Una fiesta escénica. Una celebración de la ópera. También del talento. Mañana regresa al Gran Teatre del Liceu un montaje ya mítico: lleva 42 años dando vueltas desde que se estrenó en el Festival Grec allá por 1983. Al Liceu llegó ya hace 20 años. Es L’elisir d’amore de Donizetti ideado por Mario Gas y remontado en esta ocasión por Leo Castaldi.
Una ópera belcantista que regresa al coliseo de la Rambla con todo un festival de voces en los tres repartos que se sucederán desde mañana y hasta el 15 de diciembre: Pretty Yende, Serena Sáenz y Marina Monzó se alternan como la astuta, encantadora y deseada Adina junto a los tenores Javier Camarena, Michael Spyres y Filipe Manu, que dan vida a su enamorado Nemorino. Un campesino de buen corazón al que Adina no corresponde y que compra lo que cree que es una poción de amor al embaucador Dulcamara. Los equívocos y la comedia están servidos. También arias imbatibles como Una furtiva lagrima .
Una escena de 'L'elisir d'amore' en el Liceu
Mario Gas recordó ayer que este montaje nació en una época en la que el primer Ayuntamiento democrático de Barcelona inició una serie de óperas populares en el festival Grec. Gas, junto a Joan Anton Benach y Biel Moll, impulsaron un proyecto que logró éxitos como Il trovatore o Il turco in Italia , aunque L’elisir d’amore ha sido imbatible.
Una escena de 'L'elisir d'amore' en el Liceu
Ambientado inicialmente en 1923 y, cuando comenzó su vida en el Liceu con nueva escenografía, en la Italia mussoliniana de 1933, con el pueblo al que llega el ejército, ¿se ve hoy diferente en plena ola reaccionaria? “El fascismo siempre ha estado a las puertas de la democracia y estamos en un momento en que hemos de estar muy vigilantes”, subrayó Gas. Y apuntó que Leo Castaldi ha hecho una minuciosa, aguda y estricta puesta en escena, añadiendo a su montaje “aquellas cosas que todo creador siempre tiene que añadir, porque si no sería una foto que a nadie nos interesaría. La gran virtud de la reposición de Leo es que el espectáculo está muy vivo”.
“El montaje de Mario rompe la cuarta pared y crea una comunicación muy directa entre los cantantes y el público”
Castaldi subrayó por su parte que la clave de la longevidad del montaje de Gas “reside en la especial relación que esta producción plantea entre el escenario y la platea, entre los cantantes y el público. Es un espectáculo que vamos a ver, pero también es de alguna manera una ópera a la que vamos a participar. La dirección, el planteamiento dramatúrgico de Mario en varios momentos del espectáculo rompe la cuarta pared, creando una comunicación muy directa y explícita entre los cantantes y el público. Y al fin consigue transformar algo que normalmente es solo para ver, en un espacio de coparticipación en el que el público de alguna manera está introducido en la representación misma. Es una fiesta de la ópera. Y en este aspecto de celebración de la ópera, de lo que es ir a la ópera, de la relación entre una ciudad y su público, reside el secreto de la longevidad de esta producción”.
Javier Camarena en 'L'elisir d'amore' en el Liceu
Una producción en la que el tenor mexicano Javier Camarena aseguró que se ha planteado su personaje de manera “muy distinta a hace 13 años, porque hoy creo que Nemorino es un personaje no tan ingenuo, no tan infantil que se puede tachar de tonto, sino alguien que simplemente está enamorado”.
Al frente de la orquesta está el venezolano Diego Matheuz, que regresa después de diez años al Liceu y que manifestó estar sorprendido “por el gran crecimiento de la orquesta y el coro”.
