Willy Fritsch y el algoritmo

Willy Fritsch y el algoritmo
Contributing Writer

E l pasado domingo me sorprendió encontrar en la edición digital de este diario un artículo de Jaume Pi sobre el resumen anual de Spotify, el wrapped . Quedé tocado porque yo también había pensado escribir sobre el tema y porque dos argumentos principales coincidían: Pi está escandalizado porque, en función de la música que ha oído este año, Spotify le ha puesto 79 años (a mí, 87). Y, segundo, porque se ha sentido culpable de ser tan viejuno y lo atribuye a haber escuchado mucho a Bob Dylan (yo lo atribuí a la música de la República de Weimar). La primera conclusión es que los algoritmos no son tan bobos como aparentan. Te provocan, diciéndote que eres un abuelo. Quieren que te piques. Que exclames: ¡a ver si una persona joven no podrá escuchar a Bob Dylan! De esta manera han conseguido que todo el mundo hable del tema. Es como cuando (en la versión gratuita) pasan aquellos anuncios tan remalos animándote a hacer tu propio anuncio. El objetivo no es que fabriques un anuncio: es que te hartes de oír los suyos y que te pases a Premium. Los algoritmos te roban los datos y hacen con ellos lo que les da la gana (para empezar, refregártelos por la cara), te hacen hacer lo que han previsto que hagas y que los publicites gratis.

Pero, aun así, todavía están un poco por detrás de las inteligencias humanas espabiladitas. ¿Cómo descubrí a Willy Fritsch? En La mujer en la luna (1929) de Fritz Lang, que me interesaba para un libro sobre cactus (en las películas de Lang aparecen muchos). En el mismo momento, en Los dioses de la peste (1970) de R.W. Fassbinder vi que hablaban de Willy Fritsch para referirse a una época de Alemania. Investigué un poco y descubrí que formaba una pareja romántica con Lilian Harvey. Encontré una comedia divertida, Glückskinder (1936), con una canción formidable, Ich Wollt Ich Wär Ein Huhn . Que, busco, y aparece en Malditos bastardos (2009) de Quentin Tarantino. ¡Hey! Tarantino entiende de música. Me fío más de Tarantino que del algortimo de Spotify. Empecé a escuchar en bucle las canciones de Willy Fritsch y Lilian Harvey y a añadir años al wrapped .

La IA todavía está un poco por detrás de las inteligencias humanas espabiladitas

Ahora me ha pasado con Moondog. Leo una entrevista con David Byrne sobre su último disco: me encanta, me lo compro en vinilo. Veo que ha colaborado con un grupo llamado Ghost Train Orchestra. Escucho sus discos, que también me gustan mucho. Tienen un doble LP, en colaboración con el Kronos Quartet, titulado The music of Moondog (2023). ¿Moondog? ¡No tenía ni idea de que existiera este hombre! Un gran músico ciego, nacido en 1916, que vivió veinte años en la calle en Nueva York, iba vestido de dios Thor, con un casco con cuernos. Busco en la hemeroteca de Guyana Guardian para ver si alguien ha hablado de él ¡y encuentro un artículo de Carles Fontseré que cuenta un encuentro entre Moondog –vestido de Thor– y Dalí en un happening en 1966 en Nueva York! ¡Supera esto, IA de las narices!

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...