En apenas diez años, el británico Harris Dickinson (Londres, 1996) se ha ido construyendo una sólida carrera como actor con títulos como Beach rats, El triángulo de la tristeza, The King's Man: La primera misión, El clan de hierro o Babygirl, donde era un persuasivo becario que seducía a la mismísima Nicole Kidman en un drama erótico que también coprotagonizaba Antonio Banderas. El intérprete de 29 años, que se meterá en la piel de John Lennon en el ambicioso proyecto que prepara Sam Mendes sobre The Beatles, estrena ahora su primer largometraje como director, Urchin, un drama social que también escribe sobre un joven sin hogar que intenta sobrevivir en las calles de Londres. La película aterriza este viernes en la cartelera tras su estreno oficial en la sección Un certain regard del festival de Cannes - donde obtuvo el premio Fipresci y el de mejor actor para el excelente trabajo de Frank Dillane-, y por la sección Zabaltegi-Tabakalera del festival de San Sebastián.
¿Cómo se le ocurrió esta historia y por qué era importante para usted dirigirla?
Estuve trabajando en mi comunidad local en el este de Londres con personas sin hogar durante 2019 y 2020, y era un tema que me interesaba y me molestaba bastante porque el gobierno local no ayudaba de la manera correcta a pesar de sus esfuerzos. Creo que simplemente había algunas deficiencias, y entonces sentí que quería contar la historia de alguien que estaba luchando consigo mismo. Quería que fuera un estudio de personaje y quería intentar encontrar las consecuencias de alguien que se desmorona y cómo podíamos también viajar a través de diferentes mundos. La historia empieza en la calle, luego en el hotel, más tarde conocemos a Andrea y sus amigos y todo se vuelve diferente. Es como una odisea. Cada nueva interacción es una nueva prueba para el carácter de Mike.
Harris Dickinson y Frank Dillane posan durante la presentación de 'Urchin' en Cannes
Explora la marginalidad de Mike y otros personajes, pero a la vez los trata con delicadeza. ¿Fue una opción que tuvo clara desde el principio?
Creo que es importante querer a tus personajes, ¿no? Aunque sean muy cuestionables, toman decisiones difíciles. Me interesaba ver hasta qué punto podíamos poner a prueba la tolerancia del público hacia un personaje. Pero al final, era importante que Mike fuera alguien con quien pudiéramos conectar y sentirnos identificados, de alguna manera, aunque no sea necesariamente cercano a nosotros. Pero creo que también se trata de cómo, en cada momento y en cada escena, vamos descubriendo detalles sobre cómo nos desenvolvemos en el mundo sin revelar demasiado de su pasado.
Mi padre es trabajador social y no quiero que parezca que culpo a nadie por Mike, porque también creo que se trata de cómo él reacciona ante sí mismo
¿Hasta que punto quiso ser optimista o pesimista con la situación de Mike? Le es muy difícil hallar su lugar en el mundo...
Es delicado porque el mundo que estamos retratando es tan sensible y lleno de matices que si terminara la historia solo con esperanza, podría ser una tergiversación. Pero si la terminara con tragedia, también podría ser una tergiversación. Así que tenía que ser muy cuidadoso con el rumbo que tomaba la película. Y creo que, la realidad es que para mucha gente como Mike, se necesitan varias vueltas, ya sabes, la misma lucha, volver a prisión, salir, rehabilitarse, conseguir un trabajo una y otra vez. Y para mucha gente, para algunos, existe la esperanza en el sentido de que encontrarán ayuda, tendrán una red de apoyo, conseguirán trabajo, se transformarán, superarán su adicción y seguirán adelante, pero no siempre es así. Por eso quise mostrar la dificultad de alguien en esa situación y la realidad que conlleva, pero sin centrarme en la institución. Para mí no se trataba de mostrar las deficiencias de la libertad condicional o la reforma penitenciaria... No quiero criticar esos sistemas. De hecho, los apoyo y admiro mucho a quienes trabajan en ellos. Mi padre es trabajador social y no quiero que parezca que culpo a nadie por Mike, porque también creo que se trata de cómo él reacciona ante sí mismo, ¿verdad? Y creo que, en última instancia, eso define quiénes somos como personas. Somos tan complejos y tan sensibles y delicados a veces... A pesar de haber estado en este planeta durante millones de años, seguimos teniendo esas limitaciones en las que recaemos. Así que creo que había que eliminar el juicio del guion. Se trataba de presentarle cosas para ver qué camino tomaba y que la decisión final recayera en él.
¿Siente entonces cierta frustración con la manera en la que la política deja de lado a esa población más desfavorecida?
Sí, creo que en parte por eso quise hacer la película. Quería involucrarme en causas, movilizarme, pero no sabía cómo. Creo que mucha gente siente la misma frustración con ciertos temas. Nos importan. Queremos un cambio, pero no sabemos por dónde empezar. ¿Es activismo o es...? ¿Hace falta cambios legislativos a nivel gubernamental o apoyo individualizado? Hay una organización benéfica increíble en Londres llamada Under One Sky. Recorren todo Londres en grupos de cinco voluntarios y se aseguran de que la gente que está en situación de vulnerabilidad tengan comida, comprueban su bienestar, les dan sacos de dormir etc. Y para mí, cuando trabajaba con ellos, era como: 'Vale, esto es algo inmediato. Es algo muy concreto. Quizá no cambie todo el panorama, pero es como: ¿qué puedes hacer hoy que sea efectivo de alguna manera?'. Y creo que esa es mi visión general de la política: hemos perdido la confianza en la jerarquía. Hemos perdido la confianza en los políticos, y no quiero ser cínico, pero el mundo es impredecible. Estamos en el punto más crítico de la desconfianza hacia las personas. Por eso creo que el cambio comunitario, los esfuerzos locales, la comprensión y la empatía a escala global, representan la mayor oportunidad para el cambio y la transformación de actitudes. Así que la película no pretende imponer un mensaje, pero sin duda es política. Espero que inspire la reflexión. Pero no pretendo tener todas las respuestas.
¿Cuándo le atrapó la dirección y supo que quería contar sus propias historias?
De niño ya hacía videos y pensaba que tal vez sería operador de cámara. Luego entré a la universidad y me dediqué a hacer cortos y un programa de comedia que subía a YouTube cada semana. Actuar se volvió casi más realista para mí. Por alguna razón, la escuela de cine era muy cara y ni siquiera sabía si era una carrera posible. Me apunté a hacer teatro y eso me abrió muchas puertas. Y creo que la escritura siempre estuvo ahí. Hice un cortometraje en 2021 con el título 2003 y poco después mi primer largometraje. Fue como si me hubieran dado permiso para hacerlo y alguien me hubiera dado la confianza para intentarlo, diciéndome: 'Esta es una posibilidad para ti'. Así que creo que, en cierto modo, se trataba simplemente de obtener el permiso.
Frank Dillane en la película
¿Fue muy complicado dar con el actor ideal para interpretar a Mike? ¿Conocía anteriormente a Frank?
No. Le había visto en una serie llamada La guerra de los muertos vivientes, hace años. Y luego, cuando llegó el momento de la audición, entró en la sala e hizo una interpretación muy particular, me pareció bastante interesante. Así que pensé que ese papel podría caer fácilmente en el estereotipo del joven rebelde del cine británico. Hemos visto muchas versiones de Tim Roth en ‘Made in Britain’, pero también pensaba que debía encontrar algo nuevo. Frank dio justo en el clavo con lo que se necesitaba para Mike. Tenía que ser encantador y también raro. Tenía que ser tímido y patético. No quería a alguien que intentara ser guay. Y creo que realmente encarnó a la perfección la esencia de Mike como ser humano imperfecto.
Ken Loach es uno de mis ídolos. Tengo tatuada la palabra ‘KES’ en honor a su filme”
Urchin se relaciona con la tradición del cine social británico, con directores como Ken Loach o Mike Leigh. ¿Han sido su fuente de inspiración?
Absolutamente. Tengo tatuada la palabra 'KES' en honor a la película de Ken Loach de 1969. Él es uno de mis ídolos. La cosa es que crecí con ese tipo de cine. Mi madre me recomendó a Mike Leigh. Me sentí identificado con los personajes de su mundo. También me interesa gente como Lynne Ramsey, que empezó con un realismo social muy marcado, pero luego se adentró en algo más surrealista y abstracto. O Andrea Arnold, Shane Meadows, Sarah Gavron y Joanna Hogg. Tenemos cineastas británicos increíbles que siguen esa tradición.
Harris Dickinson en la pasada edición del festival de Cannes
También interpreta un pequeño papel como Nathan, otro joven delincuente. ¿Cómo fue la experiencia de estar delante y detrás de la cámara?
Fue difícil. La verdad es que no quería hacerlo. Teníamos un actor para ese papel, pero se retiró por motivos personales, como una semana antes. En mi opinión, yo parecía la opción más fácil porque ya llevaba mucho tiempo en ese mundo, entendía al personaje, y me parecía demasiado pedirle a un actor que en un corto plazo de tiempo lo entendiera y lo captara. Era un papel pequeño y, la verdad, sabía más o menos lo que tenía que ser para la película. Pero fue complicado porque estaba frente a la cámara y tenía que pensar en lo que hacía alguien por allá, y luego, vale, ¿qué lente deberíamos cambiar? Y yo pensaba: 'Esto no es para ti'. Además, sentía esa necesidad de que cada vez que estábamos grabando teníamos que darnos prisa y terminar.
¿Cree que esta película va a cambiar la percepción que la industria cinematográfica tiene de usted? Ya sabemos que el cine encasilla a muchos actores...
Quizás, sí. No sé. Me cuesta saberlo. Creo que la gente probablemente no sabe en qué he estado invirtiendo mi tiempo y cuando dije que quería hacer esta película percibí una sensación general de '¡Oh, quieres hacer una película!'. Ya sabes, como que eres un actor privilegiado y te dan ganas de hacer una película para probar suerte. Y la verdad es que ha sido mi mayor sueño en la vida. Nadie lo sabe porque no lo he ido contando por ahí. Así que, desde fuera parece algo frívolo, como un capricho, pero la realidad es que llevo años y años de dedicación, y es mi único amor, mi primer amor.
