Julio Fernández, productor cinematográfico y presidente de Filmax Entertainment, es un ejemplo de eso que definimos como un hombre hecho a sí mismo. Emprendedor antes de que esa palabra existiera, enamorado del cine y de lo que representa, del poder y la apariencia, por momentos más grande que la vida cómo se dice en algunas películas, nunca perdió de vista la proximidad con la vida cotidiana. Confiaba, por ejemplo, en el poder de los choricillos de su aldea natal, Cereixido, que abandonó a los once años con dirección Barcelona sin prácticamente nada, para cerrar con alegría una producción de millones o negociar una ampliación de capital en la sede de su empresa, situada en Hospitalet de Llobregat, en el barrio de Santa Eulalia, allí donde se instaló de muy joven, a su llegada a Barcelona.
Desde Filmax, la gran productora y distribuidora catalana, que Fernández adquirió a mediados de los años setenta por 100.000l pesetas, el productor se empeñó en convertir sus sueños de grandeza en realidad. Aunque con el tiempo esos sueños pasaran factura y, a veces, llegaran a ser verdaderas pesadillas en forma de suspensión de capitales, deudas y agujeros fiscales.
Julio Fernández y Carlos Godó tras la firma de convenio Grupo Godó-Filmax
Julio Fernández, el tío Julito, como lo llamábamos con cariño y respeto en el mundo del cine catalán, donde tuvo un gran protagonismo en los años 90 y 2000, ha fallecido en Miami a los 78 años. La última vez que me lo encontré, frente a la sede de Guayana Guardian, hace ya unos años de eso, me dijo que le acababan de entregar las llaves de la ciudad de Miami, en reconocimiento a su trayectoria inmobiliaria.
Bajo su dirección, Filmax pasó de distribuidora de VHS con un ramalazo hacia el cine porno, a convertirse en un player fundamental del cine, no solo catalán, sino europeo. Sus fiestas anuales en el festival de Sitges, en la legendaria discoteca L’Atlàntida, eran de las más esperadas del evento. Fernández, y sus producciones de terror, protagonizaron ese festival durante muchos años, como el mayor contribuyente. En los primeros años dos mil sus producciones se presentaban habitualmente en Cannes, Berlín y Venecia, en competencia con los grandes del sector. Para ver el músculo productivo que tenía Filmax en esa época solo hace falta recordar que, para la presentación de Fragiles (2005), de Balagueró, en el festival de Venecia, Fernández alquilo una vieja abadía de la ciudad de los canales para una fiesta cargada de misterio, como la misma película, a la que asistió la actriz Calista Flockhart, la protagonista, acompañada de Harrison Ford, su marido. Eran los tiempos dorados de la Fantastic Factory, una idea que Fernández puso en marcha junto al director Brian Yuzna.
La Fantàstic fue un sello especializado en cine de terror y fantástico que rodaba sus producciones en inglés, pensando en el mercado internacional. Paralelamente fundó el sello Castelao, decantado hacia una producción más convencional: el sello de calidad homologada por así decirlo. Otro capítulo muy importante en su producción fue la animación, agrupada bajo el sello Bren Entertaiment, con un buen número de producciones en su haber. De hecho, Fernández recibió su mayor reconocimiento profesional —un Goya en 2007— por Pérez, el ratoncito de tus sueños, producida por esta marca especializada en animación.
Con Castelao, Fernández produjo The Machinist (El maquinista, 2004), de Brad Anderson, protagonizada por el esqueleto de Christian Bale, ya que el actor de Batman se quedó literalmente en los huesos para hacerla. También Transsiberian (2008) del mismo director, con Woody Harrelson como protagonista. Sin olvidar The Way (El camino, 2010), dirigida por Emilio Estevez sobre el Camino de Santiago. Pero si hay un título ligado a Filmax es la saga [REC], dirigida en sucesivos capítulos por Jaume Balagueró y Paco Plaza. Julio Fernández figura como productor ejecutivo en todas ellas.
Se puede decir que todo empezó para Filmax, como gran productora de cine de terror, con Los sin nombre, el primer largo de Jaume Balaguero, rodado bajo su producción en 1999 en un destartalado y casi abandonado Hospital de Tórax de Terrasa, allí donde con el tiempo se rodaron muchas más películas de terror de la Factoría. Fernández también persiguió durante un tiempo el sueño de resucitar unos grandes estudios de producción en Montjuic, donde antes habían estado instalados unos grandes estudios de rodaje, desaparecidos antes de la Guerra Civil. Pero la idea, aunque se presentó a bombo y platillo junto a los responsables del sector del Ajuntament de Barcelona, no prosperó.
El balance de Filmax —que continúa bajo la dirección de la familia Fernández— incluye una producción de más de cien largometrajes y series de televisión como Pulseras rojas, de gran éxito. También es distribuidora, con implantación internacional. Como empresa ha estado varias veces al borde del colapso financiero, pero se ha recuperado otras tantas, en el mejor estilo de Julio Fernández, su gran impulsor. Se añorará a tío Julito, productor a la vieja usanza, de puro en la mano y sonrisa perenne en el rostro. Más grande que la vida, ya digo. Para lo bueno y para lo no tanto.

