La alturade los bajitos

La alturade los bajitos
News Correspondent

Abraham Boba, líder del grupo de música indie rock León Benavente, ha publicado el libro 163 cm . En la editorial madrileña Arrebato Libros. La música indie es un territorio de creatividad en el que a veces se abusa del intrusismo de vocalistas que no hay manera que vocalicen o de poetas más pendientes de la aureola gafapasta y del lenguaje no verbal de artista torturado y siniestro que de la autenticidad y la eficacia de sus propias composiciones. En el caso de León Benavente, las letras suelen derivar hacia un fatalismo melancólico que queda patente en versos como, en su canción La Gran Desilusión , “confundimos las hogueras con la revolución”, o, en Las ruinas , reflexiones que conectan con un sentimiento generacional de desesperación pre y postapocalítpica: “En las ruinas del imperio / ya no hay paz ni en el cementerio, oh, oh”.

En 163 cm. Boba se centra en una condición que conoce desde siempre: la de ser bajito. El interés del libro radica en la franqueza y la autoironía con las que se analiza, entre la terapia, la recopilación de anécdotas (de pequeño encontró en las artes marciales y el baloncesto un refugio provisional) y un ejercicio de memoria que no se conforma con las sobrias prestaciones de un retrovisor biográfico. Los antecedentes familiares se mezclan con los estudios que, por ejemplo, afirman que los hombres de menos de 170 centímetros suelen ser más fieles y menos propensos a la separación o el divorcio. O que las personas altas tienen un nivel de ingresos superior a los bajitos, aunque hagan el mismo trabajo.

Boba explica que las personas altas tienen un nivel de ingresos superior al de los bajitos

Boba tiene el detalle de no cometer el error de mitificar su propia condición de bajito y no apela ni al victimismo, ni al conformismo, ni a la resignación de refranes como “perfume bueno viene en frasco pequeño”. Pasados los años, constata que nunca ha tenido amigos más bajos que él. Y, sin disimular la satisfacción que le produce trabajar con este tipo de documentación autorreferencial, divaga sobre detalles vagamente enciclopédicos. Tomad nota: Franco medía 164 centímetros; Nicholas Sarkozy, 166; Stalin, 168; Lenin, 165; Churchill, 167. El ego expansivo de estas figuras históricas le lleva a sospechar que debe existir una secreta –y enfermiza– relación entre la estatura y la voluntad de poder.

Y, hacia el final del libro, se centra en la dimensión musical de ser bajito: Aznavour medía 160 cm. Y James Brown, 168. Y hace una confesión fácil de compartir: “Si hay algo que me fastidia de no ser más alto es no poder ver los conciertos sin que alguien que tengo delante me tape lo que está pasando en el escenario”. No hace falta ser ningún experto en psicología para entender que, quizá por eso, Boba ha querido, en la medida de lo posible, estar siempre sobre el escenario.

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