
Rita Segato, esta mañana ante una de las obras de Tàpies
La antropóloga, pensadora y escritora argentina Rita Segato levantó una polvareda mediática cuando, a propósito de la guerra de Gaza, manifestó que se declaraba “ex humana”, que no quería pertenecer a una especie tan cruel “siniestra y genocida”. Y esta mañana, paseando por la exposición La imaginación del mundo , se ha llevado un sobresalto al ver cómo en Tàpies “hay también un deseo constante de fugarse, de extraerse de su especie”. Y es una lástima, porque esa afinidad en la que no había reparado antes ya no puede formar parte de Tàpies y yo: Una exégesis recíproca , el libro resultante de la primera edición del Premio Internacional de Ensayo Gesto de Ayer, Pensamiento de hoy.
El premio, que en su segunda edición ha sido concedido al filósofo francés Georges Didi-Huberman, está dotado con 10.000 euros y una residencia de investigación en el Museu Tàpies. Segato, que lleva 30 años estudiando cuestiones como la violencia, la raza, el poder o la colonialidad, confiesa que ha tratado de acercarse a Tàpies a partir de las afinidades comunes, empezando por su “tremenda desobediencia”. Sin ella no hay cambio posible, argumenta la feminista, que ha escrito profusamente sobre lo que ella llama “ética de la desobediencia”, entendiendo por ética “una pulsión, una piel, un deseo, y una manera de ser” que identifica en Tàpies. “Se va desobedeciendo a sí mismo todo el tiempo: encuentra un formato y se retira”.
El filósofo francés Georges Didi-Huberman gana el premio de ensayo del Museu Tàpies
Para escribir el libro, Segato ha utilizado el método de la “exégesis recíproca”, porque “la forma más perfecta de pensar es pensar en conversación”. Y en ese diálogo, la pensadora pone sobe la mesa cuestiones como la búsqueda de otros estados de conciencia, la insurgencia de un artista que en lo doméstico se muestra “dócil” y “se curva hacia lo femenino” o o el binarismo, la transición de lo masculino a lo femenino. Pero hay una pregunta para la que aún no ha encontrado respuesta: ¿Tàpies tenía sentido del humor?”. “Sí, mucho”, la tranquiliza la directora de su museo Imma Prieto.
