Explica Txema Salvans (Barcelona, 1971), uno de los grandes renovadores de la fotografía documental, que el gran problema del fotógrafo es cómo acceder a la realidad que quiere fotografiar, la estrategia que ha de desplegar para aproximarse a la gente. Cuando hizo The waiting game , sobre la prostitución de carretera, se vistió de topógrafo para poder pasar desapercibido y desde hace quince años, los domingos por la mañana se sube a lo alto de su furgoneta con un trípode y un chaleco reflectante que le da aire de obrero y retrata en el parking del Carrefour de El Prat de Llobregat a familias que han ido a tomar el aperitivo o ciudadanos que se alejan unos metros de su BMW para contemplarlo. Desde allí analiza cómo llenamos nuestros espacios emocionales vacíos.
Niños entrando al agua en la playa de la Barceloneta
Pero no siempre busca la invisibilidad, sobre todo si lo que interesa es interactuar. En 2002 y con motivo de una exposición en la trastienda de una zapatería de Rambla de Catalunya, Como la vida misma , se le ocurrió poner un anuncio:“Invita a Txema Salvans a compartir un día de tus vacaciones. las fotografías que resulten del encuentro formarán parte de su proyecto Nice to meet you ”.
El objetivo del proyecto, de 2005, era retratar a las personas en sus ratos de asueto
El resultado de aquella experiencia de observación del ser humano en sus breves momentos de placer (un baño en el mar, la siesta improvisada en un merendero, la copa y el puro que pone punto y final a las bodas) , “la vida en lo mejor de la vida”, no solo le granjearon premios y un rotundo despegue profesional. Le cambió la vida misma. Porque en el buzón que construyó tuneando una maleta roja para que la gente depositara los boletos, ahí estaba la papeleta de Laura, una mujer hermosa que le invitó a pasar un día en Valldoreix con un grupo de amigos y acabó siendo su compañera y la madre de sus dos hijos (él, que siempre había pensado que no sería padre: se olvidó el bañador y tuvo que regresar a buscarlo).
Mujer tomando el sol en una tumbona
“No quería hacer un trabajo sociológico de las vacaciones, sino retratar personas en sus momentos felices”
Con motivo de los veinte años de la publicación del fotolibro Nice to meet you (Actar, agotadísimo),con textos del periodista Guillem Martínez, sus páginas se despliegan ahora en una exposición en la Biblioteca Esquerra de l’Eixample-Agustí Centelles (desde el próximo jueves día 6 hasta el 25 de enero de 2026). La muestra, comisariada por el fotógrafo Raúl Hidalgo, incluye como novedad la incorporación de diez imágenes inéditas que fueron descartadas de la edición final del libro y, en el caso de algunas de las más emblemáticas, se acompañan de los negativos en los que se puede comprobar qué sucedió un poco antes y un poco después de la fotografía escogida.
Niños jugando en un día de ocio familiar
Cuando empezó a compartir días de vacaciones con amigos y desconocidos, Salvans había iniciado ya su línea de investigación sobre cómo gestionamos nuestro tiempo libre, con reportajes para La Vanguardia o El paí s sobre el ocio en el camping La Ballena Alegre de Castelldefels , la playa de la Barceloneta, el pantano de Vallvidrera o Isla Fantasía. “En principio, el ocio o las vacaciones son ese espacio en el que somos nosotros los que gestionamos qué hacer con ese tiempo y con quién lo compartimos”. “Pero yo no quería hacer un trabajo sociológico de las vacaciones de los españoles -matiza- sino retratar personas en sus momentos felices”, recuerda.
Fotografía de la serie ‘Nice to meet you’
Salvans, que fue biólogo antes que fotógrafo y tiene una mirada directa y aguda a la hora de encontrar lo absurdo en lo cotidiano, se añadía a las familias o grupos humanos consciente de que “el fotógrafo siempre es culpable, molesta”, tratando de fluir como si fuera -y en cierto modo lo era- uno de los suyos, “porque, seamos justos, estaba claro que ningún rico me iba a invitar. Ahí hay mucho pudor”, aclara.
Un grupo de hombres juegan al dominó
“No puedo viajar a la India a hacer un reportaje, necesito entender lo que fotografío”, confiesa. Y aquí estaba en terreno conocido. “Las vacaciones, como lo fue el césped, una demostración de ‘yo tengo suficiente agua para gastar y derrochar’, te posicionan socialmente”, reflexiona. “Y más aún ahora con Instagram. Dónde estás y con quién”. Sus imágenes de gente de disfrutando de sus ratos de asueto se acabó convirtiendo en una suerte de álbum familiar “en el que colocas todo aquello que puedes enseñar y que demuestra que tu familia aparentemente ha sido un éxito; bodas, comuniones, fiestas de aniversario... Los grandes momentos, sin las enfermedades o los entierros”.
