Los últimos siete años y medio han sido muy intensos y transformadores. Es un periodo en el que se ha cuestionado el orden internacional establecido desde todos los puntos de vista. Es un fenómeno general impulsado en gran parte por la influencia de Estados Unidos en concreto, con la implantación del trumpismo como movimiento de masas, la pandemia y la potenciación de las teorías conspirativas, el intento de golpe de Estado, el impacto divisivo de las guerras en Ucrania y Gaza o el regreso triunfal de Donald Trump a la Casa Blanca.
Dentro de ese contexto poco alentador –como se suele decir, el planeta está hecho unos zorros– también se ha producido un seísmo en el ámbito de la música, aunque en este caso se trata de brotes verdes de conciliación. En estos últimos siete años y medio se ha visto el nacimiento, crecimiento y consolidación de una estrella global: Rosalía.
Rosalía llegó al Joe’s Pub de Manhattan en la edición de marzo del 2018 del festival de flamenco
Lux , su nuevo disco, el cuarto álbum de estudio, trasciende fronteras y géneros. En pocas ocasiones se recuerda una unanimidad tal para ensalzar ese trabajo. “Una de las funciones de un álbum tan intenso y expansivo como Lux es recordar a los oyentes pop todos los límites que normalmente se dan por sentados”, escribe Kelena Sanneh en The New Yorker .
Otro de los que se han rendido a ella es Andrew Lloyd Webber, uno de los grandes creadores del Broadway neoyorquino y el West End londinense, con títulos tan célebres como El fantasma de la ópera o Cats . “Su nuevo disco es increíble. No es que sea el álbum del año, sino que pienso que será el de la década”, proclama en una publicación en Instagram. “Su voz es impresionante, pero lo que más admiro es que es realmente un musical, tiene todas esas cosas diferentes y esos sonidos emocionantes”, añade.
“No esperaba este boom. La dimensión alcanzada por Rosalía es algo único, histórico, difícil incluso de poder imaginar. Yo, desde luego, no lo podía imaginar en aquellas fechas”, responde Miguel Marín, fundador y organizador sin desmayo, pese a todos los avatares, del Flamenco Festival de Nueva York, que en el 2026 festejará su edición número 25.
Marín trajo a la catalana, junto a Raül Refree a la guitarra, a la edición de ese certamen que se celebró en marzo del 2018.
Como ella misma explica en un vídeo del festival, aquel concierto en la bombonera del Joe’s Pub de Manhattan no fue su primera visita a Nueva York, pero sí su debut presentando un álbum, Los Angeles , con el que abrió su carrera.
“En aquel momento, Rosalía era la propuesta más interesante y fresca que había”, señala Marín. “Aquel primer disco tenía una gran calidad vocal y el planteamiento más innovador en el flamenco, que abría nuevos caminos”, remarca. “Es una suerte y un orgullo que, a partir del flamenco, se haya desarrollado una artista de esta dimensión, con esta capacidad de convocatoria y que llega a un público tan diverso”, agrega. Mucho más allá de ese género, “tiene la genialidad de sorprendernos en cada ocasión, además de difundir nuestra cultura”, indica Marín. El Joe’s Pub, lugar mítico, es una sala pequeña con capacidad para 184 personas, pero ese fue su punto de partida en la ciudad de los rascacielos y los sueños.
Quién podía concebir que aquella joven de 26 años y cara aniñada de aquel concierto tocaría la gloria como una de las mayores estrellas de la música internacional en el otoño del 2025 con Lux . En su primera semana de lanzamiento, esta obra tuvo más descargas que la omnipresente Taylor Swift.
Después del Joe’s Pub, Rosalía ha rendido varias visitas a Nueva York. Aquel 2018 vio la luz su disco El mal querer , con su himno Malamente , su gran rampa de lanzamiento en EE.UU. Y, sobre todo, en la Gran Manzana. Lleno de entusiasmo el Webster Hall, uno de los locales clásicos, entre un público que se expresaba en inglés de forma muy superior al de otros artistas llegados de Iberia, en terminología de David Uclés.
Hubo un asistente, identificado como Garrick Pennington, que lanzó una premonición. Parecía hablar como si fuera una bola de cristal: “Dentro de unos años recordaremos que asistimos al primer gran concierto de Rosalía en Nueva York”.
Luego vino el lleno en sus conciertos en el Radio City Music Hall a rebufo de su Motomami . Ahí todavía se percibía más el éxito entre los anglosajones.
Lux es la siguiente escala, que supone un salto enorme bajo el paraguas de Sony. La revista Rolling Stone , una de las biblias culturales estadounidenses, le ha dado cinco estrellas, algo inusual. Describe este trabajo como “una obra asombrosamente ambiciosa”, que suena “diferente a cualquier otra cosa en la música actual”. Mientras que The New York Times recalca que “rompe continuamente la cuarta pared del estudio de grabación”.
Para Marín, “ella es nuestra Madonna”. Luego matiza. “Rosalía tiene la capacidad de ser lo que quiera ser. Ya es la más internacional, desde la genialidad de la naturalidad”.
