El proceso de decolonización de los museos españoles puesto en marcha por el Ministerio de Cultura bajo la égida de Ernest Urtasun ha culminado en los proyectos de renovación de las exposiciones permanentes del Museo Nacional de Antropología y del Museo de América presentados hoy y para los que se destinarán 13,6 millones de euros del presupuesto del Estado.
“Los nuevos enfoques museográficos permitirán abrir la mirada y contemplar la realidad desde múltiples puntos de vista. Esto significa explicar las culturas como algo vivo, dinámico, contemporáneo, que dialoga con nosotros hoy. Significa reconocer la agencia de los pueblos y las comunidades, y no solo mostrar sus objetos”, ha resaltado el ministro en el acto de presentación, celebrado en el Museo Nacional de Antropología.
Urtasun ha agradecido mucho el trabajo de los equipos de los museos y del ministerio que dirige para alumbrar estos nuevos proyectos museográficos, cuyo objetivo común es la actualización de sus discursos a las necesidades democráticas de la sociedad, a través de un proceso participativo, cultural y riguroso en el que han participado numerosos expertos. “Una renovación ética, epistemológica y cívica”, ha resaltado.
“Nuestro compromiso es que los museos sean hijos del presente, dejando atrás la división rígida de las exposiciones temporales y permanentes, y se conviertan en instituciones culturales que impliquen a las comunidades en la transmisión del conocimiento de su propia historia, con la aportación del arte contemporáneo como contrapunto crítico”, ha dicho Urtasun.
La renovación de los citados museos, que son los que adolecen, según fuentes del Ministerio de Cultura, de una “obsolescencia mayor” en sus planteamientos museográficos, responde a la necesidad de adaptar las colecciones a la diversidad cultural y de velar desde las instituciones públicas por la igualdad, la inclusión y la participación de las comunidades.
El Ministerio de Cultura lleva trabajando en esta actualización desde el año pasado, cuando se constituyeron los grupos de expertos que han asesorado sobre este proceso de transformación que arrancará el año que viene para el Museo Nacional de Antropología y en el 2026 para el Museo de América y que, en ambos casos, ha de terminar en el año 2028.
Los nuevos enfoques museográficos previstos, ha anunciado Urtasun, permitirán abrir la mirada y contemplar la realidad desde múltiples puntos de vista para cuestionar y superar el eurocentrismo y el colonialismo que se encuentran en las raíces de la formación histórica de ambos museos, ya que si el Nacional de Arqueología se creó en el siglo XIX y tiene ya 150 años, el Museo de América se fundó en 1941, en plena dictadura, y su exposición permanente es la misma desde hace 30 años.
La subdirectora general de Museos Estatales, Mercedes Roldán, considera que el nuevo proyecto constituye un hito en la labor de estos centros culturales, que se adaptarán a la evolución de la sociedad renovando su discurso a partir de un triple marco (teórico, institucional y conceptual) con el objetivo de superar los sesgos y las omisiones de sus relatos tradicionales e incorporar otras perspectivas que incidan en la horizontalidad.
Se trata, en suma, y en consonancia con las directrices de la Unesco y el trabajo que ya se ha hecho en museos de otros países europeos como Bélgica, Italia y Portugal, de llevar la labor que ya se ha hecho en exposiciones temporales anteriores y en actuaciones concretas como la renovación de las cartelas del Museo de América o el desmontaje de la llamada “sala de los orígenes” del Nacional de Antropología a todo el conjunto.
Museo de América (MAM)
El Museo de América, que tendrá un presupuesto de 9,2 millones de euros, ha presentado un proyecto de transformación que pretende ir de los objetos a las personas, según su director, Andrés Gutiérrez Usillos, para quien las vidas humanas que hay detrás de las piezas expuestas obligan a tener una perspectiva más identitaria y empática.
El Museo de América no es ni de antropología, ni de arte, ni de arqueología, sino de todo un continente, por lo que la nueva presentación de sus piezas romperá el hilo temporal e histórico para plantear, desde una perspectiva decolonial y antirracista, una nueva narrativa sobre las comunidades americanas, evitando los sesgos propios de épocas pasadas y contextualizando sus colecciones con responsabilidad social.
La primera sección del nuevo Museo de América, explica su director, se llamará Imaginarios, y en ella se abordará la “colonialidad del saber”. En la segunda, Personas y Seres, el centro serán las personas y explicará la “colonialidad del ser”, la deshumanización a través de la esclavitud y la diáspora africana, por ejemplo. La tercera, Conflictos y Resistencias, explicará las tensiones y desavenencias en América, la “colonialidad del poder”, a partitr de la conquista. Y la cuarta, Cosmovisiones y Saberes, cierra el ciclo tratando de comprender aspectos de las cosmovisiones indígenas y europeas.
“El museo ha de prestar servicio a la comunidad, mucho más multicultural en la actualidad que hace cuarenta años, ya que la sociedad madrileña, española, europea, es mucho más diversa. Y el Museo de América tiene que ser un espacio para la reflexión y la crítica, explícitamente antirracista”, defiende su director.
Museo Nacional de Antropología (MNA)
El Museo Nacional de Antropología, que dirige Fernando Sáez, pretende asimismo sumarse al ejercicio de autocrítica que están haciendo muchas instituciones museísticas europeas, comprometidas con las comunidades de origen de las piezas de sus colecciones, y asume que la propia disciplina de la antropología “ha ido incurriendo en determinadas teorías de acuerdo con los intereses económicos y políticos de cada época”.
Pero ese orden mundial legitimado por la antropología en sus inicios, a partir de las expediciones de aquellos pioneros exploradores que tenían una vertiente política además de la meramente científica, está ahora en cuestión. Y los museos no pueden mantenerse ajenos a ese cambio, sino que deben dar voz a las comunidades de origen para que sean estas las que cuenten sus versiones de las historias, explica el director del MNA.
¿Para qué queremos que sirva este museo?, ¿cómo podemos habitar el mundo? Y ¿cómo proponemos remediar el presente? Son las tres preguntas que articularán la nueva propuesta museográfica del MNA, con la sostenibilidad del planeta y el anhelo de un futuro más inclusivo y equitativo en el horizonte. S
Las propuestas museográficas y las polémicas
Las nuevas propuestas museográficas del MAM y el MNA serán dinámicas e innovadoras, anucian en el Ministerio de Cultura, que ha hecho un esfuerzo económico por incorporar el arte contemporáneo a las colecciones y que introducirá nuevos dispositivos y recursos para hacer más atractiva su oferta.
Pero sigue presente la polémica sobre la devolución de algunas de las piezas que custodian, singularmente el conocido como Tesoro Quimbaya del Museo de América, un conjunto de 122 objetos de orfebrería prehispánica en oro y tumbaga descubierto en 1890 en Colombia. “Hay que escuchar y valorar”, señalan desde el Ministerio de Cultura, donde se entiende que no se deben exponer “objetos con un origen cuestionable”.
Sin embargo, insisten en desvincular el plano jurídico de esas reclamaciones del estrictamente museográfico, en el que se trabajará con las comunidades para superar el contexto colonial y resignificar las piezas en un nuevo relato: “Hay que afrontar ese tema con honestidad y valentía, sin rehuir el debate”.
Por último, y en cuanto a las críticas que estos planteamientos han recibido desde que se anunciaron, y que se redoblarán ahora que se han plasmado en un proyecto que transformará radicalmente los museos concernidos, en el Ministerio de Cultura son conscientes de que su trabajo “nunca va a ser del gusto de todos”. Pese a todo, insisten, han buscado el consenso y se han esforzado en aplicar un marco teórico riguroso.
