El periodismo es dado al uso del cliché, especialmente entre las plumas deshilachadas. Y uno de esos clichés es, o más bien era, el de “hacer correr ríos de tinta”. Ahora ya no se usa la tinta como antes, sino pantallas retroiluminadas. Pero los clichés, como los refranes y las frases hechas, conservan elementos que quizá ya han desaparecido del presente, como el rosario de la aurora. Toda aquella gente trabajadora a los que las oraciones de los beatos por las calles impedían el sueño reparador acabaron apedreando a los asistentes al rosario de la aurora, de modo que cada vez la asistencia fue más escasa, y acabó desapareciendo.
Ahora, en cambio, sería una multitud la que madrugaría a gusto para asistir a cualquiera de esas neoplegarias que Rosalía ha reunido en el disco Lux. Las 18 canciones tienen como referencia la mística femenina de todo el mundo y por ello la cantante utiliza un montón de lenguas, como muestra de la diversidad cultural de la humanidad que habita en este rinconcito del universo. También canta en catalán, claro, que lo utiliza junto con el inglés en la tercera canción del primer movimiento, Divinize.
La cantante vuelve a dar dimensión internacional a su primera lengua con la canción ‘Divinize’
Cuando sacó la primera canción en catalán, Milionària , algunas voces la criticaron porque empleaba una lengua estropeada, con el famoso cumpleanys como faro del barbarismo. En aquel momento, celebré la canción por el uso de un registro vulgar, con mala fonética y aliñado de barbarismos, porque se correspondía con el personaje que protagonizaba la canción: una nueva rica.
Ahora, en cambio, el catalán de Divinize es normativo (salvo una licencia acentual en un sacia por la rima), con las referencias a la manzana del árbol del conocimiento del bien y del mal del Génesis: “Fruita roja i rodona / qui l’endevina? / Òbviament és la poma / que està prohibida”. Y este hecho refrenda lo que se dijo de Milionària , que eran transgresiones buscadas.
El 16 de octubre, en Ràdio Noia de Ràdio Primavera Sound, Rosalía celebró que su primera entrevista antes de que se hiciera la Lux fuera en su primera lengua. Huelga decir que es fantástico que vuelva a dar visibilidad internacional a la lengua catalana. Pero hay un pero, o más bien un oxímoron: hace cantar a la Escolania de Montserrat en castellano, uno de los iconos de la montaña de la Moreneta, que es un símbolo de resistencia política, social, cultural y lingüística.
Sabe mal que, en una sinfonía tan llena de simbolismos y cuidada hasta el último detalle, haya habido este descuido. Solo son doce palabras en cuatro versos, y a buen seguro que no ha habido ninguna malicia, solo desconocimiento o un error de cálculo. Por lo tanto, celebremos el arte, que en esta obra se desborda.