Las sagas familiares que sustentan la cultura

Hogares creativos

Los Taché, los King, los Molina, los Sales-Bohigas, los Pla... Se dedican al arte, el cine, el teatro, la literatura o la música

Familia de galeristas Taché con la imagen del padre Carlos y sus dos hijos Pablo y Charly.

Charlie, Carles y Pablo Taché, fotografiados recientemente en uno de sus despachos

Mané Espinosa

Un abuelo que compraba cuadros en los Encantes dio pie a una de las galerías de arte más importantes de España gracias al impulso de su hijo que hoy continúan sus nietos. Un padre, una madre y dos hijos que escriben todos novelas de terror y fantasía que son traducidas en todo el mundo. Una nutrida red de escritores, editores, actrices y músicos a lo largo de cuatro generaciones. Una familia de cuatro actores que lo dan todo en el circo, el teatro, el cine y ahora la televisión. Un padre y una hija dedicados en cuerpo y alma al jazz. Una saga de tres generaciones de cantantes y actores en el cine... Son las historias de los Taché, los King, los Sales-Bohigas-Bonet-Gil, los Pla y los Molina. Para todos ellos, la creatividad es, simplemente, una tradición familiar.

1. Los Taché

De los Encantes al mundo

Eso de que de casta le viene al galgo no encaja bien en la historia del galerista Carles Taché (78). O sí, pero de una forma inesperada. Su padre, portero del cine Montecarlo, destinaba todo el dinero de las propinas en comprar y vender en los Encants cuadritos humildes con los que forró las paredes de la casa familiar. “Se educó a si mismo y tenía una percepción del arte muy nítida. En cierto modo creo que lo que hice yo fue cumplir su sueño, habría sido un buen marchante, pero reaccioné matándolo: en contra de sus gustos, yo solo tenía ojos para la contemporaneidad, Miró, Tàpies, Rothko...”, recuerda. Claro que de eso su padre no fue el único responsable. Algo tuvieron que ver también su TDAH y su dislexia. La abstracción se acomodaba mejor a su cabeza.

Pablo, Carles y Charlie Taché

Pablo, Carles y Charlie Taché

Mane Espinosa

Taché no acabó sus estudios, pero con 13 años visitó la histórica exposición de Picasso en la Sala Gaspar de la mano de su abuelo materno y tres años más tarde se coló en la inauguración del Museu Picasso y sintió que era aquel mundo, que le fascinaba, donde quería estar. El permiso, o mejor el empujón, se lo dio Tàpies. “Había publicado un artículo en varios periódicos en los que se refería a los marchantes como tenderos. Yo tenía 24 años. Lo llamé. ‘¿Te va bien mañana?’. Y quedamos a las cinco de la tarde. Por aquel entonces trabajaba en Cerámicas Reunidas como comercial. Yo tengo una base espiritual muy fuerte y conectamos bien. Al cabo de una hora, al despedirnos, me dijo: ‘¿Sabes una cosa, Carlos? Tú podrías ser un buen marchante”. A la semana siguiente llegó un cliente a comprar cerámica para una nueva sala de subastas que se iba a inaugurar y él, que se siente un elegido, se vendió a si mismo como director. Al poco le fichó un fondo de inversiones, Arte Europa, que le llevó a viajar por el mundo, y con 25 años empezó a comprar obras de Chillida, Hernández Pijuan, Miró...

En su primera galería, Artema, así la bautizó Joan Brossa, empezó a hacer las exposiciones que le habría gustado ver –desde motos a pintura flamenca–. Después se trasladaría a Consell de Cent, donde lo fue todo durante 31 años como galerista y activista cultural, y apostó por la calle México cuando los alquileres lo expulsaron de la galería de sus sueños. Ahora está en la calle Trafalgar. “He sido un hombre muy luchador, incluso conmigo mismo”. Sus hijos Pablo, 49 años, que llevó el estudio de Sean Scully en Nueva York, y Charlie, de 42, licenciado en Ciencias de la Comunicación, dan fe que el entusiasmo es contagioso. El arte va en el ADN, y ahora lideran un cambio generacional que apuesta por el mundo digital. “Yo no quería que vinieran a trabajar conmigo porque soy muy caótico, absorbido por la profesión, pero fueron ellos los que quisieron venir”. “Al final, en una galería siempre se da una relación familiar, ya sea entre nosotros o respecto a los artistas”, apunta Charlie, para quien la galería sigue conservando ese aspectos emocional heredado de su padre, así como una serie de valores que existen en pocos negocios y que “enganchan mucho”. “Aquí, existe la palabra, ¿sabes? No necesitas un contrato, tu palabra ya sirve. Para mí eso es mágico”, concluye Charlie.

2. Los King

Reyes del terror y la fantasía

Stephen King, su esposa Tabitha y su hijo Owen

Stephen King, su esposa Tabitha y su hijo Owen

The Washington Post via Getty Im

Las hermanas Brontë, los Machado, los Mann... Son muchas las familias en las que el amor por las letras se contagia y pasa de generación en generación. En la actualidad, uno de los linajes de escritores más influyentes lo forman los King. El patriarca, Stephen, bautizado por el público como el rey del terror, ha vendido a lo largo de su carrera más de 500 millones de ejemplares, entre los que destacan It , Carrie o El resplandor . Su esposa, Tabitha, no se queda atrás, pues también le ha picado el gusanillo del horror con obras como Small world o Survivor . Este año ha llegado a librerías su primera novela traducida al español, Voces del silencio (Minotauro), finalizada tras la muerte de Michael McDowell. El matrimonio tiene tres hijos, de los cuales dos han heredado el talento de sus padres: Joe Hill y Owen King. El primero, además de ser afamado por renovar los géneros de terror, fantasía oscura y ciencia ficción, es también un gran creador de cómics, mientras que el segundo ha escrito también varios libros, pero su novela más famosa es Bellas durmientes , firmada junto a su padre.

3. Los Sales

Nisaga de poder literario

Horizontal

Maria Bohigas, con su madre, Núria Sales, fallecida en el 2023, y Aina Bonet 

Xavier Cervera / Propias

Pocas familias deben tener tantas ramas y raíces en el mundo editorial catalán como los Sales, con todo el peso de un escritor como Joan Sales (1912-1983), autor de Incerta glòria , además de editor y fundador de Club Editor junto a su esposa, Núria Folch (1916-2010). El bagaje pasó a su hija, la historiadora Núria Sales (1933-2023), quien lo transmitió a la suya, Maria Bohigas, quien se hizo cargo de la firma y la reflotó con grandes éxitos como los revulsivos libros de Eva Baltasar, los últimos de Joan-Lluís Lluís o el renovado impulso de Mercè Rodoreda o Jesús Moncada, entre tantos otros, y que en el 2021 publicó la traducción de Núria Sales de Història de dues ciutats de Charles Dickens ilustrada por la hija de Bohigas, Aina Bonet, quien a su vez lleva el sello infantil L’Amiga Imaginària, para el que escribió El gran viatge . También ha ilustrado la nueva traducción que Bohigas ha hecho de Els miserables de Victor Hugo. La línea literaria Sales se mantuvo también con Francesc Sales (1947-1995) –tanto como autor como editor– y, grosso modo, con el cantautor punk Pepe Sales (1954-1994), primos de Núria Sales, y la sigue hoy el hijo de Francesc, Martí Sales, autor de obras como La cremallera o Aliment , además de haber formado parte de la banda punk Surfing Sirles y ser traductor entre otros de John Fante. Pero la madre de Martí, Eulàlia Sariola, también es ilustradora y traductora del hebreo, y por su rama familiar el arte fluye hasta a los hermanos Gil –sobrinos de su hermana, y primos segundos de Martí–, ya sea la actriz Ariadna Gil como sus hermanos Albert y Ricard, músicos de los Brighton 64, pero también escritores: Albert ha publicado obras como Pista lliure (Pagès), y Ricard (o Ricky) libros como Bola y cadena (Milenio) o el reciente Qui toca aquesta nit? (Rosa dels Vents/Milenio), además de traducir autores como Patti Smith (acaba de salir El pa dels àngels en Club Editor) o Patrick Radden Keefe.

4. Los Travy

Payasos, saltimbanquis y actores todo terreno

Travy

La familia, reunida sobre un escenario 

Clàudia Serrahima

La familia Pla Solina, formada por Quimet y Núria, los padres, y Oriol y Diana, los hijos, son un ejemplo de la vida en el escenario. Quimet Pla fue fundador de la compañía Comediants y Núria Solina lo fue de Picatrons y del Circ Cric. En 1996 el matrimonio decide crear su propia compañía, Tot Terreny, a la que se acabarán incorporando sus hijos, Diana y Oriol. La culminación de la familia artística llega con la obra Travy, un encargo del Teatre Lliure a Oriol Pla, que estrenaron los cuatro en el 2018 y no han dejado de representar intermitentemente desde entonces. Travy es su nombre artístico como familia ídem, en la que cabe todo, desde el teatro al clásico macarrónico, el clown, el mimo, el circo, la danza y la música, es decir, casi todas las artes escénicas. Con muchos premios en su haber, el máximo galardón lo ha recibido recientemente Oriol Pla, Emmy Internacional, por su papel protagonista en la serie Yo, adicto, de Javier Giner, en la que sus padres también aparecen en pequeños papeles.

5. Los Fumero

Todo ese jazz

Los Fumeros, padre e hija

Los Fumeros, padre e hija

SEED MUSIC

Cuando Horacio Fumero llegó a Europa proveniente de Argentina ni siquiera sabía dónde había atracado el barco, una Barcelona en la que construyó su larga carrera jazzística, donde se convirtió durante años en acompañante de Tete Montoliu. La unión duró hasta 1997, cuando el gran pianista falleció y el músico de Cañada Rosquín emprendió su carrera en solitario, alumbrando temas como el emblemático Carancho. También dio luz, en 1991, a la pequeña Lucia, que con dos años ya se encaramaba a donde fuera para tocar las teclas de un piano que le ha acompañado hasta el presente. Padre e hija hicieron de la música su pasión y su oficio, una conexión forjada en las cuatro paredes de la casa familiar que se transformó en disco en el 2023, Los Fumeros , que recogió las influencias del jazz y la música latina por las que ha navegado esta pareja musical.

6. Los Molina

“Soy artista...”

Ángela y Olivia Molina

Ángela y Olivia Molina

LV

No solo en el mundo de la actuación ha dejado huella el clan Molina, una de las sagas de artistas más reconocidas de España. El patriarca, Antonio Molina, tenía una voz prodigiosa y dejó constancia de ello en temas como Soy minero o Cocinero, cocinero , que enaltecieron oficios humildes en la España de mediados de los años cincuenta. Soy minero la cantaba precisamente en la película Esa voz es una mina (1955), una de tantas que interpretó y en la que su voz era el principal reclamo. Su hija Ángela, la tercera de los ocho hijos que tuvo con Ángela Tejedor, fue la primera en seguir sus pasos. En sus inicios se dedicó a la canción y al baile y trabajó con directores de la talla de Luis Buñuel o Manuel Gutiérrez Aragón, convirtiéndose en una de las actrices más representativas de la transición española. A sus 70 años, se ha forjado una carrera plagada de éxitos y acumula numerosos premios, como el Goya de Honor. Su hija mayor, Olivia, representa la tercera generación de la dinastía. Debutó en la serie Al salir de clase y desde entonces no ha parado de encadenar proyectos. Madre e hija han colaborado juntas en la serie de ciencia ficción La Valla . Micky Molina, hijo de Antonio, también ha sido actor y hace poco probó fortuna como director. Su hermana Mónica hizo sus pinitos como actriz, pero se decantó luego por la música. Igual que Paula, que debutó en el cine de la mano de Fernando Trueba en Ópera Prima . El benjamín Noel Molina, es el más desconocido. Se ha dedicado a la música como compositor y productor.

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