Álex Chico: “Muchas ciudades han cambiado tanto que ya solo existen en la ficción”

Novedad editorial

El escritor invita a reflexionar sobre territorios, memoria y literatura en Geografía escrita (Candaya), donde el lector recorrerá el Buenos Aires de Roberto Arlt, la Lisboa de Pessoa y el Guayaquil de Mónica Ojeda

El escritor Álex Chico

El escritor Álex Chico publica 'Geografía escrita' 

Ana Jiménez

Hace un tiempo, Álex Chico visitó con su hermano Varsovia. Andaba en busca de un resto de muro del gueto que la Alemania nazi implantó en el centro de la capital polaca en 1940. Fue el mayor gueto judío establecido en Europa durante el Holocausto. “Entré en un bar y le pregunté al camarero si conocía dónde podía encontrar ese fragmento de muro, pero el muchacho no sabía de lo que estaba hablando. Poco después, supe que estaba colindando precisamente con su bar”, confiesa el autor en una conversación con Guayana Guardian. “Que desconociera algo así me pareció terrorífico porque es una manera de repetir errores y de que regrese la barbarie, que es algo que ya está sucediendo en la actualidad”.

Igual que este acontecimiento sucedido en Polonia, el autor ha hecho acopio a lo largo de los años de otros tantos momentos que, por un motivo u otro, le marcaron. Un encuentro casual con una escritora en Guayaquil; una emocionante visita al cementerio de Yuste, en Extremadura; una concatenación de malas experiencias en Praga…, “porque sí, no todos son hechos buenos los que marcan a uno”.

La frontera como espacio físico siempre me ha interesado y por eso la adopto también literariamente hablando”

Chico recopila muchas de estas “epifanías”, pues así bautiza a esos momentos sobre los que sabe que terminará escribiendo, en Geografía escrita (Candaya), un libro que, como él mismo asegura, “no es posible etiquetar, pues se mueve en lo híbrido”. Y es que tanto podría ser un libro de relatos, como uno de crónicas y otro de guía turística. “Tiene un poco de todo, incluso de poesía. Es fronterizo, como lo son todas mis obras. La frontera como espacio físico siempre me ha interesado y por eso la adopto también literariamente hablando”.

El autor no solo invita al recorrido físico; también al imaginario, lo que él llama viaje inmóvil. “La literatura, el cine y la música te invitan a salir de casa sin levantarte del sofá. Nos permiten alcanzar lo que no podemos con nuestros pies y conectar la habitación de escritura de un autor con la de lectura. Un entramado que se me asemeja a una telaraña y que me parece fascinante”. 

La transformación de los lugares, nos guste o no, es necesaria para que todo avance”

Así, Chico guía a quienes se adentran en sus páginas por el Buenos Aires de Roberto Arlt, la Lisboa de Pessoa, el Berlín de Döblin, la Provenza de René Char o el Guayaquil de Mónica Ojeda. Y es que él, como viajero, admite que siempre sigue los pasos de aquellos a quienes admira. El problema, no obstante, es que, muchas veces, “uno va buscando ciudades que ya solo existen en la ficción, porque han cambiado mucho o porque los escritores o cineastas las vieron de un modo que nosotros no sabemos. Uno cree leer mal las ciudades porque no ha hallado en ellas lo mismo que otros”.

Eso, a Chico, le provoca “frustración” pero, a su vez, “ganas de narrar”, pues “los textos también se nutren de ausencias, tanto físicas como intangibles, porque a veces lo que falta son puntos de vista similares”. Eso, admite, no es del todo malo. “La transformación de los lugares, nos guste o no, es necesaria para que todo avance, aunque hay que esperar que lo haga por la vía más favorable”. Esas transformaciones, el escritor las percibe visitando espacios íntimos y alejándose de lugares emblemáticos, “que solo aportan ruido”. 

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