Ha fallecido de manera repentina, a consecuencia probablemente de un aneurisma, con apenas 60 años, José Luis Cienfuegos, que llevaba tres décadas dirigiendo festivales de cine tan importantes como los de Gijón, Sevilla y la Seminci de Valladolid, al frente de la cual llevaba tres ediciones. Ayer lunes en Madrid, empezó a dolerle la cabeza y el brazo, se lo llevaron en ambulancia, pero no se pudo hacer nada. No tenía hijos, siempre vivió totalmente entregado a la causa cinéfila. Solía hablar de su querida madre, que se sentía orgullosa cuando veía su nombre publicado en la Fotogramas.
Natural de Avilés en 1964, origen del que se enorgullecía, y licenciado en Psicología por la Universidad de Oviedo, empezó su andadura en el departamento de prensa del festival de cine de Gijón cuya dirección acabó asumiendo en 1995, puesto que ocupó hasta el 2012 cuando fue víctima de una insidiosa carambola política y fue destituido causando estupor en la comunidad cinéfila. En aquellos 17 años convirtió Gijón en un Sundance español, la cita indie del calendario festivalero. Consiguió que el que había nacido como un festival dedicado al cine infantil evolucionara hacia uno de carácter más joven, compaginando la programación musical con la cinematográfica, ofreciendo conciertos todas las noches e integrando además en su equipo a protagonistas del Xixón Sound como Fran Gayo, que falleció también este año y al que el festival rindió un homenaje en esta edición. El próximo homenaje será para Cienfuegos, y será merecido, ya que no sólo proporcionó al festival una programación de primer orden, sino que logró involucrar a toda la población en el evento. Llenaba hasta la bandera el Teatro Jovellanos con películas de Lisandro Alonso, Todd Haynes, Ulrich Seidl, Aleksey Balabanov, Olivier Assayas, Tsai Ming-liang, Aki Kaurismäki, Abbas Kiarostami, Paul Schrader, Víctor Erice, José Luis Guerin, Hal Hartley, Todd Solondz, Larry Clark, Harmony Korine, João César Monteiro, Claude Lanzmann, Lukas Moodysson, Leos Carax, Bruno Dumont, Claire Denis, Carlos Reygadas, Mia Hansen-Love o Bertrand Bonello, entre un sinfín de cineastas esenciales, sin preocuparse de si tenían distribución española, ni de alfombras rojas u otras veleidades en las que caen a menudo los festivales para atraer la atención del público. Más que invitar a estrellas y famosos, Cienfuegos prefería consagrar el limitado presupuesto del que disponía a invitar a los directores de las películas para enriquecer su diálogo con los espectadores. El actual director del festival, Alejandro Díaz Castaño sigue la misma política, y empezó como programador en su equipo, lo mismo que su jefe de prensa, Tito Rodríguez, que también lo fue en la era Cienfuegos.
Tras su no poco polémico cese en el 2012, José Luis Cienfuegos fue enseguida reclamado para dirigir el Festival de Cine Europeo de Sevilla, un evento en horas bajas al que supo dar renovado impulso, logrando de nuevo la implicación del público sin rebajar el nivel de exigencia de la programación. Por Sevilla, a lo largo de la década Cienfuegos, pasaron personalidades como Joanna Hogg, Alice Rohrwacher, Elia Suleiman, Abel Ferrara, Pietro Marcello, Christian Petzold, Sergei Loznitsa, Jessica Hausner, Mark Cousins, Andrea Arnold, Pedro Costa, Miguel Gomes, Aleksandr Sokúrov, Roy Andersson, Louis Garrel o João Pedro Rodrigues. Finalmente, hace tres ediciones, sucedió a Javier Angulo al frente de la histórica Seminci de Valladolid ofreciendo una programación no menos exigente y captando la atención del público. La última Espiga de Oro fue para The Mastermind, de Kelly Reichardt, brillante película cuyo título le iba como anillo al dedo pues dedicó su vida a la divulgación del más exigente cine de autor.
