Cuando al actor y medallista de taekwondo Alberto Jo Lee (Barcelona, 1979) le ofrecieron interpretar a un cap de pinyes de una colla castellera en la serie Pubertat (2025) no ocultó su sorpresa y alegría. No hubo cuestionamientos por sus rasgos ni por su ascendencia asiática. Era catalán, y eso importaba.
“Me encanta que la directora, Leticia Dolera, haya elegido a un catalán de origen coreano para interpretar este rol, porque los castells son algo supercatalán. Me enorgullece muchísimo”, dice efusivo.
En una industria que a menudo reduce a las personas asiáticas a personajes bufonescos, esta propuesta era distinta. Era la oportunidad de ocupar un lugar sin que su rostro se redujera a un cliché.
Jo Lee camina por el Gòtic con la confianza de quien lo conoce desde siempre. Al entrar en un café, el camarero –casi de forma automática– le habla en inglés. Él responde en castellano, desarmando el estigma de quien aún lo ve como forastero en su propia ciudad.
Hice muchos personajes de alivio cómico: el asiático tonto que, tras una carga dramática, suelta un chiste para que la gente se meara de risa”
Actor desde hace dos décadas, debutó en Tapas (2005) y desde entonces ha participado en Paella Today (2017), Xtremo (2021) y Sociedad negra (2024). “No siempre fue así. Hice muchos personajes de alivio cómico: el asiático tonto que, tras una carga dramática, suelta un chiste para que la gente se meara de risa”, recuerda.
Para él, y muchos de su comunidad, la cultura asiática no se representa correctamente en el cine español. Según el último estudio del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales, de los 1.870 personajes que pueblan las 102 películas y 78 series españolas de 2025 del informe, solo 21, el 1,1% son asiáticos. “Crecí sin referentes en la tele”, recalca Jo Lee.

Alberto Jo Lee, a la derecha, en un fotograma de la película Tapas
Un vacío que un conjunto diverso de actores busca revertir, para mirar desde nuevas perspectivas la diversidad en España.
Tras el escenario ubicado en el Parque de la Estació del Nord, la actriz barcelonesa de origen japonés Sònia Masuda (Barcelona, 1992) se prepara para salir en la Mercè 2025. “¿Te has fijado en que, si aparece alguna mujer asiática en una película, habitualmente no habla?”, plantea en su monólogo El silenci de la fera .
Ante el público, proyecta secuencias de Sin City (2005), Pitch Perfect (2011) y Ex Machina (2014), donde los personajes asiáticos existen pero carecen de voz.
“De las poquísimas veces que se nos ve, es con personajes estereotipados. Las mujeres asiáticas somos tímidas, sumisas o sexualizadas”, reflexiona poco antes de actuar.
Como directora y guionista, Masuda apuesta por la reflexión y el cambio de patrones para generar un cambio también a nivel social. “Somos una sociedad que se alimenta del audiovisual. Esas imágenes moldean cómo pensamos. Si ves a mujeres asiáticas en roles menospreciados, se refuerza que se las puede menospreciar”, explica.
De las poquísimas veces que se nos ve, es con personajes estereotipados. Las mujeres asiáticas somos tímidas, sumisas o sexualizadas”
Jo Lee comparte la reflexión y añade la necesidad de incluir a guionistas y directores que amplíen los discursos desde la comunidad: “Falta que desde el guion haya historias con personajes de otros colores y que esos colores no condicionen su recorrido. Hace falta que haya asiáticos médicos o arquitectos en el cine”.
Propuestas como la del actor y guionista japonés-malagueño Kuni Tomita (Kawasaki, 1992) buscan diversificar los roles. “Me crié con manga, las Sailor Moon y videojuegos. Siempre he tenido interés por explorar lo femenino, masculino y queer”, dice.
Su cortometraje Kohuhaku (2024), codirigido con el director catalán Adrià Guxens, reflexiona sobre la identidad japonesa y los roles de género. “Cuando el público español me ve vestido de geisha, hablando japonés o un español neutro, no les chirría. Creo que el público es más abierto de lo que pensamos. Quizás las productoras están un poquito atrás”.
Siempre te sientes desplazada aunque haya nacido aquí, siento que no pertenezco ni aquí ni allá”
Para quienes han heredado la cultura asiática de sus padres, a los estigmas se suma también el desarraigo cultural. Nacidos y criados en España, esta generación se enfrenta a producciones en las que –dicen– “no terminan de encajar”.
“Siempre te sientes desplazada aunque haya nacido aquí, siento que no pertenezco ni aquí ni allá”, dice Alexandra Masangkay (Barcelona, 1992).
Desde 1898: Los últimos de Filipinas –filme en el que debutó como la única mujer del elenco–, sus actuaciones en películas como El hoyo (2019) y Código emperador (2022) la han posicionado como una actriz reconocida en España.

Alexandra Masangkay en 1898. Los últimos de Filipinas, película de 2016
Su análisis es común entre sus colegas. “Me dijeron que nunca me llamarían para interpretar a una chica catalana, que me maquillase más los ojos para parecer japonesa. No soy totalmente asiática, pero tampoco catalana para ellos”, recuerda con molestia Masuda.
Una realidad de la que Masangkay propone una salida: “Hay que normalizar la variedad. La diversidad existe en la calle”.
Insiste además en que dentro de la comunidad asiática, la cultura filipina ha sido especialmente borrada del mapa, aun cuando su país fue colonia española por más de 300 años.
“Una vez me pidieron si podía poner acento chino. No hay nada de malo con eso, pero yo no soy china. Es extraño que estemos tan invisibilizados”, remata.
Esa sensación no es exclusiva de las generaciones más jóvenes. Quienes comenzaron sus carreras en España hace varias décadas también se enfrentaron a una industria que apenas ofrecía papeles con peso narrativo. Andy Fukutome (Japón, 1969) vive en Barcelona desde hace 25 años. Llegó a la ciudad con el objetivo de explorar un terreno en el que, hasta entonces, los intérpretes con su perfil eran escasos. Poco después notó que los roles eran superficiales. “No tenían nada de historia, solo eran graciosos”, recuerda.

Una imagen de Tokyo Capsule Hotel
Con el paso de los años, su carrera actoral se diversificó. Empezó a explorar la actuación de voz e interpretó diferentes papeles en su lengua materna en cortometrajes como Tokyo Capsule Hotel (2021) y en la película animada Lost in L.A. (2020). Dos producciones en las que compartió escena con la actriz Rina Ota (Japón, 1970). Ella –al igual que Fukutome– lleva décadas trabajando en la industria española.
“Cuando llegué, los papeles estaban muy ligados a los estereotipos, pero por mi amor al cine intento transmitir energía, fuerza y empatía a través de ellos”, explica Ota.
No solo se trata de pedir más presencia –explican estos actores– sino de abrir un espacio a historias más diversas. Relatos que construyan una imagen más honesta de la sociedad. “Lo que más feliz me hace, y creo que a muchos como yo, es cuando puedo interpretar personajes que se llaman Joan, Carlos, Ethan o Romay. Donde no importan las tendencias asiáticas que tú tienes y se te valora por tu capacidad actoral”, concluye Jo Lee.