Para la exposición La biblioteca fantàstica de las bèsties, la Casa Amatller dedica hasta diez salas. Diez. Caben, aunque no lo parezca. Las hay anexas a este edificio emblemático del modernismo barcelonés. Y en una de estas salas, de hasta 300 metros cuadrados, el visitante podrá vivir un espectacular despliegue de imágenes que conforman una notable experiencia inmersiva. Allí se impregnará de animales y criaturas que formaron parte del imaginario medieval y que coparon las páginas de los llamados bestiarios: libros originarios de la Edad Media que eran un compendio de animales reales o fantásticos cargados de significados simbólicos.
La exposición abre este martes de la mano de la dirección artística de Jordi Sellas, de Layers of Reality -estudio pionero en la creación de realidad ampliada-, y el Museu Episcopal de Vic (MEV), que dirige Oriol Picas. El espacio dedicado no es exagerado. Dejando a un lado que la organización recomienda una vista de entre 70 y 90 minutos, alberga hasta catorce piezas originales del MEV con motivos animales y un buen número de elementos audiovisuales (para uno de ellos están incluidas gafas de realidad virtual) sobre los orígenes y la proyección de las bestiarios.
Parte de la exposición en la Casa Amatller.
Aves fénix, dragones, arpías, grifos, ballenas, abejas, hormigas, pavos reales, pelícanos, sirenas, corderos, centauros, unicornios, basiliscos, elefantes, panteras, leones... todos ellos forman parte de estos bestiarios y de un universo simbólico que trascendió luego a los libros para pasar a capiteles, pinturas, esculturas, tapices y todo tipo de arte.
La biblioteca de las bèsties acerca al público a un mundo que se mantiene hasta cierto punto vigente. Este lunes, durante la presentación de la exposción, Judit Verdaguer -comisaria de la muestra junto al director del Institut Amatller, Marc Sureda- lo ha demostrado a través del lenguaje. Recuerda que expresiones como “astuto como un zorro” o “memoria de elefante” tienen su origen en los bestiarios. O “lágrimas de cocodrilo”: “El cocodrilo simboliza en los bestiarios esa hipocresía y falsedad disfrazada de compasión. A través de una observación naturalista, los cocodrilos cuando mastican segregan líquido por los lagrimales. A partir de esta observación no científica, los bestiarios consideran hipócrita al cocodrilo, porque llora mientras devora a sus víctimas”, cuenta Verdaguer.
La producción cuenta, además de la sala inmersiva, con espacio de realidad virtual en formato VR360 que transporta al espectador al fin del mundo. El visitante se verá a lomos de un ave fénix para contemplar un paisaje singular y se le acercarán varias criaturas aladas fantásticas, para acabar visitando los infiernos. La muestra también incorpora una sala interactiva en la que los espectadores más jóvenes pueden dibujar una bestia medieval propia para que, una vez finalizado, se digitalice y se proyecte en movimiento en una gran pantalla.
Parte de la exposición sobre los bestiarios.
Layers of Reality y el Museu Episcopal de Vic
Layers of Reality cuenta ya con experiencia en la creación de espacios de realidad ampliada. En el 2019 inauguró su centro de creación y exhibición de referencia, Ideal Barcelona, que expone estos días “el desafío inmersivo” entre Leonardo y Miguel Ángel. En el 2022 inauguró MAD (Madrid Artes Digitales) y dos años después Bombas Gens Centre d'Arts Digitals, en València.
El estudio colabora para La biblioteca de las bèsties con un Museu Episcopal de Vic que ha aportado hasta 14 piezas de un total de 80 obras que formaron parte hace ya meses de una exhibición en Vic basada en los bestiarios. Entre las obras expuestas figuran una gárgola en forma de dragón del siglo XIV, un relieve con un león de San Marcos del s.XII, una viga del baldaquino de Tost con motivos fantásticos de 1220. También lla notable tabla central del retablo de San Miguel de Verdú (1483-1484), una pintura al temple que representa a San Miguel venciendo al diablo, representado como un híbrido monstruoso de piel verde, con piel de reptil, garras de rapaz, ojos de serpiente, orejas felinas y bigote grueso y espeso.
Verdaguer ha explicado que los bestiarios no eran simples catálogos de animales, sino verdaderos espejos murales y espirituales de los sociedad medieval. “Transmitían lecciones sobre el bien y el mal, las virtudes y los pecados, e indicaban como comportarse según la moral cristiana de la época”, ha afirmado.

