Tan lejos y tan cerca

Cuerpo de Letra

Mientras escribo este artículo no tengo ni idea, como es lógico, de cuál habrá sido el resultado de las elecciones legislativas de ayer en Argentina. Sí que sé y tengo claro que no se renuevan la totalidad de la Cámara de Diputados ni del Senado, sino solo 127 de los 257 asientos de la Cámara y 24 de los 72 sillones de senador. Además, en el alambicado sistema argentino, los diputados son electos por cuatro años mientras que los senadores permanecen durante seis años. Así que la partida que está jugando Milei no se decidirá del todo en esta mano, pero sí puede indicar –la economía y la política son también estados emocionales– si su personaje y su motosierra tienen futuro para seguir actuando como hasta ahora. En fin, solo para que la realidad me desmienta, les diré que creo que se va a producir un casi empate entre el peronismo y La Libertad Avanza, el conglomerado que apoya a Milei. Y que el presidente conseguirá salvar esta bola de partido, pero deberá rebajar sus excentricidades y negociar con los gobernadores y aceptar que, si deja libre el cambio del dólar, se viene una devaluación de facto que previsiblemente hundirá más al peso argentino frente a la divisa norteamericana.

Pero, claro, todo esto son conjeturas de un gallego que, por más que lleve media vida yendo a la Argentina, nunca acaba de comprender un país donde el peronismo es simultánea o alternativamente de derechas o de izquierdas y en el que ahora mismo está al frente un reaccionario libertario. En fin, cosas veredes… Y la única previsión segura cuando se trata de la Argentina es que siempre es imprevisible.

Argentina es ahora mismo uno de los focos literarios más brillantes de la literatura en español

El país austral esta muy lejos geográficamente de España, pero al mismo tiempo siempre ha estado y está muy cerca. Ya se habrán dado cuenta de que tenemos muchísimos argentinos alrededor, desde los que pueblan el mundo de las finanzas, la auditoría y las consultoras hasta los que habitan en el negocio editorial y de la comunicación. Hasta hay unos cuantos políticos argentinos trasplantados al solar ibérico. Y ahora han llegado muchos jóvenes y bastantes adultos con pasaporte comunitario –español o italiano– y que se vienen a la vez desencantados pero todavía enamorados de su país. Barcelona, además, sigue ejerciendo una misteriosa llamada sobre la juventud argentina.

Tan lejos y tan cerca, Buenos Aires cautiva a los españolitos que llegan por vez primera y encuentran un ambiente cultural extraordinario. Son muy suyos y muy cosmopolitas. Y la mezcla de pueblos y lenguas, con una gran comunidad judía, por ejemplo, hace de la Argentina un real crisol de gente y, otra paradoja más, una extensión de Europa que, sin embargo, ahora se siente más América Latina que nunca.

President Javier Milei holds a megaphone while leading a campaign rally ahead of legislative national elections, in Tres de Febrero, Buenos Aires province, Argentina, Friday, Oct. 17, 2025. (AP Photo/Rodrigo Abd)

El presidente argentino, Javier Milei, en un mitin de la campaña electoral

Rodrigo Abd / Ap-LaPresse

Su clase intelectual, si me toleran la generalización, vive una suerte de prolongado desengaño que es también un despertar. Nos creímos casi europeos y somos sudamericanos, vienen a decir. Y asumen que el país lleva medio siglo, al menos, deslizándose por una pendiente en la que la crisis del corralito del 2001 supuso un hito casi fundacional de una nueva realidad.

La Argentina cultivada de la clase media y la educación y la sanidad garantizadas ha dado paso a unas desigualdades evidentes. Y aunque siga habiendo un público lector numeroso y fiel, la realidad lleva a preocupaciones más del día a día y la supervivencia. Y pese a todo, y aunque muchos de ellos vivan lejos de su Argentina natal, hay una constelación pletórica de autores que hacen que, ahora mismo, Argentina sea uno de los focos literarios más brillantes de la literatura en español.

La llamada nueva narrativa argentina vivió la crisis económica, social y política y produjo una ficción nueva, con talentos evidentísimos como el de Mariana Enríquez, con sus relatos entre lo urbano, lo siniestro o terrorífico y lo marginal. Lean los cuentos de Las cosas que perdimos en el fuego y ya me dirán.

Por cierto, y antes de seguir adelante, buena parte de la nueva literatura argentina está editada en Anagrama, que ha llevado a cabo una política de fichajes solo comparable a cuando Jorge Herralde se sacó de la manga su British dream team.

Pero les voy a continuar con la lista de recomendaciones, que es de lo que se trata… Samanta Schweblin (Seix Barral y otras) también se asoma a lo fantástico, en un esfuerzo que, otra paradoja más, puede llegar a ser un caso de realismo extremo, como hace Selva Almada (en Penguin Random House).

Más nombres a leer y seguir: Pola Oloixarac (Random House y Libros del Zorzal), Dolores Reyes (Alfaguara), Lucía Lijtmaer (Anagrama), Pablo Katchadjian (Blatt & Ríos y otras), Guillermo Saccomanno (Alfaguara, Seix Barral y otras), Camila Sosa Villada (Tusquets) o el ya fallecido Carlos Busqued (Anagrama), entre otros.

Y permítanme, pues ese es el sentido de este artículo con mis elecciones argentinas particulares, que acabe, bajo la sombra de la Enríquez, que ya es una rock star en España y que ahora vive en Tasmania, con tres nombres que quisiera destacar aparte: Pedro Mairal, que tras La Uruguaya y Salvatierra (en Asteroide) publica ahora novedad y creo que nos va a dar muchas y buenas alegrías lectoras. Leila Guerriero, a la que tal vez conozcan por su columna semanal en El País , pero que en La llamada (Anagrama) ha conseguido un libro excepcional, con su mezcla de crónica y relato. Y last but not least , Michel Nieva, que con solo treinta y siete años ya tiene una larga carrera detrás y que es el creador del género gauchopunk, mezcla de futurismo y crítica social. De nuevo en Anagrama tienen su ficción La infancia del mundo , así como un par de sus ensayos, a destacar Ciencia ficción capitalista . Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo . Y ese transitar del ensayo al cuento o la novela es muy de estas nuevas voces que viven en una realidad distópica pero que sin duda están explicando la Argentina de hoy y anticipando lo que se nos viene. ¡Y no hemos hablado ni de poetas ni de ensayistas!

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