El mercado voluntario de compensaciones de carbono permite a empresas y particulares adquirir créditos que representan reducciones o absorciones de gases de efecto invernadero. Cada crédito equivale a una tonelada de CO₂ evitada o retirada. Se trata de un sistema paralelo al regulado, basado en estándares privados y verificadores externos, con menor supervisión pública. Diversos analistas lo han señalado como vulnerable a la opacidad o a prácticas de greenwashing. Una investigación de The Guardian cuestionó la integridad de algunos proyectos forestales, aunque los certificadores implicados defendieron sus metodologías y anunciaron mejoras.
En este contexto, el artista Josep Piñol ha concebido una obra inédita que consiste, precisamente, en evitar su realización. La pieza se formaliza con créditos de carbono oficialmente validados, que certifican la reducción de 57.765 toneladas de CO₂ equivalente, valoradas en 1,6 millones de euros. De esa cifra, solo se transferirá simbólicamente una tonelada al comprador; el resto se liberará para anular la propiedad y evitar la especulación en nombre de la sostenibilidad.
Evitada, Josep Piñol
La propuesta se presentará públicamente el sábado 4 de octubre, a las 10.00 h, en la Fundació Tàpies bajo el título Evitada, en formato de performance. El acto, comisariado por la periodista y crítica de arte Roberta Bosco, incluirá la firma del artista como gesto final.
El proyecto se describe como una “infiltración deliberada del arte en el mercado voluntario”, concebida para poner de relieve sus contradicciones. El gesto plantea una pregunta de fondo: ¿puede la no materialización ser un acto de valor en plena emergencia climática?
Plano de la maqueta de 'Evitada' en 3D del artista catalán, Josep Piñol
La iniciativa coincide con la proximidad de la COP30, que se celebrará en Belém (Brasil) en noviembre, donde volverá a debatirse el Artículo 6 del Acuerdo de París, relativo al comercio internacional de créditos de carbono.
Más allá de la provocación artística, la obra interpela tanto al mundo del arte como al de la política climática. Si esta lógica se extendiera, el valor de un artista podría llegar a medirse no por sus piezas materiales, sino por las toneladas de CO₂ evitadas al renunciar a producirlas. Una paradoja que refleja los dilemas actuales en torno al arte, la sostenibilidad y la economía del carbono.
¿Qué es el mercado voluntario de carbono?
Se trata de un sistema paralelo al regulado por los Estados, en el que empresas y particulares compran créditos equivalentes a una tonelada de CO₂ evitada o absorbida. Con ellos buscan compensar las emisiones que no pueden reducir directamente, financiando proyectos como reforestaciones o energías renovables. Aunque puede canalizar recursos hacia iniciativas útiles, su falta de regulación global y la calidad desigual de los créditos lo han convertido también en objeto de críticas por su posible uso como herramienta de márketing.