Una buena dieta, hacer ejercicio, no fumar, evitar el alcohol, dormir bien, tener relaciones sociales activas, un propósito... Recetas para tener una larga vida hay muchas, aunque cumplir todos estos requisitos tampoco garantiza totalmente que acabes siendo una persona centenaria.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Bolonia afirma, sin embargo, que lo más fiable para asegurarte de alcanzar la centena o incluso superarla es contar con una parte importante del ADN de los antiguos cazadores-recolectores que poblaron Europa hace entre 9.000 y 14.000 años atrás.
Italia, una Zona Azul
Según explican en un artículo publicado en la revista GeroScience, analizaron la composición genética de más de 1.000 italianos, 333 de los cuales tenían más de 100 años, y la compararon con genomas antiguos de grupos prehistóricos como pastores de la Edad de Bronce, agricultores neolíticos de anatolia y grupos de Irán y el Cáucaso.
El estudio reveló que quienes alcanzaban los 100 años tendían a poseer más genes vinculados a los cazadores-recolectores (CRH) del Mesolítico en Europa occidental. Este antiguo grupo era el que habitó el continente europeo tras la Edad de Hielo y se caracterizó por su piel oscura, ojos claros y complexión robusta.
Esqueletos de dos individuos cazadores-recolectores
Su estilo de vida se centraba en la caza y la recolección de diversos recursos vegetales y animales como raíces, avellanas y ciervos, en un clima cada vez más cálido. El Hombre de Cheddar, que vivió en la actual Inglaterra hace unos 10.000 años, quizás es el ejemplo más paradigmático.
“Nuestros análisis demostraron por primera vez que los centenarios italianos (Italia tiene una de las mayores concentraciones del mundo de personas que viven 100 años o más) presentan una mayor afinidad con la ascendencia relacionada con la WHG, lo que sugiere que este componente genético preneolítico… podría ser beneficioso para la longevidad actual”, escriben los expertos en el artículo.
Lo más sorprendente, según indican los investigadores de la Universidad de Bolonia, es que ninguna otra ascendencia genética parece estar relacionada con una vida más larga. “Los mecanismos subyacentes a estos hallazgos deberán estudiarse más a fondo”, señalan, ya que no está claro cómo este ADN influye en la longevidad.
La caza y la recolección, que surgieron hace unos dos millones de años, han desempeñado un papel fundamental en la historia de la humanidad. Antes de que este fuera el estilo de vida dominante, los primeros humanos eran principalmente carroñeros, dependiendo de las sobras de los depredadores, además de recolectar plantas silvestres, insectos y miel.
Reconstrucción del Hombre de Cheddar
Los grupos de cazadores-recolectores solían variar en tamaño, desde una familia extensa hasta una banda más grande de no más de unas 100 personas. Se desplazaban con frecuencia, ya que necesitaban acceso a grandes extensiones de tierra para encontrar recursos.
En las personas estudiadas, por cada pequeño aumento en el ADN de cazadores-recolectores, la probabilidad de que una persona llegara a los cien años aumentaba un 38 por ciento. Esto era aún más contundente en las mujeres, que tenían más del doble de probabilidades.
Variantes seleccionadas en la Edad de Hielo
Los especialistas tienen una teoría. Sugieren que estas variantes se seleccionaron durante la última Edad de Hielo, cuando nuestros antepasados tuvieron que sobrevivir a condiciones extremadamente duras con recursos alimentarios limitados. Esos genes ayudaron a mejorar el metabolismo para procesar alimentos de forma más eficiente y fortalecer el sistema inmunitario para proteger al cuerpo del estrés relacionado con la edad.
A pesar de una transición generalizada hacia la agricultura hace unos 12.000 años, muchos comportamientos de los antiguos cazadores-recolectores han persistido hasta la época moderna: hace tan solo 500 años, aún existían en partes de Europa y en todo el continente americano grupos que mantenían este estilo de vida.
Dos miembros de la tribu hadza de Tanzania
Desde entonces, su población ha disminuido drásticamente y hoy en día quedan muy pocos ejemplos. El pueblo hadza del norte de Tanzania es uno de los últimos grupos que vive de esta forma tradicional. Se caracterizan por su profundo conocimiento de la naturaleza, un estilo de vida igualitario y un idioma único con chasquidos
En el mundo existen distintas regiones con una alta concentración de personas que viven vidas excepcionalmente largas y saludables, superando frecuentemente los 100 años. Estos espacios se conocen como Zonas Azules y se caracterizan por mantener unos estilos de vida específicos.
Los puntos más conocidos son Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Icaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica) y Loma Linda (California). Sus habitantes coinciden en mantener dietas basadas en vegetales, realizar actividad física habitual y tener un fuerte sentido de comunidad (se ha demostrado que la soledad es tóxica).


