Quentin Dupieux, maestro del cine surrealista, firma con El segundo acto una de sus películas más interesantes y maduras. A través de una propuesta metafílmica, el director francés convoca a Léa Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel y Raphaël Quenard en una divertida historia de enredos amorosos como protagonistas del rodaje de una comedia donde ficción y realidad se funden jugando al despiste con el espectador. En los diálogos, la mayoría alrededor de una mesa de un restaurante en medio de la nada, saltan temas como el narcisismo de los actores, la cultura de la cancelación o el daño que tanto la inteligencia artificial como las plataformas de streaming están causando al arte. Todo ello aderezado con la torpeza de un camarero tan nervioso que no atina a servir el vino en unas copas.
