Barcelona Jazz Orquestra & Tricia Boutté, swing a raudales (★★★✩✩)

Crítica de jazz

La 57.ª edición del Festival de Jazz de Barcelona arranca en el Palau de la Música

The Moment of Truth (homenaje a Ella Fitzgerald), interpretado por la Barcelona Jazz Orquestra , ​​con Tricia Boutté como vocalista invitada,

La Barcelona Jazz Orquestra y Tricia Boutté junto a Ricard Gili en la apertura del Festival de Jazz

Lili Bonmati / Lilí Bonmatí

Barcelona Jazz Orquestra & Tricia Boutté ★★★✩✩

Lugar y fecha: Palau de la Música (10/X/2025)

Imaginar lo que debió ser escuchar el doble concierto que ofrecieron la orquesta de Duke Ellington primero y después acompañando al trío de Ella Fitzgerald, un histórico 25 de enero de 1966, en el Palau de la Música, fue inevitable en el estreno de la 57.ª edición del Festival de Jazz de Barcelona, que nació inspirado por este mítico concierto. También fue lógico sentir una sana envidia por Ricard Gili, que sí pudo disfrutar de esos dos grandes del jazz, convertido en maestro de ceremonias de un homenaje articulado entorno a la Barcelona Jazz Orquestra (BJO) y la cantante Tricia Boutté.

Tricia Boutté fue la gran protagonista de la noche, emulando con talento célebres éxitos de Ella Fitzgerald

El ex director de La Locomotora Negra estuvo en su salsa jaleando a la cantante y los músicos, además de ejercer de jocoso Louis Armstrong en el dueto de Cheek to cheek, un estándar de Irving Berlin del que Ella y Louis hicieron una célebre versión. Aunque donde más suelto y en su salsa estuvo fue en la interpretación del tradicional Bill Bailey, won’t you please come home?, en otro dueto en clave dixieland que pareció un homenaje a las marching bands de la Nueva Orleans de Tricia Boutté, la gran protagonista de la noche, emulando con talento célebres éxitos de la reina del jazz. 

Desde la recreación de I got the world on a string, muy bien arropada por una BJO de 15 miembros dirigida por Dani Alonso y compuesta por piano, sección rítmica, cuatro trompetas, cinco saxos y tres trombones. Destacó el saxofonista Lluc Casares, que además de ser el autor de algunos arreglos y solos coló L’enxaneta .

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Con Goody goody y But not for me hubo swing a raudales pero no solo, ya que Cry me a river es una preciosa balada, al igual que Blue moon, un estándar que de sinuoso y romántico pasa a delicia bailable y que le sirve a Tricia para moldear la voz de los tonos graves a los gorgoritos agudos. O un Someone to watch over me, original de Gershwin, transformado, como hizo Ella, en terciopelo vocal. 

No podía faltar A tisket, a tasket, canción infantil que Ella convirtió en su primer gran éxito dotándola de tremendo swing y que Tricia y la orquesta bordaron. Tampoco On the sunny side of the street, que Ella grabó con Count Basie y figuró en su concierto en el Palau, convertida en gran final de un concierto que pondría la guinda en el bis con Ain’t misbehavin, el clásico de Fats Waller rescatado también del álbum Ella & Basie! , joya del jazz que rubricó con cariño una noche llena de nostalgia.

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