La imprenta que ya no es

Es sabido que en la calle del Call de Barcelona Cervantes ubicó la imprenta de Sebastián de Cormellas, en la que se detiene Don Quijote en su camino hacia el desenlace de su aventura caballeresca. Los bajos de la casa están ocupados hoy por un comercio de bisutería de nombre Dulcinea. En un mundo ideal, el Ayuntamiento adquiriría el local y lo transformaría en una oficina de turismo cervantino. En el mundo de lo posible estaría bien colocar una placa más visible que la indicación actual, situada a gran altura.

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