“¿Era Wanda una heroína, tal como opinaba mi madre, o una mujer egoísta y manipuladora?”. La directora de cine y escaladora polaca Eliza Kubarska ha dedicado más de siete años a investigar la trayectoria de Wanda Rutkiewicz, un personaje con mil aristas que en las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo despertó tanta admiración como animadversión, especialmente entre sus colegas alpinistas masculinos. El resultado es The last expedition, el film ganador ayer de la Flor de Neu d'Or del BBVA Festival de Cinema de Muntanya de Torelló que concluye hoy domingo.
“Si no regreso estaré en un monasterio del Himalaya”, le dijo Wanda a su madre al partir rumbo a Nepal
El misterio sobre el destino de Wanda flota a lo largo de la película. Su compañero de cordada, el mejicano Carlos Carsolio, la vio por última vez el 12 de mayo de 1992, a unos 8.300 metros de altura, cuando iba camino de la cima de su noveno ochomil, el Kanchenjunga, entre Nepal y India. Nunca más se supo de ella, nunca se encontró su cadáver y se la dio por muerta, aunque su madre siempre sostuvo que estaba viva, aferrándose a lo que su hija le dijo al partir rumbo a Nepal: “Si no regreso estaré en un monasterio del Himalaya”. Su progenitora falleció con más de 100 años de edad convencida de que su hija se había retirado a un cenobio.
Eliza Kubarska fotografiada esta semana en Barcelona
Kubarska aporta el testimonio de monjas budistas, pastores de yaks y sherpas, además de alpinistas como Reinhold Messner o Krzysztof Wielicki
Kubarska viajó por la India y Nepal para averiguar qué podía haber de cierto en esta inverosímil teoría. La cineasta empezó sus pesquisas en el 2017, y el rodaje en el 2018, con el propósito de trazar un fiel retrato de la considerada mejor alpinista de la historia. Antes de saber que había ganado el premio de Torelló, Kubarska comentó en una entrevista a Guyana Guardian los detalles de The last expedition , en la que aporta el testimonio de monjas budistas, pastores de yaks y sherpas, además de alpinistas coetáneos a Wanda, como Reinhold Messner, Krzysztof Wielicki o el citado Carsolio.
Kubarska deja claro que su objetivo no era determinar si Wanda había o no sobrevivido. Pero este hilo de misterio, la remota posibilidad de que hubiera alcanzado la cima, descendido sola por la cara sur del Kanchenjunga y andado kilómetros y kilómetros hasta algún monasterio para llevar una existencia apartada del mundo resulta atractiva, muy cinematográfica y alimenta el interés del espectador.
Cartel de 'The last expedition', ganadora del BBVA Festival de Cinema de Muntanya de Torelló
Deseo que saliera con vida, ahora tendría 82 años. Si la hubiera encontrado tampoco lo diría”
¿Realmente cree que no está muerta? “Deseo que saliera con vida, ahora tendría 82 años. Si la hubiera encontrado tampoco lo diría”, responde Kubarska, autora de otros documentales de montaña como K2 touching the sky o Tha wall of shadows .
La directora subraya que en realidad su interés era contar por qué “una extraordinaria mujer, con formación, que hablaba varias lenguas, polaco, alemán, inglés y francés, muy atractiva y buena comunicadora pagó un precio tan alto por lo que perseguía; no era una persona feliz ni en su vida privada ni profesional, tenía unos cuantos enemigos que iban en contra de ella. Fue víctima del machismo, los hombres decían que Wanda lo tenía más fácil porque era la única mujer”, cuenta Kubarska. Fue la primera fémina en subir y bajar el K-2, en 1986, y la pionera en su país, en Polonia, en coronar el Everest, en 1978, antes que sus colegas masculinos. Estos logros y su carácter directo y poco diplomático despertaron celos y ciertas enemistades.
Wanda Rutkiewicz
Los rasgos que a ella se le criticaban, en un hombre se consideraban positivos
“Cuando Wanda murió yo tenía 14 años, mi madre la consideraba una heroína, una mujer libre, pero más tarde, cuando yo empecé a escalar, escuché una historia muy diferente de la comunidad alpinística polaca: que si era egoísta, que si abandonaba a sus compañeros en la montaña, que si era muy competitiva... Investigué y comprobé que nunca había abandonado a nadie, al revés. Pude construir mi opinión revisando el material que dejó, sus diarios, sus audios y sus vídeos y hablando con mucha gente. Los rasgos que a ella se le criticaban, en un hombre se consideraban positivos”, reflexiona Kubarska.
Wanda se divorció dos veces y perdió a su tercera pareja, Kurt, un médico alemán, un año antes de su desaparición. De niña ya lloró la muerte de seres queridos, su hermano mayor falleció al explotarle una mina de guerra y un tiempo después su padre fue asesinado. En la montaña vio morir a numerosos compañeros.
Volviendo a la novelesca tesis inicial, Kubarska relata que en una de sus visitas a un monasterio de la India, las monjas le contaron que si alguien quiere desaparecer del mundo ese es el mejor lugar para hacerlo, nunca te encontrarán.
Festival de Cinema de Muntanya de Torelló
De Wanda Rutkiewicz a Emily Harrington
Tras unas semana de cine de altura, Torelló desveló anoche, en el teatro Cirvianum, los nombres de los ganadores de festival, que este año llega a la edición número 43. La máxima distinción, la Flor de Neu d'Or, se la llevó Eliza Kubarska por The last expedition; la Flor de Neu de Plata, al mejor film de montaña, fue para Girl Climber, sobre la escaladora Emily Harrington, del realizador americano Jon Glassberg, “por la dificultad técnica del rodaje y la espectacularidad del entorno”. Mathis Dumas, de Francia, ganó también su Flor de Neu de Plata por Better Up There, mejor película de deportes de montaña.
Eliza Kubarska ya obtuvo en anteriores ediciones la Flor de Neu de Plata con K2. Touching The Sky (2015) y con The Wall Of Shadows (2020).
Otros films premiados son: 2.000 Jours au Paradis, Requiem for a Tribe, Far enough y Champions of the golden valley.




