James Vanderbilt: “Me fascina que Göring, mano derecha de Hitler, fuera para muchos el hombre más encantador del mundo”

Estrena 'Núremberg'

El director y guionista estadounidense revisa los juicios al nazismo desde la relación real entre el psiquiatra Douglas Kelley y el comandante de la fuerza aérea alemana

Russell Crowe interpreta a Hermann Göring en 'Núremberg'

Russell Crowe interpreta a Hermann Göring en 'Núremberg'

Sony pictures

James Vanderbilt, guionista del aclamado thriller de David Fincher, Zodiac, o las últimas entregas de la saga de terror Scream, debutó como director en 2015 con La verdad, protagonizada por Cate Blanchett y Robert Redford en la piel de dos periodistas que hicieron pública una de las historias más controvertidas del periodismo americano moderno: como evitó George W. Bush ir a la guerra del Vietnam. Una década más tarde, el guionista y productor estadounidense se vuelve a colocar detrás de la cámara con Núremberg, otra historia basada en hechos reales e inspirada en el libro El nazi y el psiquiatra, del periodista Jack El-Hai. La película, ambientada en los cruciales juicios de Núremberg de los Aliados contra el derrotado régimen nazi, de los que se han cumplido ya 80 años, cuenta cómo el psiquiatra estadounidense Douglas Kelley (Rami Malek), encargado de determinar si los 22 acusados eran aptos para ser juzgados por sus crímenes de guerra, se ve inmerso en una compleja batalla de ingenio con Hermann Göring (Russell Crowe), mano derecha de Hitler.

James Vanderbildt durante su visita al festival de San Sebastián

James Vanderbildt durante su visita al festival de San Sebastián

¿Cómo es posible que la historia que cuenta 'Núremberg' haya sido tan desconocida, al menos a nivel cinematográfico?

Yo pensaba lo mismo. Me asombró descubrir esta historia. Fue hace 13 años cuando leí un adelanto del libro El nazi y el psiquiatra, de Jack El-Hai. Ni siquiera sabía que existían psiquiatras en la Segunda Guerra Mundial, en el ejército estadounidense. Desde el principio pensé: 'Nunca he oído hablar de esto'. Eran solo seis o siete páginas, y fue la vez que más rápido dije que sí a algo en mi vida. Pensé: 'Esto parece una película. Es una forma muy interesante de adentrarse en esta batalla psicológica entre estos dos hombres'. Y luego, mientras investigaba, Jack escribía su libro y yo leía las galeradas a la par. Y normalmente, cuando adaptas algo, se trata de simplificar.  Cuando tomas un libro de 300 páginas tienes que condensarlo en un guion de cien páginas. Estás descartando cosas a diestra y siniestra. Y mi problema era que seguía creciendo porque luego leí la historia del fiscal Robert H. Jackson, el personaje de Michael Shannon que no aparece en el libro, y cómo estaba organizando los juicios. Fue nombrado fiscal jefe de los Estados Unidos en los Juicios de Nuremberg contra los líderes criminales nazis. Y convenció al Ejército de EE. UU. Y a los demás ejércitos para que realizaran los juicios. Fue el gran promotor de este hito que abrió el camino para una justicia internacional. Luego leí la historia de Howie Triest, el traductor interpretado por Leo Woodall, y pensé: 'tengo que incluir eso en la película'. Así que siguió creciendo en lugar de simplificarse. Eso en sí mismo fue un desafío, pero es una de las razones por las que realmente quería contar esta historia: me asombró todo lo que desconocía sobre esa época. 

El cine ha retratado en diversas ocasiones este proceso judicial que empezó en 1945. La más famosa es Vencedores o vencidos (1961), de Stanley Kramer. ¿Fue una de sus inspiraciones?

Sí. Es una película fantástica. Los sucesos que narra tienen lugar unos años después de la nuestra. Me encantan las películas que tratan sobre acontecimientos, más que las biografías. Hay otros dramas judiciales que me encantan, como Algunos hombres buenos y Veredicto final. Que abordan un suceso y las personas involucradas. 

Al principio, el Dr. Kelley intenta ganarse la confianza de Göring, que nunca se consideró un criminal. Es amable con él y su familia, pero todo cambia cuando ve las impactantes imágenes del Holocausto en el juicio...

Lo que me fascinó de Göring fue que todo el mundo, en cada relato que leí, decía que era el hombre más encantador del mundo. Es decir, Hitler no era precisamente un tipo encantador, pero a Hermann Göring lo describían como el mejor invitado a una cena que uno pudiera tener. Así que yo realmente quería a alguien con ese magnetismo, y por eso Russell Crowe fue tan maravilloso y tuve muchísima suerte de que aceptara. Fue el primer actor en quién pensé para el papel. Sabía que tenía que ser alguien capaz de seducir al público y que también pudiera seducir al personaje de Rami, porque el Dr. Kelley es un tipo muy inteligente y me encanta la idea del duelo psicológico entre estos dos hombres, cada uno intentando sacar algo del otro. No se trata solo de evaluar, sino de llegar al fondo del asunto porque Kelley quiere escribir un libro sobre Göring, y Göring lo está manipulando para diferentes propósitos. Así que ambos intentan casi engañarse mutuamente, y es fascinante ese tira y afloja entre ellos. Además, es un poco como un espejo. La forma en que usaron las imágenes del juicio es similar a cómo las usamos nosotros en la película: fue un momento increíblemente aleccionador.

El Dr. Kelley es un tipo muy inteligente y me encanta la idea del duelo psicológico entre él y Göring, cada uno intentando sacar algo del otro

Una cosa es oír hablar de las atrocidades y otra, verlas. 

Esta fue la primera vez que se había utilizado como prueba en un caso importante. Creo que es el punto clave sobre el que gira la película. Por eso, desde el primer borrador fui muy firme en que no íbamos a recrear nada, ya que ese es el metraje real. No le añadimos música. No intentamos forzarlo de ninguna manera. Y la forma en que lo filmamos fue la siguiente: les dije a todos los actores: 'Ese metraje existe. Háganme un favor. No lo miren'.  Llegaron, había 300 personas en la sala del tribunal, les dije unas palabras a todos sobre lo que íbamos a ver, guardamos un minuto de silencio, enfocamos las cámaras en los protagonistas y empezamos a grabar. Son actores brillantes, y no quiero decir que no estén actuando porque son brillantes, pero no creo que tuvieran que esforzarse tanto ese día. Probablemente fue el día más difícil del rodaje.

Rami Malek y Russell Crowe en una escena de la película

Rami Malek y Russell Crowe en una escena de la película

Scott Garfield

¿Sintió algún dilema ético al decidir mostrar esas imágenes de archivo? 

Hablamos mucho con expertos, como la Fundación Shoah en Estados Unidos, que opinan que cuanto más se muestren las imágenes, mejor, para que la gente no lo olvide. Consideran que difundir ampliamente las imágenes es un buen acto, y reflexioné mucho sobre ello. 

Es una película que habla con nuestro presente. Sigue habiendo figuras malignas dentro de la política universal...

Tenemos muchos personajes malvados, sí. Lo que me sorprende es que empecé a escribir el guion hace trece años porque sentí que era importante entonces. Creo que obviamente lo es ahora, y me temo que, lamentablemente, lo seguirá siendo en el futuro. Una de las cosas que realmente me atrajo de esta historia es que trata sobre un grupo de personas que se unen y hacen algo extraordinario: cuatro países distintos (Estados Unidos, la Unión Soviética, el Reino Unido y Francia) que coinciden en que juzgar a los prisioneros oficiales nazis es algo necesario. Eligieron la justicia en lugar de la venganza y creo que es realmente importante. Mis dos abuelos lucharon en 1942. Así que ese período fue muy tangible para mí. Conocí gente que estuvo allí. Tenía familiares que estuvieron allí. Tenía amigos que perdieron a seres queridos en los campos de concentración. Era historia que podía tocar. 

Russell Crowe, Leo Woodall y Rami Malek en un fotograma de la película

Russell Crowe, Leo Woodall y Rami Malek en un fotograma de la película

Sony pictures

El doctor Kelley estaba obsesionado con hallar un patrón de maldad en los oficiales nazis, pero no lo puede demostrar. Sin embargo, todos comparten una ansiedad por el poder. 

Creo que siempre habrá gente que ansía el poder y hará lo que sea necesario para conseguirlo. Lo que sea, incluso medidas drásticas. En el momento en que el personaje de Rami Malek habla de cómo va a descubrir el mal y su origen, me pareció tan ingenuo. En lo personal, siempre me ha fascinado la naturaleza del mal y su exploración. Y creo que es parte de nuestro intento por comprender un poco la condición humana. Hace años hice una película con David Fincher llamada Zodiac, que trataba sobre algo parecido. Es la obsesión y el intento de averiguar cómo alguien puede hacer esto y quién puede estar haciéndolo. Era una especie de thriller sobre la obsesión, la naturaleza del mal y cómo uno puede verse atrapado en él. Así que creo que, para mí, esa exploración siempre me ha fascinado. Y es algo que sigo explorando como cineasta. Saber qué hay realmente detrás de la máscara. Como en El silencio de los corderos, esa idea de dos personas en una celda intentando comprenderse mutuamente y sacar algo de la experiencia. Creo que me siento cada vez más atraído por historias como esa.

Russell Crowe es una fuerza de la naturaleza. Cuando entra en una habitación, sientes algo especial porque el ambiente cambia, y es algo que también tenía Robert Redford

Ha dicho que Russell Crowe fue su primera opción para el papel de Göring. ¿Cómo ha sido trabajar con él? 

Es fantástico. Conocía a su representante, George Freeman, y le envié el guion. Russell lo leyó y dijo que lo haría. Yo me quedé de piedra. Es una fuerza de la naturaleza.  Es una estrella de cine en el mejor sentido de la palabra y tiene algo que solo he visto en muy pocas personas. Tuve la suerte de trabajar con Robert Redford, que tenía algo similar: entraba en una habitación y se notaba su presencia sin siquiera verlo. Sentías algo especial, el ambiente cambiaba. Y entonces se producía una interacción. Y la razón por la que lo quería era ese magnetismo, esa presencia imponente. Además, Russell lo interpretó como un ser humano y llamaba a su personaje Herman. Nunca se distanció del personaje. Y debo decir, sin revelar sus trucos, que no es un lugar psicológicamente fácil de habitar. No es un actor de método. Hizo algo que me pareció increíble. Normalmente en un rodaje, cuando eres el protagonista, primero traen a los extras, luego a los actores de reparto, y luego a los protagonistas. Había varios de los otros acusados alemanes que participaban en la película que no tenían diálogo y Russell iba con ellos. “Soy su líder. Así que entraremos todos juntos, saldremos todos juntos, seremos una sola unidad que se mueve a través de esto, igual que estos hombres eran una sola unidad que se movía a través de este sistema penitenciario”. Fue una idea genial, ojalá se me hubiera ocurrido a mí. Rami Malek también fue fantástico e increíble, con una energía y una actitud completamente diferentes. Y lo que me encanta del casting es que es casi como cocinar. Son sabores diferentes. Si todos los sabores supieran igual, no funcionaría. Esas dos energías distintas, que a veces coinciden y otras no, chocan entre sí, crean una especie de guiso maravilloso y delicioso. Lo mismo con Michael Shannon. Y lo mismo ocurrió con Leo Woodall, que cuando lo elegimos era prácticamente un desconocido. 

Además Crowe aprendió alemán para la película. ¿Fue difícil convencerle? 

Él quería hacerlo. De verdad quería hacerlo. Dijo que tenía que resolverlo y contrató a un traductor de alemán excelente para que trabajara con él y revisara todo, porque era muy importante para él. En cierto modo, lo tenemos hablando en alemán, y también a Leo, que nunca ha hablado ese idioma. Le dije: 'Mira, eres un actor joven, genial y brillante, pero necesito que hagas todo lo que tienes que hacer porque vas a pasar cerca del 60 % del tiempo en esta película en una celda pequeña con dos hombres que ganaron el Oscar al mejor actor. Así que tienes que estar a tope'. Y lo estuvo. Vino a darlo todo. 

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