Cuando en la escuela nos explicaban la ley del talión, aunque nos la vendían como el primer código de justicia de que se tiene constancia, a mí me parecía muy bestia. Año tras año volvía a salir la ley del talión y yo seguía pensando lo mismo, hasta que un profesor con más capacidad didáctica que los anteriores nos hizo ver que era una ley justa y nos refirió los motivos.
Hasta entonces, cuando alguien se sentía atacado o humillado por otra persona, este alguien podía llegar a cortarle un brazo o directamente matarlo, y listos. Con la ley del talión lo que se conseguía era que el castigo o la venganza fueran proporcionados al ataque sufrido. Si te han quitado un ojo, tú estás legitimado para quitarle un ojo a tu atacante. Pero no te puedes volver con un castigo superior. A cada acción punible, un castigo equivalente, no desmesurado.
El libro fundacional del judaísmo dice: “El culpable pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente”
La palabra talión significa ‘verosímil’ y proviene del latín talio, -ōnis , que es un derivado de talis , que dio nuestro actual tal. Ese código penal popularizado con la frase “ojo por ojo, diente por diente” se documenta en dos sitios de la antigüedad: en el código de Hammurabi, rey de Babilonia del siglo XVIII a.C., y en el Antiguo Testamento, en el libro del Éxodo: “Se exigirá vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” ( Éxodo 21,23-25).
Es una de las muchas leyes que Dios dio a Moisés después de dictarle los diez mandamientos, porque el Éxodo es el libro que narra la historia de los judíos que viven esclavizados en Egipto y consiguen huir del yugo del faraón gracias a Moisés. El Éxodo, que significa salida , contiene episodios tan míticos como el de las diez plagas de Egipto, la separación de las aguas del mar Rojo para poder huir o el maná caído del cielo con que se alimentaban cuando cruzaron el desierto del Sinaí. Todo con el objetivo de llegar a la tierra prometida por Dios. Así pues, el Éxodo es el relato fundacional del judaísmo y es a partir de ahí que los judíos se han establecido en unas tierras que unos denominan Israel, y otros, Palestina.
Pues bien, ahora nos encontramos en unos momentos extraordinariamente sangrientos. Dos años después de que la organización terrorista Hamas atacara y matara a israelíes y tomara a rehenes, Netanyahu y su ejército siguen matando a palestinos en un número absolutamente desproporcionado al ataque recibido, desatendiendo lo que dice el Éxodo. En cifras aproximadas, hay 50 palestinos muertos por cada israelí muerto. Parecía que, a lo largo de los siglos, la ley del talión había quedado superada por penas más humanas. Pero viendo lo que está pasando en Gaza, que vuelva, por favor.