Mahmoud Muna, librero en Jerusalén: “Me han encarcelado por vender libros sobre Palestina”

Entrevista

Acusado de vender títulos que incitan al odio, estos días cuenta su historia en la Feria del Libro de Frankfurt, la más grande del mundo

JERUSALEM, PALESTINE - 2024/07/23: Mahmoud Muna, one of the owners of East Jerusalem's historical Educational Bookshop seen inside a branch of the store. Muna is an editor of the book 'Daybreak in Gaza: Stories of Palestinian Lives and Culture'. (Photo by Sally Hayden/SOPA Images/LightRocket via Getty Images)

El libreroMahmoud Munaen su librería, laEducational Bookshop,de Jerusalén

SOPA Images / Getty

Que la librería de Mahmoud Muna, la Educational Bookshop, de Jerusalén Oriental, sea un centro de debate cultural y político es algo que ha levantado ampollas desde que empezó el conflicto con Palestina. Tanto es así que, el pasado mes de febrero, la policía lo detuvo junto a su sobrino Ahmed, acusados ambos de vender libros que “incitan al odio” contra Israel. Estos días, es uno de los invitados más buscados en la Feria del Libro de Frankfurt, que empezó el miércoles y se extenderá hasta mañana. Su discurso es una muestra más de la falta de libertad de expresión en territorios de conflicto.

Indignación

Israel cruzó una línea roja, no aceptamos la narrativa de que una librería sea lugar que incita al odio”

El mundo fijó la vista el pasado 9 de febrero en su negocio, la librería árabe más importante de Jerusalén.

Me hubiera gustado que lo hicieran por otro motivo, pero imagino que las noticias policiales son más llamativas. No me extraña, lo que ocurrió fue surrealista.

¿Puede dar detalles?

Tenemos varios negocios, pero todo sucedió en el local de la calle Saladino poco después de comer. Unos agentes se presentaron en el establecimiento y sacaron sus teléfonos. Abrieron el traductor de Google y empezaron a consultar libros sin ton ni son, imagino que en busca de extractos que hablaran de Palestina. No sé, no les pregunté. Ya venían con la intención de acusarme, así que era difícil hacerles cambiar de opinión.

¿Acusarle de qué?

De incitar al odio. Me llevaron a prisión por ello, pero el revuelo fue tal, tanto de vecinos como de la prensa internacional, que no tardaron en comprender que era mejor soltarme.

Pero tardaron en hacerlo.

Sí, porque entonces cambiaron su acusación y dijeron que era responsable de alterar el orden público. Terminé saliendo bajo fianza y, por suerte, no presentaron cargos contra mí, imagino que porque mi librería es una importante institución cultural en Jerusalén, visitada a menudo por viajeros, diplomáticos y periodistas.

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Mahmoud Muna y su sobrino tras ser arrestados el pasado mes de febrero 

Mahmoud Illean / Ap-LaPresse

¿Cree que otro negocio no hubiera tenido la misma suerte?

Es difícil de decir, pero no lo creo. En todo caso, es una línea roja que no se debería de haber cruzado. No deberíamos aceptar esta dictadura y esta narrativa de que las librerías son lugares que incitan a la violencia. Nos dedicamos a provocar ideas y permitimos que estas choquen, es nuestro trabajo. Pero hay mucha gente que no lo entiende.

¿Pudo luego regresar a su puesto de trabajo con tranquilidad?

Lo curioso de todo esto es que la librería no cerró sus puertas en ningún momento. La acusación era contra mí y mi sobrino, no contra el negocio. Así que ese tiempo que estuve en prisión tuve la fortuna de que familiares, amigos y vecinos se pusieron al frente. Quise incorporarme luego, pero las autoridades me prohibieron volver a entrar hasta veinte días después. Luego traté de que todo volviera a la normalidad.

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The shuttered Educational Bookshop, is seen after Israeli police raided the long-established Palestinian-owned bookstore in east Jerusalem, detaining its owners and confiscating books about the decades-long conflict saying the books incited violence, Monday, Feb. 10, 2025. (AP Photo/Mahmoud Illean)

Después de pasar por algo así, no debería ser fácil.

Mi primer día fue raro, pero al segundo entendí que los libreros no tenemos que ser objeto de persecución en ningún caso. Eso me volvió fuerte y agradezco la oportunidad de poder venir a la feria para contarlo. Creo que la historia palestina ahora se comprende mucho más y se ve como una causa legítima, digna de apoyo y de solidaridad. Pero yo, como todos, necesitamos ahora respuestas y que se ponga nombre y apellidos a los responsables de tanto dolor y destrucción. Hay que presionar a los políticos, los actuales y los que vengan, a que defiendan la dignidad y la justicia. La escena cultural y literaria puede ayudar mucho.

Usted mismo aporta su granito de arena con su libro Daybreak in Gaza, que firma junto al periodista Matthew Teller.

Durante el primer año de conflicto, sentimos que no se hablaba lo suficiente de las vidas de las víctimas, así que sentimos la urgencia y el deber moral de hacerlo nosotros. Nos sorprendió la disposición de la gente a querer contarnos su día a día. Sintieron que, al fin, alguien les escuchaba.

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