El horizonte temporal era lejano, y suponía demasiado esperar. El Museo de Pérgamo de Berlín, famoso por los monumentos de la antigüedad que atesora, lleva totalmente cerrado desde octubre del 2023 para una profunda rehabilitación que se prevé terminar en el 2037. La joya que le da nombre, el helenístico Altar de Pérgamo del siglo II a.C., está en realidad fuera del alcance del público desde septiembre del 2014, cuando el ala norte del edificio echó el cierre para los primeros trabajos.
La desilusión de los turistas –el museo solía recibir más de un millón de visitantes al año– pesa a su propietaria, la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano (SPK, por sus siglas en alemán), que planea por ello la reapertura parcial en la primavera del 2027. El ala norte reabrirá entonces, desplegando de nuevo el altar con su célebre friso y otras bellezas de sus colecciones de arte antiguo.
Accesible de nuevo en la primavera del 2027
El Altar de Pérgamo, una joya helenística del siglo II a.C., lleva fuera del alcance del público desde septiembre del 2014, cuando se cerró el ala norte del museo para los primeros trabajos
“El fin de las obras previsto para el 2037 era demasiado tiempo; me alegro mucho de que podamos reabrir una parte del museo diez años antes, en la primavera del 2027, para mostrar el Altar de Pérgamo y la nueva exposición permanente del Museo de Arte Islámico”, dijo la presidenta de la SPK, Marion Ackermann, durante una visita de periodistas al recinto, que no pisábamos desde octubre del 2023. Allí pudimos recorrer las salas del ala norte, donde prosiguen los trabajos –terminarán en los próximos meses– y donde aún hay esculturas embridadas y tarimas de madera en los suelos, mientras los restauradores se aplican a su tarea.
Esculturas restauradas pertenecientes al Altar de Pérgamo, colocadas sobre palés y protegidas, a la espera de ser devueltas a su ubicación original, fotografiadas el 4 de diciembre en el museo
El majestuoso altar helenístico, que pasó los primeros años de cierre forrado de lienzos protectores para que no sufriera por las obras de rehabilitación estructural del edificio, aparece de nuevo bello y reluciente, aunque los andamios siguen a la vista. Ha sido restaurado in situ en paralelo a la renovación general, pues está literalmente incrustado en el lugar.
La rehabilitación del edificio era perentoria. Ubicado en la Isla de los Museos –conjunto museístico que es patrimonio de la humanidad de la Unesco– en el río Spree, el Museo de Pérgamo fue construido entre 1910 y 1930 por Ludwig Hoffmann según diseño de su predecesor Alfred Messel, y descansa sobre terreno inestable en un lecho fluvial de la edad del Hielo. El paso del tiempo y el peso de sus colecciones fue dañando sus húmedos cimientos, que están siendo reforzados.
Problemas estructurales del edificio
El Museo de Pérgamo, construido entre 1910 y 1930, se apoya en terreno húmedo e inestable; urgía reparar daños, porque el paso del tiempo y el peso de sus colecciones fue dañando sus húmedos cimientos
El museo, cuya arquitectura evoca la de un templo antiguo, fue diseñado por Messel pensando precisamente en cómo impresionar al visitante ante el Altar de Pérgamo. Entre 1878 y 1886, arqueólogos alemanes descubrieron en la actual Turquía las ruinas de este altar dedicado a Atenea, y tras un pago al entonces imperio Otomano, se llevaron a Berlín los fragmentos. La reconstrucción del altar duró hasta 1902. En el siglo XXI, tras la nueva rehabilitación, su aspecto es luminoso.
“Se ha realizado una extensa restauración de su superficie, con lo que la fachada oeste reconstruida del Altar de Pérgamo brilla con una profundidad de campo y una luminosidad sin precedentes”, dice con entusiasmo Martin Maischberger, subdirector de la Colección de Antigüedades Clásicas.
Un restaurador trabajando en un sector de la fachada Mushatta, en el Museo de Pérgamo el 4 de diciembre
En puridad, el museo está formado por tres instituciones: la Colección de Antigüedades Clásicas, el Museo del Próximo Oriente Antiguo, y el Museo de Arte Islámico. Este último ha sido reubicado con 24 salas nuevas y el triple de piezas. “Con la nueva exposición, por fin podrá presentarse el arte islámico en el contexto de las civilizaciones antiguas; esto ahora podrá experimentarse en la sala principal con la monumental fachada de Mushatta”, dijo Stefan Weber, director del museo de Arte Islámico. La fachada de Mushatta, con filigrana de estuco, pertenece a una residencia de califas omeyas anterior al siglo VIII en el desierto de la actual Jordania.
Otra pieza destacada, que también ha sido renovada, es una cúpula de la Alhambra de Granada en madera y con restos de policromía. Se la llevó a Berlín a finales del siglo XIX un banquero alemán, Arthur von Gwinner, entonces propietario de la Torre de las Damas granadina, donde se encontraba la cúpula. Von Gwinner cedió casi todas sus pertenencias al Estado español, pero se quedó con la cúpula, que acabó recalando en este museo berlinés.
Herramientas para la restauración ante un nicho del siglo XIII de la mezquita Beyhekim de Konya (Turquía), en el Museo de Pérgamo el 4 de diciembre
Pese a la apertura parcial dentro de año y medio, otros tesoros del museo como la babilónica puerta de Ishtar, del siglo VI a.C., o la entrada al mercado romano de Mileto, del siglo II, permanecerán fuera de la vista de los visitantes. Fuente de consuelo anexa y sustitutiva es la subsede inaugurada en el 2018, un cercano edificio cilíndrico que contiene un gigantesco panorama circular concebido por el artista Yadegar Asisi que recrea el altar en la acrópolis de Pérgamo, y donde se exponen también unas 80 esculturas.
“La espera merecerá la pena; el Museo de Pérgamo brillará con un esplendor completamente nuevo y podrá mostrar aún mejor sus tesoros culturales en el futuro”, prometió el ministro de Cultura, Wolfram Weimer, que participó en el recorrido de la prensa por el ala norte. El coste total de la gigantesca remodelación –la primera en profundidad desde la Segunda Guerra Mundial– está presupuestado en 1.500 millones de euros, que aporta enteramente el Gobierno federal. En la fachada hay impactos de proyectiles, que se conservarán para testificar que el museo, aunque tocado, sobrevivió a la guerra.
Material de construcción ante la fachada norte del Museo de Pérgamo, el 4 de diciembre

