La tregua, una producción hispano-kazaja dirigida por Miguel Ángel Vivas Moreno y protagonizada por Arón Piper y Miguel Herrán, llega este viernes a los cines después de pasar por el Festival de San Sebastián. Días antes del estreno, el director y los dos actores compartieron con La Vanguardia sus impresiones sobre esta historia -inspirada en hechos reales- de reconciliación entre las dos Españas enfrentadas en la Guerra Civil en el gélido escenario de un gulag (campo de trabajo) de la Unión Soviética.
Para el director, que con este alcanza su séptimo largometraje y tiene una larga trayectoria en el rodaje de series de televisión y para las plataformas audiovisuales, este proyecto representa “algo increíble”, puesto que, explica, le ha permitido contar “una historia que puede importar a la gente”, como es la de un grupo de de soldados españoles -tanto republicanos como franquistas- que sobrevivieron en un gulag de las frías estepas del Asia Central soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
“Estamos en un mundo muy polarizado y la ideología está por encima de los principios del ser humano”, reflexiona Miguel Ángel Vivas, que recuerda que el trasfondo de su película es histórico por más “fascinante” que pueda resultar: republicanos que acaban en un gulag al que luego llegan soldados de la División Azul enviada por Franco para ayudar a Hitler.
“Me parece una idea increíble que nos dio la realidad misma. Y encima está vigente porque habla de cómo, al margen de las ideologías, empezamos a mirarnos como seres humanos”, analiza sobre el encuentro de los antagonistas, que primero reproducen el enfrentamiento civil que vivieron en España y luego empiezan a colaborar para salir adelante en el gulag, el archipiélago de infernales campos de trabajo creado por la Unión Soviética de Stalin. “La idea real es que fuera una película humanista: no sobre personajes, sino sobre personas”, dice.
A pesar del largo metraje de La tregua, casi dos horas y media, Vivas tuvo que cortar bastante: “No conté nada que no quisiera que estuviera en la película, pero son diez personajes (cinco de cada bando) y quiero contar la historia, la evolución de cada uno de ellos en esos diez años y cómo son cuando salen”, defiende ante las elipsis narrativas de “este viaje de la oscuridad a la luz”. De ahí que, en la sala de montaje, tomara la decisión de que la película se entendiera “emocionalmente” y no a través de un argumento lineal: “Al final, el cine es emoción, más historia que trama. La trama es más para ficción, para la ficción televisiva, y el cine no es trama, sino que es emoción”, razona.
Y en cuanto a emociones, La tregua presenta dos secuencias que alcanzan una gran expresividad: el momento en el que, obligados a encontrar un himno que los una, republicanos y franquistas cantan Suspiros de España a coro en uno de los barracones, y el enfrentamiento bajo la lluvia y en medio del barro entre el capitán Reyes (Piper) y el teniente Salgado (Herrán), que recuerda al famoso Duelo a garrotazos de Goya.
Arón Piper y Miguel Herrán
“Esa escena fue durísima, sí. Fue el último día de rodaje, porque contaban ya con que nos íbamos a poner enfermos”, explican Arón Piper y Miguel Herrán. “Es una pelea bajo la lluvia, de noche, a menos 2, menos 3 grados, en exteriores, después de salir de un pozo de agua fría. Y con aquellas chaquetas que pesaban como 40 kilos mojadas. Fue el día más exigente físicamente, sin duda”, recuerdan los protagonistas.
