Soy el único que piensa que los cementerios deberían invertir su horario? Abrir solo durante la noche. ¿Habéis estado alguna vez en uno después del atardecer? Una ciudad rojinegra de velas alargadas y llamas tranquilas, flores que arrojan sombras diez veces más grandes que ellas.
Una mujer riega las flores colocadas en la tumba de su padre, en Ciudad de México.
Rezuman muchísima más paz sin estar bajo la protección del sol y se establece una conexión espiritual mayor con los ausentes. En mi caso, nunca he sentido tanto a mi abuelo como las noches deambulatorias en el camposanto.
A saber cómo serán los cementerios dentro de unos años. En los últimos meses, tras la aparición de la inteligencia artificial, una idea empezó a cobrar fuerza en mí al respecto: los muertos, si quisiéramos, ya podrían hablar. No sé si algún guionista ha llegado a la misma conclusión. Sé que Cronenberg rodó su última película sobre unos cementerios futuros, pero ni siquiera vi el tráiler.
He aquí mi premonición, que acabará sucediendo en los países más ricos y alejados de la miseria cotidiana: en cada tumba se instalará una pequeña pantalla táctil. En ella, aparecerá un yo digital idéntico al fallecido.
Para ello, se le habrá proporcionado previamente al software –llamado Lazarus I– vídeos y audios del muerto. Si el familiar así lo desea, se puede aplicar un parche para que el fallecido diga encontrarse en el cielo, en una reencarnación, en el limbo, en el infierno, en un harén...
En cada tumba se instalará una pequeña pantalla táctil y, en ella, aparecerá un yo digital idéntico al fallecido
Con el tiempo, el proyecto inicial evolucionará: primero, solo se podrá usar un breve lapso de tiempo y solo en el camposanto. Después, se trasladarán las pantallas a unos centros con cabinas y nadie irá ya a los cementerios, convertidos en simples depósitos industriales. Más tarde, no se le aplicará filtro ni censura al yo virtual y, finalmente, el familiar podrá llevarlo en sus dispositivos e ir hablando con él con los auriculares de su teléfono.
Algunos políticos usarán estas interfaces en el Congreso para que los políticos fallecidos sigan dando su opinión. Porque las interfaces no solo podrán producir información a partir de lo que redactaron en las redes sociales; también podrán aprehender todo conocimiento que escuchen o se les dé, como un humano pero con mayores garantías.
Los archivos televisivos, radiofónicos y escritos también resucitarán a personas añoradas. Y volverán Franco, Hitler, Stalin, Mussolini, Bin Laden, Netanyahu, Pol Pot…
Y seguirá habiendo quienes, pese a todo, seguirán defendiendo la máxima de que las tecnologías han traído más bienestar que caos. Hasta que les llegue su hora y se maldigan por estar hechos de carne y no de cable.