida compartida dentro de esa recreación de una casa típica, a la que Luqi Lukman y Paper Bricks han invitado a diez artistas cuyas obras se exhiben en vitrinas en formas de ladrillo. “Un tú y un yo que juntos forman el nosotros”.
